Capitulo 64

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Fuimos andando, no quedaba muy lejos de aquí. A unas manzanas.

Al llegar, suspiré y toqué la puerta. ¡Tenía tantas ganas de verlo!

La puerta se abrió, y allí estaba él. Le abracé con gran fuerza. Le había echado tanto de menos.

-Enrique: Mi pequeña –me abrazó con gran ternura- Mi princesa.

-Yo: Te eché mucho de menos –Dije con lágrimas en los ojos-

Me di cuenta, de que tras de mí estaban mis amigos.

-Enrique: Pasad –sonrió-

-Yo: Mira papá. Él es Manu –le señalé- Y él Alberto.

-Enrique: Encantado chicos, pasad que os pongo un refresco y me contáis.

-Lorena: ¡Y yo soy Lorena! –rió. Todos la miramos y reímos con ella- Eh, ¿Qué pasa? Alguien se olvidó de presentarme –me miró mal-

Yo le saqué la lengua y entré en mi antigua casa. Aquella casa que en la que había vivido antes de marchar hace unos meses. Mi casa de toda la vida.

Estaba algo sucia, llena de polvo. Se notaba que mi padre acababa de llegar.

Mis amigos se sentaron en el sofá, hablando con mi padre. Yo decidí subir a mi habitación. ¿Estaría igual que la dejé?

La escalera, los pasillos. Todo aquello me llenaba tan buenos recuerdos.

Me sonreí a mi misma y entré en mi habitación. Estaba igual.

Mi cama, mi armario, escritorio y posters. Cuadros, dibujos y fotos. Peluches, juegos y demás objetos que traían recuerdos de toda una vida en esta habitación.

Me senté en mi cama, y rocé con la yema de mis dedos la colcha. Esta colcha que siempre me había gustado. Noté algunas lágrimas salir, eran tantos recuerdos.

Escuché que alguien llamaba a mi puerta y la abría con lentitud.

Giré para mirarlo, era Alberto.

-Alberto: ____(tn)... -susurró mientras se acercaba- Me asustaste. No regresabas.

-Yo: Estaba viendo mi antigua habitación –sonreí-

Él me ofreció su mano y yo la acepté, me levantó con ternura y me abrazó.

-Alberto: Te adoro –besó me mejilla- Adoro la forma en la que te emocionas. La forma en que sonríes. O tus manías –rió- Es todo perfecto. Como tú.

-Yo: Oh Alberto... -reí sonrojada- vas a hacer que me ponga roja.

-Alberto: Ya lo estás –besó la punta de mi nariz-

Reí como una auténtica tonta. Nerviosa, soltando pequeñas risas. Mientras estaba roja.

Entonces sentí unos pasos en la puerta.

-xXx: Oh... -susurró-

Alberto y yo nos separamos, allí estaba él. Él, la razón de mis días y mi vida. Él, el que me enseñó a amar. Él, mi corazón. Él, solo él.

Me miraba, clavaba su mirada en mis ojos. Esos profundos ojos color miel. Tan preciosos como él mismo.

Me acerqué con lentitud a él, él se acercó con lentitud a mí. No apartábamos nuestra mirada, se mantenían en nuestros ojos.

Llegamos, él estaba cerca, muy cerca. Esto era real. Él estaba aquí y no era un sueño, como tantas veces soñé.

-Yo: Justin... -susurré-

Le abracé, sin dejar que él hablara. Sin dejar que él hiciera nada. Necesitaba tanto ese abrazo. Él me siguió el abrazo. Pasó sus manos de mi cintura a mi nuca, acariciándome el cabello.

-Yo: Justin... -susurré mientras las lágrimas caían de mis ojos-

Él se separó, tenía sus ojos llorosos.

-Justin: Shh... -puso un dedo sobre mis labios y sonrió. Sonrió con su perfecta sonrisa, esa que hacía volverme loca- Estoy aquí –Dijo al fin-

Le volví a abrazar con fuerza. Él estaba aquí. Él estaba a mi lado. Había venido a verme.

Me separé de él, recordé que Alberto también estaba y presenciaba la escena con no cara de buenos amigos.

-Yo: Justin, este es Alberto –le dije en inglés. Me giré y miré a Alberto- Alberto, este es Justin.

Alberto levantó su mano, esbozó media sonrisa y comenzó a andar a la puerta. Pero chocó con Justin, ambos se miraron desafiantes. Alberto se fue.

-Justin: Así que... ¿Este es Albertito?

-Yo: ¿Albertito? Alberto.

-Justin: Bueno, yo le digo Albertito –sonrió mientras se encogía de hombros-

-Yo: Siempre andas poniéndole motes a mis amigos. Que sí a Bob, bobo. Ahora a Alberto, Albertito –reí-

-Justin: No, te equivocas, le pongo motes a tus pretendientes –sonrió de nuevo-

-Yo: Alberto no es mi preten...

-Justin: Sí –me interrumpió- Pero bueno, no quiero hablar del mierdas ese.

Le miré mal, él sin embargo pasó su mano por mi cintura y ambos caminamos hacia el salón, donde se encontraban todos.

Allí, Lorena al ver a Justin se tapó la boca reflejo de la sorpresa. Mi padre me sonreía, cómplice de esto. Manu frunció el ceño y Alberto me esquivó con la mirada. ¿Estaría enfadado conmigo?

Me senté en un sillón, con Justin. Era un sillón individual, pero él insistió en que me sentara encima de él.

-Justin: Te quiero –susurró en mi oído-

Sonreí y le abracé con ternura. Le tenía a mi lado. ¡Por fin!

Tras hablar un poco más con mi padre, decidimos salir a dar una vuelta, sin él, obviamente. Quería enseñarle a Justin un poco más la ciudad.

Justin a todo momento me cogía de la mano con fuerza. Y cuando Alberto me hablaba o intentaba decirme algo, Justin me pegaba a él, dando señal de que era de él.

-Alberto: ____(tn), tengo las llaves en tu casa.

-Justin: ¿Qué dijo? –Me preguntó en inglés-

-Yo: Que tiene las llaves en mi casa –respondí en inglés-

-Justin: ¿Este no tiene casa? –rió- ¿Siempre está en la tuya? –le miré mal-

-Alberto: ¿Qué demonios estaba diciendo? –Me preguntó, refiriéndose a Justin-

-Justin: ¿Qué ha dicho ahora? –Me preguntó-

¡Me querían volver loca!

-Alberto: Eh tú, lo que tengas que decir, dilo en español –empujó a Justin-

-Justin: ¿Quieres pelea, bonito? Te tengo ganas desde que supe de ti –Le habló en inglés-

-Alberto: ¿Sabes? No entiendo nada de lo que dices, pero viniendo de ti, tiene que ser una gilipollez.

Entonces, Alberto se remangó las mangas y se acercó a Justin rápidamente, clavando su puño en la cara. Justin, no era para menos y se abalanzó sobre Alberto, repartiendo sus correspondientes golpes.

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espero que les guste el capitulo, comenten y voten, gracias por leer 

Where are you now? (adaptada )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora