Mini-historias de futbolistas.

¿Era tu novia? [Julian Brandt]

-Por favor, por favor, por favor, ven-Jannis llevaba unos cinco minutos suplicando que fuera a su casa.

-No es necesario, Jannis, si quieres que hagamos en trabajo juntos podemos ir a mi casa o a la biblioteca-a pesar de que es mi mejor amigo, detesto ir a su casa.

-¿Por qué no quieres ir? Si me das una razón válida, dejaré de insistir y no te pediré que vayas hasta que sea mi cumpleaños-suspiré. No puedo decirle, confío en él pero es su hermano de quien estaríamos hablando.

-¿Por qué no sólo aceptas que no quiero ir?-me crucé de brazos y me apoyé en su hombro.

-Porque quiero que vayas, decoré mi habitación y quedó genial, quiero que lo veas. Además, mamá no deja de insistir para que te lleve, sabes que te adora. Bueno, todos en mi familia te adoran-suspiré.

-No todos, Jannis-respondí a su declaración.

-A ver, ¿quién no?-¿en serio lo pregunta?

-Julian-murmuré por lo bajo.

-¿Julian? Diría que Julian te ama más que a mí, Vale. Cuando llamaba de Río, en lugar de preguntar cómo me encontraba yo o si había visto los partidos, preguntaba que cómo estabas tú y que si tú habías visto los partidos-me alejé un poco de él, de seguro está bromeando pero logró acelerar mi corazón.

-¿Hablas en serio?-el rubio asintió con una sonrisa.

-Sí. ¿Me dirás ahora por qué no quieres ir a mi casa? Ya sé por quién, quiero saber por qué-me sonrojé al verme descubierta.

-Pues... pasó algo entre nosotros la última vez que fui a tu casa y no quiero verlo después de eso.

-La última vez que fuiste fue antes de los Juegos Olímpicos, ¿qué pasó entonces?

-Me besó. Siendo justa, nos besamos. Pero luego él se fue corriendo sin dar ninguna explicación y no volvimos a hablar. Al día siguiente quise hablar con él así que fui a verlo al entrenamiento después de la escuela, estaba hablando muy risueño con una huera-me encogí de hombros y Jannis asintió.

-Sabía que algo había pasado. No son muy disimulados, sólo que creí que se habían dicho algo, no un beso. ¿Él te gusta?-asentí mirando al piso, Jannis me atrajo hacia sí en un abrazo y me apoyé contra su pecho- Tú también le gustas, pero es un imbécil.

-No digas eso.

-¿Lo estás defendiendo? Oh, por Dios, lo amas-reí.

-No, no digas que le gusto. Sí es un imbécil, pero no siente nada por mí-el rubio me acercó más a su pecho.

-Sí le gustas, te lo prometo. Ni idea quién podía ser esa huera pero estoy seguro que le gustas-reí por su pronunciación de huera.

-Vale, cómo digas. De todos modos no quiero verlo-el timbre sonó en ese momento, debíamos ir a la última clase.

-No lo verás, en la mañana le dijo a mamá que luego del entrenamiento iría a casa de Ben-miré fijamente a Jannis, analizando la situación y luego asentí.

-Vale, ¿nos juntamos en la entrada después de clase?-el chico hizo un movimiento de ganador y sonrió.

-Por supuesto.

-Te quedó muy lindo, sólo que esta foto debería ser más grande-apunté a una foto donde salíamos los dos en la Puerta de Brandeburgo. Habíamos ido por un viaje escolar y lo pasamos de maravilla.

-Sabía que dirías eso-ambos reímos. Me senté en su cama mirando al rededor, había una foto donde salían Jannis, Julian y Jascha, Julian tenía puesto un chándal de la selección alemana y su medalla de los Juegos Olímpicos, se veía muy guapo-. Deja de mirar a mi hermano, inundarás mi cuarto-le tiré una almohada mientras sentía mi rostro calentarse.