No haber sido reclamada durante la fogata sólo significó una cosa: dormir en la cabaña de Hermes, a lo cual podría llamarle "un pasaje seguro a la locura".
No tengo idea qué demonios sucede con los genes del mensajero de los dioses, pero sus hijos son las personas más hiperactivas que he visto en mi vida; los hermanos Stoll encabezan la lista de hiperactividad masiva y estuve a muy poco de calmarlos de un almohazado en la cabeza.
Me sorprende bastante haber despertado en la mañana en una sola pieza.
Ni bien me siento en mi cama, comienzo a sentir las miradas de los campistas que recién despiertan sobre mí, y eso me incomoda demasiado. No estaba acostumbrada a que nadie me vea ni bien abro los ojos... Créanme que eso no era algo bonito de ver.
Consigo quitarme el largo cabello rubio de la cara y trato de acomodarlo lo mejor posible que puedo. Realmente no estoy mintiendo cuando digo que mi aspecto en las mañanas es horrible. Y puedo asegurar que más de un campista va a tener grabado en su mente la imagen de la niña rubia aún no reclamada adormilada. Agradezco a los dioses que se nos prohíba hacer uso de teléfonos móviles: sería una catástrofe si alguien me toma una foto en mi peor momento del día.
Me levanto de la cama ignorando a todos y camino con mis pies descalzos hacia la cama donde Lola continúa durmiendo como un ángel. Rápidamente salto encima de su cuerpo y ella no hace más que quejarse mientras trata de quitarme de encima de su cuerpo. No está dentro de mis planes hacerlo.
-Maldición Emma, quítate de encima.
Tiene la cara contra la almohada pero aún así protestaba.
-No hasta que levantes el trasero -respondo con una sonrisa maliciosa. Ella bufa.
-Pues no está dentro de mis planes hacerlo.
-Quitarme tampoco está dentro de los míos -contra-ataco, manteniendo aquella sonrisa en mi rostro.
No tengo pensado abortar la misión, debo salirme con la mía.
Lola se mantiene en silencio durante unos momentos e incluso creo que se ha dormido nuevamente, pero luego bufa y murmura una gran cantidad de maldiciones, algo que me hace reír como nunca antes lo había hecho.
Sus brazos comienzan a hacer fuerza para levantarse y decido, en ese momento, quitarme de encima. Con el cabello en la cara, mi amiga se sienta en la cama y lo primero que hace es mostrarme su dedo corazón. Suspiro completamente irritada y a los pocos segundos ya está parada a mi lado, con un aspecto mucho peor que el mío. Sí, no pensaba que aquello fuera posible.
Cuando el cuarto de baño finalmente se desocupa, casi no corro hacia este para poder ser la siguiente en poder usarlo. Annabeth me comentó que habían instalado duchas dentro de los baños de las cabañas para que no hubiesen peleas en las duchas, lo cual me parecía perfecto. Tomo una rápida ducha y me coloco ropa limpia para luego salir del baño mientras desenredaba mi cabello con las manos.
No soy esa clase de chicas que se esmeraban en peinar su cabello.
Espero a que Lola termine de asearse y luego las dos caminamos hacia el pabellón para desayunar. Todavía tenemos el privilegio de seguir haciendo algunas cosas juntas y no quiero que la diferencia de padres divinos nos separe.
Entrando al pabellón choco con una chica de cabello azabache, vestida de rosa desde su cabeza hasta los pies. ¿Quién usa tacones rosados en un campamento?
-Uhm, lo siento.
-Fíjate por donde caminas, estúpida -escupe con desagrado.
Me río por lo bajo, burlándome de su comentario y, de pronto, siento una mano tomándome por el codo. Rápidamente me zafo del agarre y volteo.
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La Maldición de la Victoria | Leo Valdez ©
Fanfiction"Victoria" Del lat. victoria. 1. f. Superioridad o ventaja que se consigue del contrario, en disputa o lid. 2. f. Vencimiento o sujeción que se consigue de los vicios o pasiones. ¿En mi propio diccionario? Ganar. La victoria tiende a llenarnos d...