Epilogo

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15 años después…

La chica ahora madura corría lo más rápido posible, el aire azotaba en su cara. Llegaría tarde a una entrevista de suma importancia, Eleonor estaba teniendo algunos problemas económicos, por lo tanto necesitaba y ansiaba aquel trabajo.

Con un portafolio bien aferrado bajo su brazo y un café, trataba de mantener el equilibrio al correr sobre sus tacones. “Malditos tacones”, maldecía Eleonor, solo quedaban 5 minutos para su entrevista. La chica estaba cada vez más nerviosa, el más mínimo error y otro agarraría su puesto ya que varios andan detrás de este trabajo.

La chica paró en seco, se encontraba frente a una de las empresas más importantes de la ciudad, Eleonor inspiró y exhaló nerviosa. Cuando se había calmado, la joven entro con suma elegancia a la empresa. Ella pensaba que tenía que dar una buena impresión, no solo al jefe, sino que también a sus rivales.

Miró a las varias personas sentadas en los grandes sillones de cuero negro, arriba de ellos se encontraba un gran reloj gris, este marcaba las 10:30 am. Eleonor sonrió y suspiró aliviada, había logrado llegar a tiempo, su entrevista era a las 10:35 am. Caminó lentamente a uno de los sillones y se dejó caer cansada del maratón que acababa de tener, sus pies le dolían y temía que su aspecto fuera un desastre. Sacó de su bolsa un espejo pequeño y maquillaje para darse unos retoques, algunos la veían con envidia. Al terminar, en ese instante la secretaria la llamó, había llegado la hora.

Al entrar se sentó frente al jefe quien estaba de espaldas mirando a través de la gigantesca ventana que daba una vista impresionante del centro de la ciudad. Eleonor miro el porta nombres del escritorio “Sr. Coleman”, espero pacientemente de piernas cruzadas al que jefe empezara con la entrevista.

Después de algunos minutos el Sr. Coleman se giró y se sentó frente a ella, ambos se examinaron de pies a cabeza, había algo en aquel hombre que intrigaba a Eleonor. El Sr. Coleman le dedicó una cálida sonrisa la cual Eleonor devolvió con una un poco nerviosa.

“Muy bien señorita Moore, empecemos la entrevista” comenzó el Sr. Coleman agarrando los papeles de Eleonor y examinándolos

Eleonor solo sonrió sin decir palabra.

“¿Enserio no me reconoce, señorita Moore? Veo que me ha olvidado muy bien”

“¿Disculpe?” rio nerviosa Eleonor, no recordaba a este hombre

“Me has decepcionado Eleonor” la miro el Sr. Coleman

La joven abrió la boca formando una gran “O” al tratar de decir algo, esos ojos grises la miraban expectante, esos ojos grises que…

Eleonor de repente se sintió más nerviosa de lo que ya estaba, miro al hombre, ese hombre que ya conocía…Austin. Después de tantos años sin hablarse, vuelven a encontrarse, “Maldito destino” repetía Eleonor en su cabeza.

“Veo que ya me has reconocido, ¿eh?” sonrió divertido

“Sr. Coleman, ¿podríamos continuar con la entrevista?”

“Claro, dime ¿Qué has hecho en estos últimos años?”

“Trabajo”

“¿Qué tipo de trabajo?”

“Secretaria”

“¿Cuánto cobraba?”

“Ocho mil”

“¿Cuántos novios ha tenido?” sonrió de lado

Eleonor se revolvió incomoda en su asiento inspirando profundamente, Austin la miraba atento en sus movimientos con una sonrisa pícara y ojos cautivadores.

“Sr. Coleman, no entiendo el propósito de esa pregunta en mi entrevista”

“Respóndame esta pregunta, señorita Moore, y tiene el trabajo asegurado”

“Tres” respondió en voz baja mirando hacia el suelo moviendo sus manos incomoda

“¿Tres?”

“Tres”

Austin satisfecho se dejó caer en el respaldo de su silla cruzado de brazos sonriente.

“La única razón por la que conteste es que en verdad necesito el trabajo”

“Lo sé, serás mi secretaria nueva”

La joven había notado un anillo en la mano del joven, extrañamente un sentimiento que no había sentido desde hace años, había vuelto a sentir: un corazón roto. “¿Está casado?” era la única pregunta que rondaba en su cabeza, claro, no era que a ella le importara.

“Espera, Eleonor”

Sintió la calidez de su mano sobre la suya, una corriente eléctrica subió y bajo a una velocidad impresionante por su brazo, sus mejillas se habían teñido de un color rojizo. No volteó por temor a que este se diera cuenta, solo detuvo su paso.

“¿Quieres ir a cenar?” se paró enfrente de ella

“¿Te sonrojaste?” sonrió pícaro acariciando su mejilla con su dedo pulgar

“No” aparto su mano de un manotazo

“¿No qué?”

“Ambas cosas”

Eleonor se abrió paso saliendo de la empresa, sin embargo Austin la siguió y de nuevo se paró frente a ella deteniéndola en seco.

“¿Por qué no?”

“Estas casado”

Ambos se quedaron en silencio, Austin bajo su mirada en la mano donde se encontraba su anillo, lo giro sobre su dedo y detuvo su vista en la de Eleonor pero esta la desvió. El joven podía ver claramente la decepción en la cara de Eleonor. Hizo una mueca.

“¿Cena de negocios?”

“No”

“Oh vamos Eleonor, ¿después de tantos años todavía me guardas tanto rencor? Es impresionante, solo te pido una cena, no tiene nada de malo”

“No”

“Está bien, lo entiendo, no cena. ¿Aunque sea podrías ser mi amiga de nuevo?”

“No”

Austin la miro con el ceño fruncido y suspiro, Eleonor se mostraba sin expresión alguna, de repente el joven se abalanzo sobre ella envolviéndola con sus brazos. Sujetándola fuertemente contra su pecho.

“Por favor dame una segunda oportunidad”

Eleonor se quedó inmóvil, no se esperaba tal muestra de afección, lo había extrañado tanto. Las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería mostrarse así frente de él.

“Te doy una segunda oportunidad de ser un idiota” Ambos se separaron y se sonrieron

“Entonces…¿cena?”

“Cena”

Ambos se subieron al coche de Austin, los jóvenes estaban reunidos de nuevo, era increíble como el destino te guardaba las cosas. A veces, este puede sorprenderte de maneras tan impredecibles que al momento no las entiendes. Debes de estar preparado con las cosas que el destino puede ponerte en el camino, Eleonor sabía que este caso era uno de ellos. Sabía que se había vuelto a enamorar de alguien que tal vez ya no la amaba y eso la convertía en alguien muy valiente o en alguien muy idiota.

Sintió una mano posicionarse al lado de la suya, de reojo la miro, como si estas ansiaran en reunirse de nuevo como los viejos tiempos. De repente, su dedo meñique busco el suyo, buscando la aceptación que tal vez necesitaba en todo este tiempo. Al unirse supo que nunca lo había llegado a olvidar, solo le tenía celos, celos de que él la había superado y ella aun no podía ni nunca llego a hacerlo.

Eleonor sabía que estaría en eterna gratitud con el destino, sin embargo ella no sabía que él ya estaba en su destino, estaba en el destino de ambos siempre encontrarse…

Always you~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora