Irene cerró los ojos mientras se mordía el labio inferior cuando Xana apretó los músculos de sus hombros para rebajar la tensión. Cierto era que el combate de aquella noche no le había llevado al límite de sus fuerzas, y también era cierto que casi había gastado más energías en el castigo de la venezolana que en el combate, pero aun así era una auténtica delicia tener a las expertas manos de Xana a su disposición para darle un merecido relax.
Por si esto fuera poco, Irene, como era normal, se había desnudo del todo para recibir el masaje, pero también la asiática se había liberado hasta de la última prenda de ropa, mostrándose las dos totalmente desnudas, Irene tumbada boca abajo sobre la cama y Xana, colocada sobre las nalgas de la vencedora de la noche, apoyando su sexo empapado sobre ellas mientras la daba un dulce masaje sobre sus hombros ante el que la muchacha gemía de placer llenando de satisfacción a la entrenadora.
Xana fue recorriendo todo el cuerpo de su discípula, centrándose especialmente en los costados de Irene, sobre los que aún se podían ver con claridad los arañazos de Dulce. Pese a que apenas le dolían ya, Xana los mimó con especial interés pasándoles primero la lengua por encima y después dándole suaves besitos, no parando hasta que a Irene se le puso la piel de gallina después de soplar sobre la saliva en un par de ocasiones.
- ¿Te parece que la recompensa que te estoy dando está bien? -preguntó la asiática mientras presionaba suavemente las vértebras de la chica, una a una, con una exquisita delicadeza.
- Sí -dijo Irene alargando la i para que supiera que lo estaba gozando.
- Hoy seré tu asistenta, no tu entrenadora, pídeme lo que quieras y te lo concederé -dijo Xana, entregándose de forma total a su amante.Irene comenzó a sentir un gran calor en su interior mientras se giraba lentamente para observar el cuerpo de Xana. La idea de que cada vez que saliera victoriosa de un combate Xana la recompensara de aquella manera hizo que Irene se plantease en aquel momento convertirse en luchadora para siempre, pensamiento que se hizo aún más sólido cuando pasó sus manos por los duros costados y abdomen de Xana, para ir subiendo hasta sus pechos, que amasó con fuerza. Los senos de Xana no tenían nada que ver con los de Dulce, que eran los más cercanos en el tiempo para comparar, los de la asiática eran tan suaves como los de la venezolana, pero en cuanto a dureza y tamaño no tenían nada que ver, los de Dulce eran grandes y cuando estaban fuera de su sujetador caían bastante mientras que los de Xana, siendo más pequeños estaban mucho más duros y permanecían en el mismo sitio con o sin sostén.
Irene estaba muy contenta con el cuerpo de su amante y más aún cuando esta le había manifestado su deseo de entregarse a ella durante toda la noche. La joven jugueteó con los pechos de la asiática, especialmente con sus erectos pezones oscuros que se pusieron erguidos en cuando Irene los acarició un poco con las yemas de sus pulgares.
La joven luchadora pudo notar como el corazón de Xana latía cada vez con más fuerza debido a la excitación, al igual que notaba el empapado sexo de la asiática sobre su abdomen subiendo y bajando lentamente y de forma casi imperceptible para estimular su clítoris. La joven agarró las nalgas de su entrenadora con las manos para obligarla a subir y bajar con mayor intensidad. Irene adoraba sentir los fluidos de Xana sobre ella, le gustaba el olor, el sabor y la textura que estos tenían, y en aquel momento lo que más deseaba era ver el rostro de su entrenadora contrayéndose de placer.
Los pezones de Irene también reaccionaron rápidamente cuando las fuertes manos de la asiática los atraparon y toquetearon hasta que se pusieron duros, momento en que Xana comenzó a amasarlos con más fuerza y a inclinarse para lamerlos, chuparlos y morderlos. Como siempre que Xana manipulaba con excesiva dureza sus senos, la muchacha comenzó a gemir un poco de dolor, ante lo que la asiática empleó su solución habitual; llevar sus expertos dedos a la empapada vagina de la joven para toquetearla y llevarla al paraíso con sus rápidos deditos, haciendo que Irene olvidase casi de forma instantánea el dolor que había sentido tan solo unos segundos antes.
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Irene la luchadora
General FictionRelata la historia de Irene que está en Barcelona estudiando su carrera de derecho cuando se entera de que sus padres pasan por problemas económicos, con lo que la chica se presenta a una oferta de empleo poco convencional...