Decepción

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La mirada de la rubia no se despegaba de su plato, mantenía su tenedor cubierto girando en su mano sin tocar la comida sin prestar atención a las palabras de la asistente de su padre, ni siquiera prestó atención cuando su propio padre entró al comedor y vio su mirada perdida hasta que habló con voz fuerte -¡Come!- La chica salió de su trance ante la fuerte orden que su padre le había dado -Lo siento- -No te disculpes por negligencia, sólo hazlo- Dijo secamente el hombre que se dirigía a su asistente -Papá- Dijo con voz débil la triste rubia. Su padre la miró de reojo a su hija sin moverse de su asunto -Yo quiero ¿Puedo preguntarte algo?- El hombre se giró hacia su hija sin perder su expresión incorruptible -¿Qué quieres decirme?- "No sé porqué pero no me gusta ver a una amiga con novio, y lo peor es que cuando trató de despejar mi mente pensando en otra cosa, termino recordándolo cuando veo al novio de mi amiga en los ensayos de la banda ¿Qué debería hacer?" La chica visualizó mentalmente lo que estaba por decir, ella estaba segura de la respuesta de su padre, estaba segura de que él la regañaría, de que le quitaría su libertad y la volvería a dejar encerrada -No es nada importante- Dijo la chica retomando su expresión triste al desviar su mirada -Entonces no desperdicies mi tiempo, Adrinne- Dijo con fuerza antes de salir del comedor dejando sola a la chica.

La chica miró desanimada la escuela, no tenía ganas de ir. Podía imaginarse lo que iba a ver, Marinette manteniendo conversaciones cursis por el celular cada vez que les fuera posible, de sólo pensarlo ya se sentía mal. Contrario a lo que había pensado, más temprano que de costumbre, estaba Marinette sentada en su lugar con expresión preocupada mientras miraba su teléfono. La rubia se acercó con cuidado a su amiga e intentó llamar su atención preguntando -Marinette ¿Qué pasa? ¿Marinette?- La chica no reaccionó hasta que le segunda vez que fue llamada -¿Eh? ¿Adrinne? ¿Ocurre algo?- -Eso es lo que yo te pregunto ¿Parece que te hubieran dicho que alguien se murió?- -Algo así- Dijo con tristeza la pelinegra perdiéndose en sus pensamientos -¿Algo así?- La pregunta de la rubia la hicieron recordar que se encontraba en la escuela -¿Recuerdas la fiesta de Navidad a la que me invitaste?- -¡Eh! eh, no, no, para nada, ya la había olvidado ¿Por qué preguntas?- -Ahí Nath empezó a sentirse mal y tuvimos que irnos, estoy preocupada, no ha contestado mis llamadas, ni mis mensajes desde ese día ¡Espero que este bien!- Dijo la pelinegra al momento que saltó a abrazar a su amiga que sintió una descarga recorrer todo su cuerpo en ese momento.

Las manos de la rubia se movieron tímidamente intentando corresponder el abrazo de su amiga. Al rodear con sus manos la cintura de la pelinegra pudo sentir el calor de su cuerpo, le gustaba estar así, quería quedarse así el mayor tiempo posible, mejor por siempre. De la nada, sintió que alguien jalaba su ropa; al separarse de Marinette para ver responder, se dio cuenta que se trataba de su compañera Rose y se veía enojada al tiempo que le entregaba una caja casi aventándosela después de decir -Gracias, pero no gracias. La próxima vez regálale sólo a tu novio- Después se alejó para ir a sentarse en una fila distinta a la que siempre lo hacía. -¿Qué fue eso?- Le preguntó la pelinegra a su amiga mientras las dos veían la caja -No lo sé- Al abrir la caja vio los dos collares que le había regalado a Juleka durante el ensayo de Navidad -Un regalo. Creo que no le gusto- -Son muy bonitos- -¿Lo quieres?- La pelinegra asintió a la pregunta de la rubia -Siempre me han gustado las llaves- Sin pensarlo, Adrinne le entregó a su amiga que lo recibió con una sonrisa triste. En ese momento, ella se dio cuenta que se había sentido feliz por el sufrimiento que Nathaniel le estaba causando a Marinette, era la peor persona del mundo.

Toda la mañana la pasó sintiéndose decepcionada de que el regalo que le había dado a Juleka no le gustara a Rose, ¿Por qué Rose se había molestado? De que su padre no hubiera mostrado más interés en saber que era lo que le pasaba, sentía alivio porque no le hubiera hecho preguntas, sin embargo, la forma en que le respondió, le dolió; aunque le asustaba que le preguntara, pero le dolió. A pesar de todo, lo que más le decepcionaba era ella misma, todo ese tiempo había deseado que Nathaniel y Marinette salieran en malos o que algo le pasara al pelirrojo para que dejara en paz a su amiga para poder estar con ella cómo antes. Al recordar en sus pensamientos a la pelinegra, de forma instintiva volteó hacia ella sólo para verla mirando preocupada su móvil. Después intentó mirar en la dirección de su compañera de la banda, se veía triste y constantemente miraba a Rose que no se había sentado junto a ella como solía hacer. No le gustaba esa sensación de auto decepción. La rubia se levantó de su asiento y caminó al lugar de Marinette para decirle -¿Quieres que te acompañe a ver a Nathaniel?- La pelinegra asintió con una leve sonrisa mientras ambas salían antes que llegará el siguiente maestro. La chica se sentía mal por faltar a clases, pero estaba decidida a que nada más la decepcionaría ese día. Hasta que llegó a la salida y lo vio a él.

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