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La picazón lo visitó de nuevo, interrumpiendo así su corrida. Se sentó en la tierra para rascarse cómodamente, si es que podía. Fue cuando se dio cuenta de la corazonada inquietante que se cargaba. Tocó el parche de su camiseta, sintiendo de alguna forma, que su corazón estaba en apuros —exceptuando sus largas corridas—. Tenía miedo, ¿de qué? No lo sabía. Pero lo tenía. El miedo estaba carcomiendo su pecho, subiéndole a la cabeza. MinGyu miraba para todas partes, sintiendo una presencia y, juraba por su mascota, que no era éste.

maizal + meanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora