Capítulo 8

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Luego de la radiografía y un raro análisis de mi respiración, salí del cuarto con la radióloga. Fuera me esperaba un chico de un metro setenta quizá, pelo marrón y ojos azules que no parecían muy reales, pero eran demasiado perfectos. Él estaba apoyado en la pared distraído tanto que cuando abrí la puerta, me vió y no supo que hacer. Debía de estar en otro mundo. Sacudí mi mano frente a su rostro y volvió de su mundo de droga y unicornios.

- Hola, soy Justin. La directora me asignó para mostrarte el lugar y tu cuarto, así que...

Justin acercó su mano a mi para que la tendiera, la cual acepté con seguridad. Nos sostuvimos la mano un segundo y luego empezamos el recorrido. Caminamos por un largo pasillo gris con puertas donde se leía 'Psicóloga' 'Enfermería' 'Médico' y así. Debía ser el pasillo de profesionales o algo así.

- Lo adivinaste. Se llama así: el pasillo de profesionales. - dijo él.

¿Qué? ¿Había adivinado lo que estaba pensado?

- Tranquila, es un aparato que nos ponen para curarnos o algo así. Ya te lo pondrán.

Respire aliviada. Al menos no era un extraterrestre o algo así.

Caminamos un poco más y llegamos a una puerta en la que se leía 'Comedor'. Justin abrió esta y entré a un salón increíblemente grande como para mil personas. Las sillas eran de plástico negro en las que había seis por cada mesa al igual negra. Más allá había una barra donde había bandejas y si seguías esta, llegabas a donde creí que se servía la comida.

- Bueno, lo único que debes saber de este lugar es que como acá también vienen personas con desordenes alimenticios, nos hacen comer todo y no puedes repetir.

Salimos del comedor y seguimos por el pasillo. En las paredes nos encontramos fotos, muchísimas fotos. Arriba se leía en grande 'Nuestros graduados'.

- Esos son la gente que logró recuperarse. Ponen tu foto ahí. Pero si te vas después de los dieciocho por tu cuenta y sin alta, no te ponen.

Asenti deseando algún día estar ahí. Luego entramos a una sala en la que parecía una sala de estar, pero gigante.

- Acá es donde pasamos las tardes, pero de a turnos y grupos. Luego te daré el horario y entenderás.

Ahí había sofás y unas sillas donde se podía ver el jardín de afuera. A la izquierda, en unos estántes había revistas, juegos y libros de hace como tres décadas.

Más tarde recorrimos el gimnasio, el salón de ropa y la biblioteca. Como una hora o dos después de conocer a Justin, llegamos a los cuartos. Paramos en el número doscientos tres.

- Y bueno, este es tu cuarto - revisó sus bolsillos y me dio mi horario-. Mi habitación es la ciento noventa y ocho, por si quieres visitarme. Y... nos vemos cuando me veas.

Justin acercó nuevamente su mano, pero yo le di un simple beso en la mejilla y entré a mi cuarto. En el había una cama de una plaza y media, una mesa de luz con su lámpara, una bombilla de bajo consumo en el techo y una alfombra en el piso. Encontre un aromario vacío con una nota que decía que valla al salón de ropa por mi uniforme y una puerta. La abrí y me encontré un baño. Un inodoro, un lava manos con jabón liquido antibacterial, cepillo de dientes, dentrifico, una ducha y los jabones para el pelo. No encontré maquinas de afeitar ni ningún objeto cortante para rasurarme. Oh, no. Además, todo el cuarto era de metal, al parecer alguien se había clavado una astilla o algo así. Me tiré en la cama y leí mi horario.

"Grupo: C.

Horario:

9am. sonada de alarma.

9:30am. desayuno en el comedor.

10:15am. biblioteca.

10:45am. gimnasio.

12pm. almuerzo.

1pm. clases.

6pm. merienda.

7pm. salón de estar.

9pm. cena.

10pm. hora de dormir.

Días martes 5pm. llamada a familiar o amigos de 15 minutos.

Días sábados 3pm. revisación y depilación

Domingos: días libres.

Alumnos nuevos luego de vestirse ir a 'Estilo' "

Si que mis días iban a ser ocupados. Sobre las clases, ¿Donde serian? Justin no me mostró ningún salón de clase. Mire la hora en el rojo reloj de pared. Eran las 5:30pm. Faltaba media hora para la merienda, así que decidí ir en busca de mi ropa.

Salí y me encontré a varios adolescentes llendo de acá para allá respecto a sus horarios. Llegué a mi destino y entre sin golpear. Me encontré a una mujer de unos treinta años viendo una revista de moda.

- Hola, vengo por mi ropa.- dije llamando su atención.

- ¿Nombre? - dijo sin dejar de mirar lo que tenía en manos.

- Clara Life. - ella dejó la revista en el escritorio.

- Claro, te estaba esperando.

Caminamos por miles de perchas con nombres pegados con cinta, hasta que apareció el mio. La mujer me dio mi uniforme y me puso algo en el oido.

- Es para escuchar lo que piensan los demás, parte del tratamiento.

Asenti y me dirigí a mi cuarto. Dentro, investigue todo en busca de alguna cámara. Detestaba que me mirasen. Las encontré bajo la lámpara de mesa del cuarto, pero no había nada en el baño, por lo que fui a cambiarme ahí. El uniforme era una pollera gris de tablas bonita, una chomba color albarrioque claro y unos zapatos negros con un taco de tres dedos. Me lo puse y me mire en el espejo. Mi pelo largo y ondulado hasta la cintura me estaba aburriendo. Decidí cortarlo, pero no tenia con que.

Salí y entre en una puerta que decía 'Estilo' y golpeé. Me abrió un hombre de unos veintipico de años muy elegante.

- Hola, cariño, que bueno verte, pasa.. dijo él con acento italiano.

Me senté en una silla mirándome al espejo.

- Bueno, ¿Lista para el cambio?

Asenti y el giro la silla para que no vea lo que me hacia hasta el final.

Luego de un largo rato cortandome, tiñendome y peinandome el pelo, terminó.

- Quedaste genial. ¿Quieres ver?- dijo sonriendo.

Asenti y el giro la silla. Antes mi cabello era de un marrón caramelo en ondas hasta la cintura. Ahora lucía un pelo hasta  el final de los pechos del mismo color pero con las puntas de color púrpura. Era simplemente perfecto.

Agradecí al peluquero y salí. Ví la hora: faltaban tres para las seis. Era hora de comer.

Estoy bien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora