Capítulo 1.

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Sonaba el despertador y tenía que ir a trabajar, era jueves y supuestamente libraba, pero le había convencido a mi jefe para que me cambiara el día para mañana ya que era mi cumpleaños. Mi jefe es un amor y me había dicho que no fuera hoy a trabajar y que me tomara los días libres hasta el lunes. Pero yo había insistido y le dije que no, que iba a ir hoy y librar solo mañana, y como era viernes podía salir con mis amigas como lo teníamos planeado y también descansar el fin de semana.

Paré el despertador y vi como mi novio Lucas seguía durmiendo con la boca abierta.

Me levanté y me fui al baño a darme una ducha, vestirme y arreglarme. Cuando ya estaba lista desperté a Lucas.

– Lucas, me voy a trabajar. – le dije mientras él me miraba con un ojo abierto y el otro cerrado. 
– ¿Qué hora es?.– me dice con esa voz ronca que se le pone al despertar.
– Son las 8 de la mañana. – le dije mientras me ponía la chaqueta y cogía las llaves del coche.
– Está bien. ¿A qué hora sales?.
– Hoy saldré más temprano, los jueves no hay mucho trabajo, por cierto, últimamente me haces muchas preguntas sobre los horarios. ¿A qué se debe eso?.

De repente su cara cambió de forma por completo, se tensó y se puso un poco nervioso.

– N-no n-nada. Es solo que me gustaría saber a que hora llegas para tener la comida preparada, solo por eso. – Me respondió casi tartamudeando.
– Ah, bueno, tengo que pasar también por casa de mi madre y hacer unos recados así que no sé a que hora llegaré pero intentaré llegar lo antes posible. – le dije dándole un beso en los labios.
– Está bien, ¿y no hay tiempo para uno rapidito?. – Me dijo mientras me agarraba del brazo y me tiró hacia la cama.
– ¡No!, llego tarde y tengo que conducir 20 minutos. – Le dije levantándome de la cama.
– Okey, no te preocupes, otra vez será.
– Tranquilo que está noche puede ser la noche. – Le dije mientras salía de la habitación.
– Seguro que no. – Escuché y entonces retrocedí.
– ¿Cómo?. – Dije algo confundida.
– Pues eso que ya no lo hacemos como antes, nunca tienes ganas o no tienes tiempo.
– No es eso, es solo que estoy muy cansada y solo me lo propones cuando tengo que irme a trabajar o cuando llego del trabajo, y yo necesito descansar.
– Yo no tengo la culpa de que nuestros horarios de trabajo no sean compatibles.
– Yo tampoco tengo la culpa, así que se acabó la discusión. Llego tarde y sabes que no me gusta discutir.
– A ti no te gusta nada ya.
– ¿Sabes qué? Yo no estoy para escuchar tus estupideces  así que mejor me voy.
– Yo tampoco estoy para escucharte a ti.
– ¡Que te follen!. – Le dije mientras salía de la habitación y pase de escuchar lo que él me había dicho.

No estoy para escuchar esas tonterías. Él ya no es el mismo de antes, sabía que salir con un niñato de 20 años solo me traería muchos problemas. Nuestra relación iba cada vez peor, a él solo le importa el sexo y yo soy más romántica. Él antes era más romántico al igual que yo, pero después se convirtió en sólo adicto al sexo y ya no le importaba los detalles románticos como antes. Quizá es porque yo últimamente estoy muy ocupada para tener sexo y él como es un chaval tiene las hormonas alborotadas, no lo sé. El caso es que yo no quiero darle siempre sus caprichos.

Voy conduciendo al trabajo y por el camino pienso en lo que me había pasado. Puede que yo tenga la culpa y debería de darle más de mi tiempo a Lucas para hacer cosas mas íntimas. Quizá debería de darle lo que pide después. Se que digo que no le cumpliría sus caprichos pero es que soy un poco bipolar.

Hasta el amanecer +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora