Parte 14.

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Carta a un ser querido fallecido.

¿Qué tal te va por allí arriba? Porque aquí abajo te echamos mucho en falta. Cuando los silencios reinan en la mesa y no estás tú para romperlo con esa dulce voz que al escucharla cerca te hacía sentirte con más alegría.

Añoro el llegar a tu casa y que me recibas con la sonrisa con la que solías hacerlo, tanta falta me hace volver a verte... volverte a oír aunque sea una tontería o algún chiste verde de los tuyos que a todos nos encantaban.

Echo tanto en falta el que me vieras llorando y me dieras la charla de "Somos hojas movidas por el viento y que jamás podemos dejar que el viento nos deje en un lugar que no nos gusta estar, que nos hace estar incómodos, déjate llevar por aquello que te apasione, sigue tus sueños, persigue lo que amas y sobretodo busca tu propia felicidad". Lo necesario que es para mí que me vuelvas a preguntar que qué tal en el colegio, dónde he dejado el novio y queriendo llegar a este tema... ¿recuerdas que me dijiste que nadie me merecía?, ¿que nadie sería lo suficiente para mí porque sólo era tu niña? Pues quiero hacerte saber que he encontrado a alguien que me hace realmente feliz... y es todo lo que necesito en mi vida. Que aunque sea complicado está curando las cicatrices que tú y yo sabemos, el enorme hueco que tú me has dejado. Él es todo lo que había soñando durante mi infancia y que te contaba a ti en las noches en las que no podía dormir e invadía tu cama... aquél chico ideal es hoy el que tengo como pareja. Gracias por hacer a "tu mujercita" más fuerte y enseñarle que siempre habrá obstáculos en esta vida llena de imbéciles y "cachondos mentales" como tú decías.

Te amo, tato. Siempre conmigo.

7-2-2014

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