Vidas invisibles

13 3 0
                                    

No sé por qué. Tal vez es un don o un castigo. Tal vez es una de las condiciones de esta vida. Tal vez sea por las diferencias generacionales. Tal vez sea porque sí. Pero en algún momento de nuestras vidas, nos volvemos invisibles.

Cuando sos niño, tu palabra carece de valor... está plagada de fantasía, magia, preguntas repetidas, sorpresa ante cosas muy naturales para el resto. Sos invisible para los adultos que sólo se preocupan por tus necesidades básicas. De qué podrían hablar con un niño?

Cuando sos adolescente, tu palabra carece de valor.... Vivís en un mundo irreal, buscando tu propia identidad. Sufrís en silencio tus cambios dolorosos. Para algunas cosas sos niño, para otras, adulto; es como si vivieras en el limbo. Te ocultás bajo auriculares o frente a una pantalla acallando tus palabras. Sos invisible para los adultos, que no conversan con vos, porque no entenderías y piensan qué problema podés tener, si te dan todo y tenés la vida por delante?

Cuando sos joven, tu palabra carece de valor... Sos idealista, crees en utopías, Tus amigos ocupan un lugar privilegíado; ellos parecen verte. Querés vivir la vida en un día. Crees que nada es imposible. Te sentís adulto. Sos invisible para los adultos, ya que tu palabra carece de experiencia, y hasta a veces es molesta. Qué sabrás del arduo trabajo de mantener una familia.

Cuando sos adulto, tu palabra carece de valor... Te quedaste en el camino de las utopías, no lograste avanzar lo suficiente, trabajas todo el día y tener una conversación fluida es un desafío porque perdiste el hábito del diálogo. Intentas tocar temas como economía, trabajo, hijos y problemas.... Sos invisible para los niños, jóvenes y adolescente... pero también para los otros adultos a quienes no les interesa lo que pasa por tu mente. Ellos luchan con su propia rutina

Cuando sos adulto mayor, tu palabra carece de valor... Sentís que tenés que apurarte a transmitir todo lo que aprendiste en tu vida, a tus seres queridos. Querés evitarles tus mismos errores, tus sufrimientos, tus fracasos, tus luchas internas y externas, tus angustias. Querés recordarles que la vida es corta, que hay que ser feliz día a día, que el amor es lo único que importa. Que escuchen a sus niños, a sus adolescentes, a sus jóvenes. Que no malgasten sus minutos en buscar una meta, que vivir la vida escuchando a los seres queridos es la única meta. Sos invisible para todos, no entenderías los avances tecnológicos, sos anticuado, te quedaste en el tiempo, y se los haces perder a ellos que corren una maratón diaria... Sólo cuando partas definitivamente tu palabra cobrará vida en los recuerdos de los que te quisieron y tendrá sentido

Te empezás a dar cuenta con el tiempo. Lo percibís en ciertas ocasiones, como si algo en el aire te envolviera. Primero te sorprendés. Después te enojas, y luego de la tristeza, te acostumbrás. Aunque algunos nunca llegan a darse cuenta.

En tu hogar hablás, y nadie responde. Pasan a tu lado y no te ven. Opinás pero a nadie le interesa.

Tu voz se va apagando de a poco, hasta convertirse en susurro. Te encontrás rodeado de largos silencios. Te detenés más en los demás. Observás, escuchás, sufrís tu estado ausente.

Qué pasó con tu esencia arrebatada, que todo lo podía? Qué pasó con el alma de la fiesta que te precedía? Qué pasó con las respuestas justas que tenías para cada problema que surgía? Se fueron, están en otras almas.

Hoy sos invisible.

Los jóvenes, con una mezcla de pasión e inocencia, están creando su propia vida, recorriendo su propio camino. Los adultos están intentando luchar con sus deseos de juventud y la realidad que les ha tocado. Y los mayores llevan su propia invisibilidad a cuesta, en su andar lento, en sus sueños truncos, en la indiferencia de quienes no los logran ver.

Si tenés la dicha de tener una mascota, descubrirás que ella si puede verte. Le agrada escucharte y sentir tus caricias. Y si tu dicha es más grande aún, y tenés nietos, verás que tienen un doble poder. No solo te ven y te escuchan, sino que hacen desaparecer tu invisibilidad por un rato.

Y te das cuenta con gran nostalgia, que toda tu vida, en algún momento, hiciste que otras personas se sintieran invisibles a tu lado.

Y que vos, tristemente, fuiste invisible, en muchas ocasiones.Como el vapor de los suspiros, como el aire que respiramos, como la exhalación del último aliento

Hoy rompo la barrera que me oculta. Hoy quiero verte, escucharte, saber de tus alegrías, tus proyectos, tus divagues, tus dolores, tus tristezas, tus miedos... sin importar la edad que tengas. Porque sos único, especial, igual que yo. Acá también estoy, esperando que me veas.

Hoy quiero que vivamos conectados de corazón a corazón hasta que la vida nos separe.

Hoy quiero que dejemos de vivir vidas invisibles.


REFLEJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora