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En todo el trayecto, no se detuvo a observar el cielo, así que lo hizo. El firmamento estaba acompañado de millones de estrellas pequeñas, MinGyu creía que podría tocar algunas si saltara con esfuerzo. Y lo hizo. Corriendo siguió entrando al maizal, llevándose maíces por delante, mas no le importaba; él quería alcanzar a las estrellas con un gran salto. Hasta parar en seco.

—¿¡Qué me sucede!? —preguntó con un poco de bronca, agitado por las corridas.

El pequeño enfado que tuvo desapareció, con tan sólo mirar las estrellas que le danzaban desde aquel paraíso, seduciéndolo para que siguiera corriendo por ellas.

maizal + meanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora