Llegué a clase, y allí estaba él. De espaldas mirando al infinito, su pelo rubio oro caía sobre sus ojos azules, yo solo quería abrazarle, besarle, pero sabía que no podía por mucho que me dijera Almudena, por mucho que me dijera Ana, no estaba preparada. Yo entendía que era raro que se hubiera venido a España a estudiar teniendo él su vida en Los Ángeles. Sabía que preguntaba mucho por mí. Pero de ahí a besarlo...
Y de repente se dio la vuelta. Me miró. Se acercó lentamente para abrazarme, me besó en la mejilla.
-¿Cómo sigues?- Preguntó mientras me miraba de arriba abajo. Y no me molestó, ya que mi aspecto era horrible, llevaba sin descansar desde que pasó lo del accidente y sin comer casi.
-Bien-. Sonreí.
-¡Que mentirosa!- Y él sonrió también.- Venga súbete a la moto, que sé que todavía no has ido a un lugar al que debes de ir, acuérdate de mi amigo Josh.
"Josh, uno de sus mejores amigos. El mejor amigo que se puede tener, siempre dice Erick. Se conocieron de casualidad, iban al mismo colegio y los veranos los pasaban tomando el sol en la playa y bañándose en la piscina. Pero enfermó. Para todos fue un golpe muy duro cuando le dieron semanas de vida a Josh. Erick no se separaba de él, pasaban las horas de hospital jugando, riendo y ligando con las enfermeras. Pero todo se aceleró, y Josh se puso cada vez peor, hasta que un día el juego terminó llamando al médico." Cuando me lo contó con lágrimas en los ojos, yo no supe reaccionar, no supe que decirle y aunque ahora sí sabría que decirle, no podría consolarle, porque ese dolor tan grande no se consuela.
Nos pusimos el casco y subimos en la moto. Arrancó y fuimos dirección al cementerio. Fue cuando aparcamos la moto, cuando pensé, cuando reaccioné, cuando mi corazón se puso a mil. No podía respirar, pero disimulé. Me dolía el pecho y la cabeza. Todo iba rápido. Demasiado rápido para mi cuerpo.
Erick me cogió fuerte de la mano y entramos. Buscamos la tumba de Ángel y allí estaba. Nos rodeaba un gran silencio, los pájaros cantaban a lo lejos, y de vez en cuando pasaban amigos, familias de personas que ya no estaban, que se habían marchado.
Pero de pronto todo se nubló, sentía mucho frío, sudaba, las piernas no las sentía, y de pronto desperté en el hospital.
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La fuerza de las manos: Los Ángeles de Granada
Teen FictionLana es una chica nómada, pero decide por un tiempo echar raíces en la tierra donde la vio nacer. Pero aquí le pasarán una serie de acontecimientos que cambiaran su forma de vivir. La muerte de su mejor amigo hace que todo lo vea de diferente manera...