- Capítulo 6 -

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ZAYN P.O.V

Hace al menos una hora había subido al tranquilo tren; siendo acompañado por el rítmico sonido que este hacía, nada más.

Extrañamente, y para mi sorpresa, tendríamos que hacer una escala en una ciudad algo lejana. En el momento en el que avisaron por los parlantes aquella noticia pensé: ¿Para qué rayos tendría el tren que irse tan lejos tan sólo por unos cuantos pasajeros?

La pregunta había rondado mi cabeza por un tiempo, pero había logrado despejarla luego de un rato, centrando toda la concentración en mi novela.

Había llevado dos libros al tren: "Carrie" y "El Fugitivo", ambos de Stephen King; mi escritor favorito.

Me había decidido por leer el segundo libro, El Fugitivo, y estaba demasiado entretenido en ello.

Todo iba perfectamente bien, tenía el asiento que daba hacía la ventanilla, y un café. Perfecto.

Hasta ese momento.

Un chico torpe a primera vista entro por la puerta de entrada al bagón.

Lo miré desinteresadamente por el rabillo del ojo, mientras que el se las arreglaba como podía para sacar su boleto del bolsillo de su pantalón. Hizo un par de maniobras con sus bolsos y logró deslizar de su bolsillo el boleto.

Comprobó lo que supongo, era el lugar de su asiento. Paso su clara y celeste mirada por los números arriba de los asientos.

Paro su mirada sobre los lugares donde yo me encontraba.

Maldecí en mis adentros, lo que faltaba.

Rápidamente, y antes de que el chico me viera, volví mi vista a la lectura; y por acto de reflejo, acomodé mis lentes mientras seguía leyendo las destrezas del gran Richards.*

El chico se paro frente los asientos, podía sentir su mirada en mi perfil.

Acomodó con dificultad sus bolsos en los estantes sobre mi cabeza, con el total cuidado de no invadir mi espacio personal. Bien, muy bien.

Noté que hizo un movimiento nervioso y acomodó su cabello rubio velozmente, garraspeó un poco la garganta y dejó caer su peso a mi lado.

El muchacho suspiró en señal de agotamiento y se removió incómodo en su asiento.

Tomé un sorbo de café.

En un rápido movimiento, noté un Iphone caer al suelo. Al lado de mi bota.

El rubio miró su celular con una mueca completamente apenada.

No dije nada, moví mi libro y me agaché un poco para recoger el celular con mi mano derecha.

El chico observaba mis movimientos.

Giré hacía mi costado derecho y enfrentamos miradas.

Sin duda; de cerca sus ojos eran aún más claros y celestiales que de lejos.

Era fácil perderse en ellos.

Mis ojos eran oscuros, chocolatosos. Sin embargo, el muchacho pareció encontrarse paralizado frente a mi, por al menos cuatro segundos.

Cuatro eternos e incómodos segundos en los cuales yo seguía sosteniendo su celular en mi mano derecha.

Luego de eso, reaccionó.

Bueno... Ambos lo hicimos.

—Gr... —Bajó la mirada, con sus mejillas rosadas y las palabras se enredaron en su lengua— Gracias.

Enchanted || Larry Stylinson (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora