Prefacio

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—¿Qué coños crees que estás haciendo Zayn? Se nos acaba el tiempo, deja a la puta chica y vámonos de una maldita vez.

—¿Cuál es tu maldito problema Harry? Siempre me jodes en el momento exacto.

Era evidente la rabia que sentía Zayn hacía su casi hermano en ese momento, por hacerlo salir del lugar justo cuando conseguía que una chica que le estaba dando problemas al fin aceptara ser seducida.

—Se te olvida que las chicas que quieren sexo no se acaban y que el dinero es más importante en este momento cariñito, deja de pensar con la polla y vámonos.

Harry llevaba una sonrisita de satisfacción pintada en la cara por haberle arruinado el momento a su mejor amigo mientras se apresuraba a salir del bar atestado de gente y música a retumbar, pero de cualquier modo  era verdad,  se tenían que ir de una vez de allí, iban retrasados y con toda la policía buscándolos en la ciudad no podían darse el lujo de seguir cometiendo errores.

—Algún día tú mismo tendrás que bajarme las calenturas con las que me dejan por tu culpa —dijo Zayn subiéndose el cierre y limpiándose la boca con el antebrazo mientras caminaban apresurados hacia la moto lujosa y extravagante que los esperaba al final del callejón.

—Ya quisieras dulzura —Respondió Harry divertido mientras subía a la motocicleta.

Que Harry fuera el menor no lo hacía el más débil, la verdad era que costaba definir cuál de los dos era el más… ¿Tierno? ¿Sensible? No, esas no eran palabras que pudieran aplicarse a ellos, máquinas de hacer dinero y practicar sexo, eso, eso era lo que los definía.

•••

—¡Oh Por Dios Daniela mueve el maldito culo que es tarde!

Era Verónica la que 15 minutos atrás decía que todavía estaban a tiempo y que era mejor que se aseguraran de que todo quedara tal cual como lo habían encontrado. No era costumbre de ellas dejar las cosas inconclusas, pero la cosa últimamente estaba más difícil y arriesgada de lo normal. Se corría el rumor de que 2 criminales muy peligrosos se escondían en la ciudad y eso tenía a todas las fuerzas policiales alertas.

Una semana, tenía la policía funcionando por fin en un 100% con cuadrillas que vigilaban por zonas y horas sin un patrón determinado, método que hizo que cayeran varias cabezas de diferentes bandas de tráfico de drogas, armas, carros robados, comida y agua; delincuentes que incluso tenían su libertad comprada y que trabajaban a sus anchas por la ciudad fueron cayendo uno a uno.

Daniela y Verónica no eran para nada peligrosas comparadas con las grandes bandas y pandillas que gobernaban la ciudad. Ellas trabajaban solas y por lo general eran contratadas por terceras personas; recopilaban información, ese era su trabajo, averiguar cosas, lo que fuera, conseguir fotos, grabaciones, documentos, cualquier dato que necesitara quien en ese momento les estuviera pagando, lo que hicieran después con la información que suministraban, no era asunto de ellas, pero eso sí, eran las mejores.

Daniela no pudo evitar mirarla de reojo, que la apuraran era una de las cosas que más odiaba, tanto como sudar y que Verónica tardara 3 horas en el baño cada vez que iban a salir.

Terminó de cerrar con candado el archivo que había violado hacía apenas un momento, apagó la laptop que se hallaba encima del lujoso, moderno y transparente escritorio de vidrio que adornaba la habitación blanca, pequeña y con un ventanal de techo a piso que daba hacía la ciudad, pasó por el frente de su compañera la cual ya tenía su mano posada sobre el pomo de la puerta y salió al pasillo anexo mientras Verónica cerraba con mucho cuidado y sin hacer el más mínimo ruido la oficina. No les tomó más de 3 minutos desandar el camino que habían recorrido 2 horas antes por las escaleras de emergencia y salir al callejón de servicios que tenía el edificio en su fachada trasera.

Ir ahora camino a casa con el objetivo cumplido, hacía que el veloz y frío aire que chocaba contra sus rostros mientras viajaban a toda velocidad en un convertible compacto se sintiera simplemente delicioso. Una vez más habían conseguido exactamente lo que querían y esto les aseguraría una buena paga.

StrangersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora