Torcido

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El aroma varonil del cuerpo frío que se aferraba a su pecho se sentía irreal. Jimin no entendía como era que debía reaccionar, era un conflicto entre su amoroso corazón — YoonGi lo habría expresado en términos de Sistema límbico, neurotransmisores y tal, aunque utilizando un lenguaje más dulce y no tan técnico —y su cerebro que acababa de reparar en el rostro disgustado de JungKook y la cara de póker de YoonGi.

El menor de los presentes abrió la boca, dispuesto a decir algo, y Jimin pensó fugazmente que una cruenta batalla se desataría ahí en la sala. Mas JungKook, herido y desplazado cerró la boca y se levantó. Se veía confuso, con el rostro lleno la dulzura que a veces se reflejaba en sus grandes orbes oscuros. Era el niño pequeño de la familia, aunque su edad lo contradecía, y lucía francamente derrotado. Pero aquella expresión desolada solo fue vista por Jimin, pues SeokJin seguía hundido en él.

—Jin, tienes que venir a desayunar — interrumpió YoonGi, quien con sus palabras se encargó de demoler el rostro de JungKook y la duda de Jimin.

Al hacerse presente, YoonGi, acababa de recordarles que cualesquiera que fueran sus sentimientos, debían ser guardados y mantenidos en secreto por su propio bien. Su sencilla frase hizo que Jin se separara de Jimin y se girara a mirarlo con todo el amor que no podía ocultar. YoonGi no necesitaba esforzarse por obtener la atención del mayor. Él no comprendía por lo que sus menores tenían que pasar.

El mayor sabía que debía ir hacia YoonGi, abrazarlo a él y dejar que lo consolara, que resanara cada una de las grietas que había hecho en su cuerpo —un cuerpo físico que  podía pertenecer a todos—, para que mantuviera salvaguardado su interior, de modo que cada una de las piezas que conformaba su amor fueran únicamente suyas. Que puliera su amor como cada día hacía. En cambio se quedó estático, sintiendo que podía obtener la misma clase amor por parte de Jimin. Y él lo ansiaba.

Sin embargo, al desviar la vista de su novio se topó con JungKook, con su expresión de niño perdido que aún no podía ocultar del todo. El menor era bueno escondiendo sus sentimientos, y dejando que sus preocupaciones lo consumieran por dentro, en su afán por intentar cuidar de ellos aunque fuera un poco.

Jin se separó de Jimin, sin observarlo por miedo a que sus sentimientos lo traicionaran frente a YoonGi y JungKook.

¿En qué momento las cosas se había torcido de esa manera?

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Una taza de té humeante se encontraba en sus manos, la laptop sobre la mesa de la cocina mientras él terminaba de actualizar Twitter con su contenido para su fiesta. Se hallaba en soledad, con su propia voz de fondo mientras cantaba Awake.

Afortunadamente el cuerpo ya no le temblaba, y mirando en retrospectiva, la situación vivida con YoonGi justo en su cumpleaños, sus palabras amorosas y aquel castigo físico y psicológico le parecían excitantes. La manera en que YoonGi había logrado dominarlo, someterlo y doblegarlo le erizaba la piel, y el recuerdo del ardor de los azotes sobre su piel lo hacían pensar en que era otra forma más de marcarlo. Jin pensaba que todo hubiera sido perfecto si no tuviera a Jimin metido en sus pensamientos.

Jimin y sus brazos que no titubearon al sostenerlo, pidiéndole con ese gesto que no lo dejara, su alegre sonrisa siendo remplazada por un gesto de falsedad al desearle un feliz cumpleaños y un sencillo «Te quiero, Jin-hyung», cuando de la punta de su lengua colgaba un «Te amo» que a todas luces resultaba evidente. Y un «Pásala bien con Suga-hyung» cuando sus manos se aferraban a su cintura y sus ojos lo encadenaban a su lado.

Y ahora que era consciente de ello, también debía pensar en JungKook — aun cuando la palabra "deber" le pareciera injusta para el caso —. Pero a falta de mejores palabras, por el momento se conformaba con esa.

¿Era simple confusión? JungKook no lo miró con ojos velados por la decepción (quería creer). ¿De verdad sentía por Jimin lo mismo que por YoonGi? El concepto de intercambio de parejas era muy claro en ese punto, solo físico y nada emocional (la culpa era de todos y de nadie, pero por sobre todo era suya). ¿YoonGi habría presentido esa brecha del amor compartido y por ello lo castigó? Min YoonGi era receptivo, intuitivo y aunque lo suyo no fuera el dejarse guiar por corazonadas y presentimientos, quizá se había visto impulsado por la incertidumbre (YoonGi, y su forma directa de decir las cosas, preguntó el por qué Jimin parecía mirarlo diferente). ¿Podía amarse a dos personas al mismo tiempo? Esa era la única cuestión cuya respuesta conocía. Se llamaba Poliamor. No obstante, implicaba que cada miembro de la ecuación se amaba entre sí. Lo que no acontecía en su caso puesto que YoonGi no amaba a Jimin. Al menos no del mismo modo en que algún día lo hizo (si es que llegó a hacerlo).

¿Y qué podía hacer él?...

—¡Bonito-hyung!

El sobresalto que le causó el grito de TaeHyung hizo a Jin derramarse té — un déjà vu —.

—Tae, un día de estos me infartaré por tu culpa.

—Claro, si no es que te matan primero JungKookie, Jiminnie y Suga-hyung.

Jin soltó una risita floja, sí. Definitivamente ese momento ya lo había vivido. TaeHyung era el ángel que siempre estaba ahí para él. Aunque a esas alturas del juego, no sabía si conceptualizar a Tae como un ser divino o como un demonio. El mismo que lo había hecho caer.

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¿Irán a la KCon? No editaré este pedacito porque me recuerda la emoción de aquel entonces cuando fui. 

Para: JinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora