Nada caro

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El desazón no hizo más que incrementar cuando Mickey, ya desesperado por la desaparición de su cuñado, llamó a su hermana para comprobar si Janik seguía en su casa y ella, tan cándida como secretamente complacida, le respondió que había salido hacía ya poco más de una hora.

—Esto empieza a ser preocupante —comentó Emil, acariciándose la barba con toda la serenidad que pudiese experimentar un ser humano—. Él nunca sale de casa.

—¡¿Empieza?! —exclamó Mickey, girándose hacia el checo con el ímpetu propio de una madre enfada—. Emil, tu hermano ha desaparecido.

—No te preocupes —respondió, restándole importancia con un leve movimiento de mano y su genuina sonrisa despreocupada. Dos gestos cuya única finalidad había sido la de tranquilizar, pero sólo lograron el efecto contrario.

—¡Tú eres el que debería estar preocupado!

Quizás sí y quizás no. Emil era incapaz de sentir alteraciones negativas en su carácter a excepción de algunos casos puntuales que normalmente involucraban al italiano.

—Aparecerá. Siempre aparece.

La principal razón de la seguridad con la que habló se remontaba a años atrás, aproximadamente a cuando él tenía 6 años y su hermano 4. Mientras que el hermano mayor pecaba de ser más inquieto y despistado, el menor mostraba constantes signos de impasibilidad e indiferencia hacia todo cuanto acontecía a su alrededor, por lo que era frecuente que el pequeño Emil fuese siempre de la mano de sus padres mientras que su hermano, desdeñoso hacia ese gesto, caminara casi siempre suelto.

La primera vez que se escapó fue en el supermercado, mientras su padre intentaba convencer a Emil de que los animalitos de la sección de carnicería no eran los mismos que vivían felizmente en las granjas. Al cabo de unos minutos se había aburrido y sin más obstáculo que el de estar dentro del carrito de la compra —factor que no le dificultó mucho la escapatoria—, desapareció y no se volvió a saber nada de él hasta pasada una hora, cuando una trabajadora lo encontró por curiosidad husmeando en el almacén.

Desde entonces Janik había tomado como rutina desaparecer muy de vez en cuando, con la suerte de no toparse con ninguna persona malintencionada que hubiese podido sacar provecho de un niño escurridizo.

Dejaron que el tiempo pasara, instigados equitativamente por la impotencia de no poder contactar con Janik y la seguridad de que tarde o temprano daría señales de vida. La paciencia de Mickey se desvanecía por segundos, y quizás lo único que le mantuvo sereno durante ese lapso eterno de tiempo fue que su odiado, —lamentablemente— querido y necesitado confidente le mantuvo entretenido desde el otro lado de la pantalla de su teléfono móvil.


Burger King

Chris me mandó anoche una foto

Una foto desnudo, Mickey

Lo he vuelto a hacer

Mierda, qué pretende?

JJ, mi padre me odia

Mi cuñado ha desaparecido

DE-SA-PA-RE-CI-DO

Métete tus quejas por el culo

Necesito que él me la meta

LO NECESITO

¿Estás borracho?

Navidad con los Crispino - Emil x MickeyWhere stories live. Discover now