Nosotros

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Justo delante de mis ojos había una persona con unas inmensas y bellas alas negras, esa persona era ni más ni menos que Seiichiro Kobayashi, lucía unos pocos años más adulto, pero, era él, la persona que me hacía latir el corazón con mucha fuerza cada vez que lo veía, el ángel de mi vida.

En ese instante se me iluminó la mirada y no pude evitar decir gritando "¡Es genial!" En ese momento Seiichiro dibujó en su rostro una gran sonrisa.

-Cómo lo has hecho, según me dijiste hace un tiempo era imposible que pudieses volver a la forma de ángel de antes nunca más después de adquirir un cuerpo humano -Dije confundido pero al mismo tiempo fascinado-

-¿Te acuerdas de aquel día que te besé en clase?

-¡S..s..si! -Dije todo sonrojado sin saber a qué venía esa pregunta-

-Bueno, antes de que eso pasara estaba leyendo un libro que me trajo una amiga la cual lo conservaba desde que cambió de cuerpos con otra persona de este mundo en la misma situación que yo.

No le dejé acabar que le dije impulsivamente;

-¿Una amiga? ¿Qué acaso hay más gente como tú en este mundo?

-Sí que la hay, pero somos muy pocos ya que es difícil encontrar a alguien al borde de la muerte que se parezca a uno mismo tanto a nivel físico como espiritual.

-Volviendo al tema del libro, ¿Qué decía? -Intenté ocultar mis celos hacia esa amiga que le dio el libro cambiando de tema-

-Explicaba cómo volver al estado de ángel sin dañar el cuerpo adquirido puesto a que es muy valioso.
Consiste en encontrar a alguien especial, que haga que tengas una razón para volver a ser humano cuando quieras, después de saber quien es esta persona, te has de colocar a tres pasos de esta, dices unas palabras enel código de los ángeles, abanzas los 3 pasos y al estar cerca de esta persona justas tus labios con los suyos, es decir, besas a esa persona, mientras tanto piensas en ese motivo el qual hace que esta persona sea especial, no vale tener vergüenza de expresar todos los sentimientos ya que si esto no se hace la transformación no funcionaría nunca, los sentimientos que uno piensa se trasmiten a la otra persona en forma de ondas las cuales dan un escalofrío en la boca.

-Ahhh!! Es por ese motivo que noté ese escalofrío en los labios.

-Si, ahora gracias a ti podré volver a ser un ángel cuando lo necesite, gracias por ser mi razón de permanecer en este mundo.

No se que me pasó exactamente en ese momento pero de pronto todo se volvió borroso, caí al suelo, agotado, no sabía porqué paso eso, lo último que oí fue la voz de Seiichiro gritando mi nombre.

Al despertar me encontraba en mi habitación, Seiichiro estava tumbado a mi lado, se había dormido, sus manos otra vez envolvian las mías, era una sensación agradable, en comparación con las mías sus manos estavan frías, intenté levantarme pero de repente algo me lo impidió; Seiichiro se había despertado, lo primero que me dijo fue "tienes fiebre muy alta, deberías descansar, vamos, duerme junto a mi y todo estará bien.

-No! Te podría contagiar también! -dije preocupado-

Con una voz suave y amable él me explicó algo que me pareció muy curioso;
-No te preocupes, los angeles negros somos inmunes a las enfermedades y aunque este en el cuerpo de un humano esto no impide que mi inmunidad actúe.

- De acuerdo, entonces descansaré junto a ti.

-Gracias, me haces muy feliz

No se si fue por la fiebre o por la cercanía que ganamos pero del fondo de mi corazón empezaron a brotar palabras, unas palabras las cuales me hacían enrojecer cada vez que las pensava.

-Y tu a mi, te amo -dije sin pensar-

La cara de Seiichiro cambió repentinamente, tenía una expresión de gran felicidad, normalmente siempre estava feliz a mi lado pero esta vez en sus ojos brillaba algo, esos ojos reflectavan su corazón, un corazón entusiasmado por esa "confesión" que hice.

Sobtadamente me abrazó y se me hecho encima, nuestros cuerpos se cubrieron bajo las mantas, podía sentir como su cabeza reposaba sobre mi pecho y sus brazos me envolvian calidamente, aprovechando ese momento, me besó y mientras tanto él iba quitando mi jersey, con sus finas y frías manos acarició mi abdomen, no pude contener un pequeño gemido que hizo que me sonrrojara inmediatamente.

*Suena una alarma*

Esa alarma hizo que Seiichiro se diera cuenta de lo que estaba pasando, se levantó de un bote y se separó de mi todo rojo pero sin perder su sonrrisa en la cara, entonces me dijo "perdón, no quería asustarte, solo se me fue un poco la cabeza jejeje"

Entonces encontre una oportunidad para decir una frase la cual canviaria nuestra relación
-no importa, ya se que no era tu intención... esto... como lo digo... la verdad es que no me ha desagradado... Si eres tu no importa lo que me hagas...

-Te amo! Gracias por ser tu! -gritó Seiichiro, luego se me volvió a echar encima-

Nos volvimos a besar, esta vez estavamos sentados en el borde de la cama, el tenía una mano en mi hombro y yo una mano en su cuello, lo que no nos esperábamos era que en ese mismo instante, mi madre abriría silenciosamente la puerta para ver como estava y nos encontraría allí.

--CONTINUARÁ--

Ángeles blancos y negros [En Pausa] {Corrijiendo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora