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El sábado por la mañana Verónica tomo el autobús directo al centro donde tiene su cita con el psicólogo. Se le veía muy ansiosa y nerviosa a la vez, necesitaba desahogarse de una buena vez.
Ayer, mientras se preparaba la cena, su padre llego a casa tomado, de nuevo. Era algo común que los viernes, o más bien todos los fines de semana, el llegara borracho, caminando torpemente, tratando de no caerse o tropezarse con sus propios pies. Su padre llego hasta ella y la tomo del brazo agresivamente para voltearla hacia el y comenzar a maldecirla, como siempre.

Mientras su padre gritaba y gritaba, ella se decía así misma que todo estaría bien, que solo es un mal momento, no una mala vida. Mañana lo hablaría con el psicólogo y el le daría algún consejo para sentirse mejor.

Sin darse cuenta, ya había llegado a su destino. Bajo del bus y se adentro en el frío lugar a esperar su turno.
Tomo una de las revistas que se encontraban en la mesita de la sala de espera y comenzó a hojearla.
Minutos después la puerta del consultorio se abrió, dejando ver a una chica de estatura media y ojeras demasiado marcadas.

"Hola, Verónica" Julieta saludo amablemente a la chica sentada en una de las sillas de la sala de espera.

Verónica respondió con una sonrisa y luego entro en el cuarto de su psicólogo.

"Buenos días, Vero" saluda el señor Rodrigues.

"Odio que me digan así y usted lo sabe"

La voz y la mirada de la chica no eran para nada amigable.

"Lo siento. Sabes que siempre lo olvido"

Comenzaron con la consulta y Verónica se veía cada vez más interesada en todo lo que el Señor Rodrigues le decía. Mientras que por otro lado, Julieta se subía al auto de su madre, quien le sonreía cálidamente.

"¿Como te fue, amor?" La madre de Julieta comenzó a hablar y esperaba la respuesta de su hija.

Pero como todos los sábados nunca obtenía respuesta a esa pregunta, pero ella nunca dejaba de insistir.

Julieta sufre de depresión y es muy difícil para ella mantener una conversación con alguien, incluso con su propia madre.
Sufría esta enfermedad desde los trece años y tras cuatro años de terapias y medicamentos, ella pudo mejorar, pero todo empeoro hace dos meses atrás.

Julieta no se sentía feliz, pero se encontraba bien consigo misma. Iba a la escuela como cualquier chico normal de su edad y no tenía ningún problema con nadie. Y todo estaba bien hasta que un chico llamado Calum Hood se le ocurrió la gran idea de tener el nombre de Julieta en la lista que el y sus amigos crearon.

El sabía lo que pasaba con ella, estaba consciente de ello y aun así se atrevió a hacerle lo que le hizo.
Igual, como a todas las demás, la enamoro, le bajo la luna y las estrellas, y ella, por querer ser salvada, termino peor. Termino aun más hundida en esa tristeza, llena de miseria y sufrimiento. ¿Porque le pasaban tantas cosas malas? ¿Que había hecho ella para merecer todo esto? Era lo que se preguntaba día y noche.

Por un momento Calum llego a sentirse mal por la chica. Pensó en que la depresión es algo serio y que tal vez arruinaría su vida aun más de lo que ya estaba, pero como todo unos idiotas, sus amigos lo retaron.

"Hazlo o enseñamos esa foto en donde te estas besando con tu vecino, pequeño Cal" le decía su amigo Michael a su amigo, con su voz llena de diversión y burla.

Calum claramente no era gay, simplemente fue un juego y si el besaba a su súper homosexual vecino, el tendría cien dólares. Y obviamente sus amigos no iban a perder la oportunidad de tener algo de evidencia guardada en sus celulares.

Calum no tuvo opción así que, lo hizo.

Rompió el pequeño y frágil corazón de Julieta, siendo un completo imbécil.

Ahora ella esta hundida en esta soledad, en esta horrible tristeza y es incapaz de hablar de esto con alguien. Quisiera tener al Calum que la hacía sentir segura, a salvo. Ella quería ser salvada y termino peor que antes.

Se reclamo a si misma por ser tan estúpida y haber dejado su total confianza en manos de Calum.

El la arruino y ahora ella estaba buscando la forma de hacerlo con el.

En el trayecto a casa ella pensaba en Verónica, la chica que tiene citas los sábados después de ella.
Una vez el Señor Rodrigues no llego a ninguna de las dos citas y ella se quedaron esperando.
Julieta se quedo sorprendida cuando de pronto estaba entablando una conversación con Verónica y de ella descubrió muchas cosas y una de las más interesantes fue que la chica le contó algo que le paso muy similar a lo que a ella le paso con Calum. Verónica trataba de no quebrarse ante Julieta al contar lo que Michael le hizo a ella. Por obvias razones, Julieta no le dijo nada a Verónica, pero desde ese día quedo intrigada por su historia así que, todos los sábados saluda a la chica con la esperanza que le siga la platica y puedan idear algún plan para destruir las miserables vidas de ellos dos.

Al llegar a casa, tomo su computadora para revisar si le había llegado el correo del trabajo donde había aplicado para ser contratada, tenía que distraerse con algo. Pero en vez de eso, un correo de una tal Cecilia Jiménez estaba presente en su bandeja de entrada.

Lo abrió y el contenido del mensaje era algo confuso, pero a la vez claro y preciso.

Cecilia no se le ocurrió otra mejor idea y lo único que vino a su mente fue encontrar a todas las chicas mediante un correo. Envió un correo a todas las chicas de su escuela.

El asunto estaba titulado en ingles y en letras mayúsculas: GIRLS TALK BOYS.

Para Julieta fue algo bobo, pero su respuesta a lo que decía el correo fue "Estaré ahí"

Cecilia y Marce escribieron algo así:

Sabemos que es algo raro y y tal vez inapropiado, pero si tu has tenido cualquier tipo de contacto o relación con CALUM HOOD, MICHAEL CLIFFORD, LUKE HEMMINGS y ASHTON IRWIN responde con un si y si no lo has tenido, pues ¡Buena suerte con que no te toque a ti!

Fueron siete las respuestas con un si, incluyendo la de Mel.

El correo tenía una dirección, una hora y una fecha exacta.

Ya era hora de que estos chicos pagaran por todo lo que hicieron.

GIRLS TALK BOYSWhere stories live. Discover now