La novia

344 18 2
                                    

Me remuevo incomoda en la cama, buscando aquel cuerpo caliente y cómodo en el que reposaba, abro los ojos cansada de buscar, encontrándome totalmente sola en la gran cama.
-donde se metió Ayato?. - digo solo para mí
El sentimiento de frustración y tristeza estaban presentes, el hecho de que no estuviese me dejaba un vacío.
-Será que se fue porque ya no quiere verme?, a lo mejor el tener que casarme con otro fue demasiado para él... -pego mis rodillas al pecho y me abrazo.
-no quiero casarme con Kino.... pero si lastiman a algunos de los chicos, es algo con lo que no podría vivir, no me lo perdonaría, sacrificarme por algo que quiero, no debería ser malo, pero no estar junto a la persona que amo.... es muy difícil.- algunas lagrimas resbalan por mis mejillas, siento mi pecho arder por el dolor de mi corazón, de repente escucho el sonido de la puerta abrir y cerrar y pasos aproximarse, levantó mi rostro con la esperanza de encontrar al pelirrojo, pero para mí mala suerte es Kino el que está frente a mi.
Se acerca como un depredador hasta sentarse en la cama junto a mí, se veía amenazante, sin embargo su apariencia contrastaba totalmente con el tomo de su voz al hablar.
-buenos días preciosa, como amaneciste?, preparada para convertirte en mi esposa y reina de los vampiros?.- su tono era dulce, tanto que provocaba diabetes.
-como si acabara de caer en una pesadilla, todavía no has entendido que no quiero casarme contigo..
-no entiendo de que te quejas, serás tratada como una reina, mi intención no es torturarte, sino tratarte como todas una esposa que complace a su marido, estoy deseoso de que llegue esta noche.- dijo mirando mi cuerpo con deseo descarado, por instinto subí la sabana de la cama hasta mi cuello, su mirada me hacía sentir incomoda y expuesta.
-por favor vete...
-me pides que me vaya, pero a Ayato si lo dejas pasar la noche contigo?.- ese comentario me puso alerta de inmediato
-lo vi entrar en tu habitación, y no salió en toda la noche, dime, te divertiste??, porque a él sí y a mí no??!.- se puso furioso de un momento a otro, su tono paso de uno meloso a uno frío y cortante.
-si no eres mía, no serás de nadie, y mucho menos de Ayato.- se lanzó sobre mí aprisionando mi cuello con sus dos manos, trate de apartarlo pero lo único que conseguí sur hacerle un pequeño rasguño en la mejilla, sus manos apretaron asfixiándome, solo podía ver sus ojos rojos, que por un momento me recordaron a aquellas pesadillas que tuve un tiempo atrás, el temor me invaden por completo, unos segundos más y sería todo para matarme, pero se detuvo, me soltó, mirando sus manos y a mí con horror.
-yo... yo no quería... disculpa Preciosa no, no era mi intención...
-aléjate... -trate de decir, todavía tosiendo y alejándome lo más que podía de él
-estas loco... enfermo... aléjate.
-no no, yo no..-en su rostro se notaba preocupación.
Pero que clase de tipo loco era esté, primero se presentaba dulce, luego furioso y rápidamente preocupado, sus cambios de humor tan repentinos me daban miedo... con que clase de enfermo me están obligando a casarme???
Su postura volvió a cambiar, como si se estuviese relajando, al ver que seguía viva, se puso algo serio y hablo con un tono de voz sereno.
-llamaré a los maquilladores para que entren, ellos se encargarán de esas marcas, y de vestirte para la ceremonia. -dicho esto se marchó rápidamente
-marcas??... -buscó un espejo temiendo de lo que posiblemente sucedió..
-bastardo.... tenía marcas de sus dedos al rededor de todo su cuello... y no solo eso, aparte un poco mi cabello y pude visualizar un moretón... no, eso no era un moretón, eso era un chupetón!!.. Ayato me había dejado una marca, y era obvio que Kino también, pero mucho peor...
Al rato llegaron los maquilladores y quienes me vistieron, casi me arrancaron la ropa y arrastraron al baño, me lavaron de los pies a la cabeza, con diferentes lociones y cremas, arreglaron mi cabello, recogiéndolo todo de un lado y haciendo una cascada bucles del otro, me dejaron un flequillo de lado y un pequeño mechón rizado del otro, me colocaron perlas y diamantes en el cabello resaltando los bucles y dándole brillo a todo, me maquillaron ocultando lo mejor posible los moretones y el chupeton, sin embargo después de muchas capas de maquillaje, mi cuello de seguía viendo levemente amoratado, por lo que decidieron ponerme una gargantilla de diamantes que ocultaba y disimulaba las marcas, por último me colocaron el vestido, apretando el corsé lo más que pudieron y arreglando cada detalle que veían, para ellos era como una muñeca, totalmente inmóvil, y con la mirada perdida, vacía, mi mente vagaba, solo veía lo que me hacían pero no prestaba atención, antes de irse me colocaron las botas y la diadema de diamantes que traía el velo, acomodándolo en lo alto de mi cabeza, y cubriéndome con el fino material, se quedaron admirándome por unos segundos antes de finalmente retirarse, satisfechos de lo que habían hecho, por mi
Parte no sabía si mirarme o no al espejo, realmente me daba igual si me veía
Como princesa o vagabunda, yo solo quería salir corriendo, buscando mi felicidad, junto a las personas que quiero y en especial junto a mí  vampiro pelirrojo, pero en este punto era algo que se veia imposible... Ayato... porque se fue, al menos podía despertarme antes de irse, acaso esta es su manera de decir que renunció a mí???... después de tantas veces repetir que le pertenecía y que no dejaría que Kino me tuviese, simplemente desaparece...
-estás muy equivocado si piensas que te dejaré ir Ayatito...-dije para mí misma.
Me dirigí a la puerta con el fin de buscarlo, empezaría en su habitación, sino estuviese ahí, lo buscaría por cada rincón.
Posiblemente me vea como una zorra, a punto de casarme y con la idea de buscar a otro hombre, pero yo no elegí esto, nadie puede juzgarme y criticarme...
A tan solo un movimiento de abrir la puerta está como si estuviese poseída de abre, dejándome ver a Subaru quien está vestido con un traje negro y una pequeña rosa blanca en su smoking, se ve sorpresa en su mirada.
Entra a mi habitación, cerrando la puerta tras él.
-te ves hermosa, bellísima...
-Subaru?, quiero ver a Ayato...
-Él... no está aquí..
-Qué?.. a adonde fue?!... ya no me quiere ver, verdad??, me odia!!.- mi vista empezó a nublarse por la lágrimas que amenazaban con correr.
Subaru se acercó a mí, apretando el velo de mi rostro y secando mis lagrimas con sus pulgares, para luego abrazarme con cuidado.
-tranquila... todo estará bien, confía en mí.
Trató de apartarse un poco para verme, pero no se lo permití, aferrándome a él.
-por favor, no me dejes tú también, no te alejes de mí lado...
- no lo haré, calma.- besó mi frente y frotaba mi espalda como acto tranquilizador, logrando solo calmar mis lágrimas, poco a poco me separé de él.
-todavía te falta algo, donde está el collar que era de mamá?
-sobre la mesita al lado de la cama. -qué extraño, a caso este era el momento para recordar eso??, Subaru fue hasta la mesita, tomo la cadena y regresó hacia mí, colocándomela.
-no que la quites,quiero que la lleves siempre contigo. -era una petición un poco rara, dada las circunstancias en las que me encontraba pero terminé asintiendo.
-solo viniste a ver qué tuviera la cadena?. -pregunté con la voz débil.
-no solo eso,... solo yo, tengo el derecho de entregarte en el altar...
Mi cara de tristeza de se convirtió en una de desesperación, pero qué... acaso Subaru está emocionado por entregarme en el altar a Kino??!
-pero qué???..
-pero hoy no será ese día.- dijo colocando una mano en mi frente y haciéndome caer en un profundo sueño, volviéndose todo mi entorno negro, como si cayera al vacío...

Diabolik Lovers- un nuevo comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora