¿Wifi? ¿En Hogwarts?

Ginger. [Drabble]

[Se viene el cliché.]

[3/2  22:04] Freddie: Pelirrojiiiiita, zanahooooria

[3/2 22:05] Ginger: No es gracioso

[3/2 22:06] Freddie: Sí que lo es, te llamas así

[3/2 22:06] Ginger: Me llamo Ginger, no pelirrojita

[3/2 22:07] Freddie: Y ginger en inglés es... ¡Pelirrojo!

[3/2 22:07] Ginger: Tú eres el pelirrojo

[3/2 22:07] Freddie: Por eso es gracioso que salgamos juntos, tonta

[3/2 22:07] Ginger: Ven al Gran Comedor, te echo de menos.

Ya Fred le había contado que estaría castigado ayudando con el papeleo al profesor Flitwick hasta tarde.

¿Sinceramente? De su novio y su cuñado ya no le sorprendía nada. Suficiente milagro era que no les hubiesen echado ya de Hogwarts.

Ginger tenía bastante claro que se la estaba jugando al salir de las mazmorras a esa hora, después de la cena, después del toque de queda.

Le dio bastante igual. ¿Qué se podía esperar de una serpiente como ella?

A escondidas, y con ayuda de Peeves que distraía a los profesores que hacían el turno de guardia, llegó finalmente al Gran Comedor. Allí estaban. Dos gemelos idénticos. La estaban observando, y como si se tratase de algo que habían estado planeando, ambos arquearon una ceja a la vez. ¡Salazar, eran jodidamente iguales!

Por mucho que a la joven Slytherin le avergonzara, a veces no conseguía distinguir cuál de los dos era su novio.

Ambos chicos sacaron sus teléfonos al mismo tiempo, se pusieron a teclear con ellos.

*Cling*

*1 mensaje de 1 chat*

Lo abrió.

[3/2 22:27] Freddie: ¿No piensas acercarte a darte un beso?

Cuando levantó la vista de su móvil, ambos chicos la estaban observando fijamente. Ambos con morritos. No sabía si reírse por lo patética que estaba resultando la escena, si enfadarse porque eso no se lo deberían estar haciendo a ella, o si frustrarse consigo misma por no responder a sus mensajes.

Sabiendo que Fred era todo un Gryffindor decidió fingir estar ofendida. Fred se levantaría e iría a buscarla. Un plan genial digno de una serpiente.

Cuando salió por las puertas escuchó que unos pasos venían tras ella. Una sonrisa victoriosa se apoderó de su cara, pero antes de girarse para ver al chico que se había adueñado de su corazón la ocultó. Debía parecer enfadada.

—Lo siento, zanahoria. Era una broma.—Una sonrisa se hizo presente en su cara. Habría asesinado a cualquier otro que se hubiese atrevido a llamarla así, pero viniendo de él...

Se puso de puntillas y rozó su nariz con la del chico. Este la arrugó y le revolvió el pelo con cariño. Ella, como hacía siempre, le dio un casto beso en los labios.

El joven pelirrojo le guiñó un ojo.

El otro joven los observaba en silencio desde la puerta con una ceja arqueada, hasta el momento en el que abrió la boca para hablar.

—Él no es Fred. Yo soy Fred. En serio mujer, ¿y tú te haces llamar mi novia?