capítulo 1

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(Cuatro meses antes)

Narra Isak.

Abro vagamente un ojo y sé que son alrededor de las ocho de la mañana. Lo sé por la luz que se filtra a través de mis cortinas, las escasa luz de un día de invierno en el que el sol no es capaz de brillar en su totalidad.

No debería estar despierto a estas horas un sábado, pero estas últimas noches se me ha hecho difícil conciliar el sueño y paso la mitad de la noche atrapado en el silencio de mis pensamientos mientras la manecilla del reloj hace ruidos insoportables. Más de una vez lo he lanzado furiosamente al suelo, pero el maldito no deja de sonar.

Con la certeza de que no voy a lograr volverme a dormir, me obligo a levantarme de la cama, no sin antes estirarme y frotarme los ojos.

Camino perezosamente hacia la cocina para encontrarme allí a Eskild sirviéndose un zumo de naranja. Me froto un ojo y él nota mi presencia, por lo que deja el brik de zumo en la encimera para entablar una conversación conmigo.

- ¿Qué haces despierto a estas horas? ¿Otra vez no puedes dormir? -pregunta con expresión preocupada.

Asiento y entonces él se queda mirándome, pensativo.

- Deberías ir al médico -dice finalmente-. Te podrían dar algunas pastillas o algo para dormir.

Me rasco la nuca indeciso, meditando sobre dónde puede haber un médico cerca de aquí y, negándome a ir al de la universidad, decido preguntarle a Eskild. Él me indica la dirección de uno cercano y nos disponemos a salir del apartamento en una hora.

Una vez dentro del coche en el que Eskild conduce, resoplo y él me mira.

- Estoy muy cansado. -afirmo mientras me ato el cinturón.

- Y esa es la razón por la que vamos al médico. -responde cantarín alzando las cejas.

Le dedico una pequeña sonrisa de lado y entoces Eskild arranca el coche en dirección a la clínica.

Cuando llegamos allí, abro la puerta del coche y el frío viento me azota en la cara y entrecierro un poco los ojos. Eskild sale luciendo una inconfundible bufanda de un verde muy vivo, la cual hace que me recuerde a un duende.

Entramos a la sala de espera y me siento en uno de los varios asientos libres. Una gran parte de la sala la ocupan ancianos o padres o madres con sus hijos. Inconscientemente, mi mirada se fija en un chico que no quita ojo del pequeño cuaderno que tiene en las manos, en el que va marcando diferentes trazos con un lapiz, alejando de vez en cuando el cuadernillo para asegurarse de que su dibujo va como él quiere

Noto un golpe leve en mi hombro y me sobresalto del susto:

- Joder tío, me has asustado -digo molesto, mientras Eskild me mira tapándose la boca con la mano tratando de aguantar la risa-. No tiene gracia -insisto alzando las cejas y negando levemente con la cabeza.

Sin darme cuenta, mi mirada se vuelve a posar en el chico del cuadernillo, tiene algo que hace que me cueste apartar la vista de él. Me percato de que a veces saca un trozo de lengua para mejorar su concentración, y esbozo una pequeña sonrisa, pero en cuanto me doy cuenta aparto la mirada.

Me impresiona cómo se evade del mundo y entonces solo existen él y su dibujo, y no le importa nada más. Quizás es su pasatiempo favorito y tiene una habitación repleta de distintos dibujos, quizás esa es la habitación en la que entra para escapar de la realidad y refugiarse en la pintura. Puede que se tome un café por las mañanas delante de un lienzo en blanco, tratando de decidir qué dibujar esta vez. O quizás prefiera el té.

Sigo reflexionando las distintas posibilidades cuando la voz de la doctora me saca de mis pensamientos. Sale con una hoja, y lee el siguiente nombre:

- Even Bech Næsheim.

El chico rubio del cuadernillo alza la vista, y deduzco que ese es su nombre. Guarda su cuaderno en la mochila negra que lleva en la espalda y camina lentamente hacia la doctora. Pocos pasos antes de llegar a la puerta, posa su mirada en mí y yo me ruborizo y bajo la mirada, probablemente me haya pillado mirándole. Es entonces cuando le vuelvo a mirar disimuladamente y él sigue mirándome y me dedica una sonrisa justo antes de desaparecer en el interior de la habitación y es entonces cuando decido ignorar los latidos de mi corazón que ahora van más deprisa.

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Sé que este capítulo ha sido muy corto, pero el siguiente lo haré más largo
Si habéis llegado hasta aquí, muchísimas gracias por seguir leyendo esto y por darle una oportunidad a la novela, espero que os haya gustado :)

work of art | evak (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora