Toques en la puerta

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Tom sonrio al ver que ya casi había terminado su helado, ¿habría llegado tarde? Miro el reloj y eran las 7:57 pm.

- querido, ¿llevas mucho tiempo esperándome? - pregunto Tomás.
Robin se estremeció levemente con eso de "querido", si Tom supiera lo que ese apodo provocaba en él, solo se lo decían cuando estaban solos por temor a que los otros hablaran mal, recordaba lo cariñosos que eran cuando estaban a solas, lo abrazos y esas caricias que suelen malinterpretarse, "basta Tom, van a creer que somos novios" solía quejarse cuando este lo abrazaba por la espalda y le daba un beso en la mejilla aunque en el fondo le encantaba que lo hiciera "en Arabia los amigos hasta se agarran de la mano en le calle" le contestaba el ojiazul "no estamos en Arabia" era la respuesta que el rubio le daba, tal vez Tom había tenido la culpa, puede que el mayor solo lo viera como un hermanito pero tantos mimos hechos lo habían confundido mucho despertando en él sentimientos que no tenían que ver con la amistad, el primer recuerdo de la primera vez que le había dicho querido era cuando tenía cinco años y se había raspado al caerse, Tomás había cumplido diez y se encontraba lavando el auto de la familia cuando lo escuchó llorar dejo todo y corrió a consolarlo, lo había llevado a su cuarto y le había curado, Martha los sorprendió y le dijo que no volviera a encerrarse con el pequeño, fue la primera vez que alguien puso malicia a su relación, Tom jamás hizo nada inapropiado.

Detesto cuando a los 15 Tomás empezó a salir con mujeres, nunca supo por que todas las chicas que traía Tom le caían mal, a los 14 se dio cuenta que le gustaba su mejor amigo, su barba corta, su chaqueta de cuero y estilo de motociclista, su sonrisa pícara y esos ojos azul electrico, reprimió esos deseos habiendo sido educado en un hogar tan catolico, lo esquivo mucho tiempo era como tener algo en el pecho queriendo salir en cualquier momento, tenerlo cerca le hacía desear besarlo, era una gran lucha interna que en ocasiones lo hacía llorar al sentirse frustrado, entonces conocio a Viviana y ella era muy simpática jamás la escuchó hablando mal de alguien o la vio haciéndole mal a otra persona ella era muy dulce y le caía bien todo el mundo aunque Tom no mucho pero no la culpaba es que él tenía la culpa, siempre trataba de llevarselo de fiesta, además Robin siempre sospecho que Viviana sabía lo que Tomás despertaba en él.

- si, pero no es tu culpa yo llege temprano, no quería estar en mi casa - contesto por fin Robin

- me hubieras llamado abría venido antes - dijo Tom sentándose frente a él, ahí estaba de nuevo con ese actitud que hacía que su corazón latiera rápido y ahora no tenía a Vivi para agarrarse de ella, creía que la razón por la que le había durado tanto el enojo es por que deseaba tener una excusa para no tenerlo cerca.

- creo que esto no fue una buena idea - dijo Robin tratando de pararse

- ¡no por favor querido no te vayas! - rogo Tom que parecia desesperado ver esos ojitos azules lo hizo quedarse.

- es que es difícil para mi

- mira te juro que ni yo ni tu madre queriamos herirte, ¿ya arresglaste las cosas con ella?

- eso es aparte - aclaro Robin un poco seco no solo estaba enojado por lo de Tom si no por que jamás le dijeron que Rodrid no era su padre.

- esta bien, no me voy a meter en eso, había bebido mucho y sobrio jamás lo habría hecho, no recuerdo ni como empezó, solo tus ojos decepcionados, ¡por Dios! No sabes la falta que me haces, me gustaría volver a organizar una noches de chicos como antes.

Eso era tentador para Robin cuando antes hacía eso se quedaban hasta la madrugada y cuando se iban el caía fundido, no le gustaba nada estar solo, le venían recuerdos de su tortura a la cabeza además de esa extraña sensación que empezaba a experimentar en su casa, lo peor era que sentía que aunque se mudara pasaría lo mismo a este paso le pediría matrimonio a Heily rápido solo para no estar solo.

TulpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora