Capitulo 18

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Niall


Me separé inmediatamente de ella en el momento en el que las mariposas me llenaron. Todavía no comprendía lo que había pasado con Taira; pero al estar con _____ no me importaba mucho.
- Te llevó a casa- le dije nervioso. Negó con la cabeza mientras se daba la vuelta para caminar.
- Me queda cerca- sonrió- ve a casa, después te asaltan y me siento culpable
- No me asaltarán- le sonreí- vamos, te llevo a casa..
- No, Niall- se dio la vuelta para mirarme- no te molestes, debes estar cansado, en serio.. Ve a casa- sonrió. Venga ya, no me podía resistir a aquella sonrisa. Me dio un beso en la mejilla y desapareció corriendo de allí. 
Sonreí como un idiota todo el camino a casa. Siempre era un idiota, pero ahora era un idiota que le gustaba una chica. Dios, ¿en serio? ¿me gustaba ____?
No me podía negar. No solamente me gustaba; si no que me tenía pensando en ella. Antes eso no lo lograba, antes ella era un cero a la izquierda para mi, pero.. ¿que hizo que cambie de opinión?
Quizás fue la manera en la que no era como yo lo creí. Probablemente la antigua _____ se hubiera comportado de una manera inútil con sus amigos en la mesa aquella tarde; pero la nueva mantuvo la compostura y los miró feo, y tuve la sensación de que lo hacía porque yo estaba allí, pues antes.. ni siquiera le hubiera importado.
Y así esperaba que yo signifique tanto para ella como ella para mi.
Entré a mi casa y cerré la puerta detrás mío. La música de Elvis se escuchaba desde la cocina; raro. Hace mucho tiempo que eso no ocurría. Desde el accidente. Para mi mayor sorpresa, mi mamá no estaba y era mi papá quien cocinaba. Abrí los ojos como dos platos y me senté en una de las sillas tomando un vaso de jugo.
- Hola- sonrió. Alcé la mirada algo asustado, ¿realmente era mi vida? Levanté una ceja sin contestar nada; no quería ser un malcriado, pero todo eso me resultaba realmente raro.- ¿como te ha ido hoy día en el colegio?- nuevamente. Eso había sido peor. Tragué saliva preocupado; o quizás no preocupado, si no asombrado, pero de una manera asustadiza.
- Bien- dije sin mucho interés. En mis palabras; no en las suyas. Pues analizaba lo que decía como un psicólogo del FBI.
- ¿Porque sonríes de esa manera?- preguntó después de un rato. Inmediatamente mis mejillas tomaron un color rojo. El hombre de cabellos rubio a quien decían ser igual a mi dejó lo que cocinaba dentro de un plato; salchichas. Claro, era papá. No podría hacer algo mejor. Me dio un pequeño empujón en el hombro para molestar y esbocé una sonrisa. 
Momento padre e hijo hace muchísimo rato; me gustaba.
- ¿no me dirás?- insistió. Lo miré durante un rato y llené mi vaso de jugo nuevamente para no concentrarme mucho en él.
- Me gusta una chica- contesté después de varios segundos. El se giró divertido y me ofreció una salchicha; negué con la cabeza. El simple hecho de ver a los amigos de ____ comer me había dejado satisfecho. Parecían animales. 
- ¿Y cual es su nombre?- preguntó mientras se sentaba a comer. Dudé durante unos segundos.
- _____- dije finalmente. 
<<¿y que hay de Taira?>> preguntó mi cerebro en ese mismo instante, a lo que mi corazón le contesto <<¡cállate!, ¡a nadie le importa!>>
- ¿y es bonita?- rió. Esa sonrisa de idiota nuevamente aparecía en mi rostro, mis mejillas me delataban más de lo que mis manos cuando tenía frío y temblaba.
- Es hermosa- suspiré. 
- ¿Y ella gusta de ti?
- No lo creo- agaché la mirada- hoy eh ido a comer con ella... Pero sus amigos se colaron 
- ¿sus amigos?- preguntó confundido.
- Si.. son raros, parecen sus papás, están siempre con ella, y cada vez que nos ven juntos se entrometen
- Bien, pero tu sabes que no debes buscar pelea
- Lo se, papá. 
- Bien.. Así me gusta- sacó otra salchicha, pero está vez le puso mayonesa por todos lados.
- ¿Donde está mamá?- le pregunté cuando me levantaba del asiento para irme. El miró su reloj. 
- Debe estar con sus amigas- sonrió. Cada vez salían cosas más raras. Le sonreí intentando no darle importancia y salí de allí.
- ¡Niall!- exclamó mi papá antes de que suba las escaleras. Me di la vuelta y volví nuevamente hasta allá sin ánimos. Lo encontré divertido comiendo otra salchicha.
- ¿venga?- pregunté. El alzó la mirada para confirmar que yo me encontraba allí.
- te amo, Hijo- sonrió. Algo en mi se incendió y una sonrisa aún más grande me avisaba que todo estaba bien; la vida se sentía bien porque yo seguía subiendo.
Le sonreí de vuelta.
- Yo también te amo, papá.

Y tu... Crees en la magia? (Niall Horan y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora