Emma y el Italiano --Editando--

Cap 18. Aprender a ser fuertes

Ignazio y las chicas fueron a ver los bebés mientras trasladaban a Emma a una habitación especial.

Nicole: Son hermosos

Ignazio: Sí son bellísimos

Alice: Tan pequeños y tiernos

Ignazio: Iguales a ella -dijo cabizbajo, mientras se limpiaba las mejillas-

Sara se le acercó y lo abrazó.

Sara: Tranquilo Nacho, todo estará bien, nosotras estamos aquí para ustedes y ella es fuerte, ella no los dejará porque ustedes son su vida

Las demás se acercaron para un abrazo grupal, luego Ignazio fue al despacho del doctor mientras las chicas veían los bebés y llamaban a Amalia para informarle lo sucedido. Él tocó y luego del respectivo «adelante» pasó.

Ignazio: Doctor, ¿Podría decirme la verdad, qué pasará con mi esposa?

Doc. Alex: Como sabe está en coma, puede reaccionar pronto, dentro de unas horas, días meses años como permanecer así, pero háblenle, ella los puede escuchar y tal vez eso la impulse a regresar, lo lamento de verdad

Ignazio: ¿La puedo ver?

El doctor asintió y lo guió a la habitación de Emma, y luego se retiró para darle privacidad.

En la habitación de Emma

Ignazio entró y la observó desde la puerta, tenía la cabeza vendada, y los brazos rasguñados, estaba tan calmada que parecía dormida.

Él se acercó poco a poco, buscó una silla y la colocó al lado de la cama, tomó su mano y empezó a hablarle.

Ellos pasaban horas platicándole sobre los niños con la esperanza de que ella respondiera de alguna manera.

A ese ritmo pasaron algunas semanas hasta que se hizo el mes, las chicas la visitaban todos los días y se ocupaban de la clínica y aunque no tenía mucha experiencia hasta del restaurante de Ignazio ya que él no estaba para nada que no fueran sus hijos y su esposa.

En ese tiempo, los padres de él regresaron al país para ayudarlo con los niños y darle apoyo moral, al igual que hacia su suegra. Él no perdía la esperanza que ella regresara en cualquier momento.

Alice y Sara habían descubierto que iban a ser madres, la segunda con un mes de diferencia de la primera.

Una tarde y con el consentimiento del doctor de Emma y el pediatra de los bebés Alice y él los llevaron a la habitación de ella.

Ellos se acercaron a Emma, uno de cada lado con un bebé en brazos.

Ignazio: Hola cielo, perdona que no te traje a nuestros hijos antes pero no fue hasta ahora que los doctores nos dieron  permiso, Alice también está aquí, mira -le acercó el bebé al pecho- él es Alonzo y al igual que Alessandra tiene algo de los dos, tienen tu pelo, mis ojos, tu nariz y tu boca y mi color de piel

Alice: Hola Emy, mira ella es Alessandra -imitó la acción de Ignazio- despierta ya mujer y deja de ser floja, todos amamos y cuidamos de tus hijos pero no es como si lo hicieras tú que eres su madre

De repente, Emma abrió los ojos.