Capítulo IX.

49 7 1
                                    

Papá había hablado conmigo la noche anterior, y entre lágrimas, dijo que debíamos dejar el circo.

Me había negado rotundamente, había hecho un escándalo y había llorado hasta quedarme seca.

Algunos años atrás había hecho negocios con un tipo apellidado Gallagher, quien luego resultó ser un maldito que solo jugaba con la gente. Ahora nos buscaban, querían asesinarnos.

Le dije que prefería morir antes de abandonar el circo, de abandonar a mi familia. Que nunca en mi vida me iría de allí, nunca.

Dijo que el circo era un lugar seguro, pero que tenían muchos contactos y temía que nos hallaran. Pero yo estaba confiada, sabía que jamás nos hallarían allí. O al menos eso esperaba.

-¡Amy!- chilló Jerome a mi lado.

-¿Uh? ¿Qué sucede?- contesté distraída.

-He estado hablándote de cómo pintar una serpiente con tomates y tú ni siquiera te has inmutado-

Fruncio el ceño y le sonreí, se veía muy lindo así. Se veía muy lindo de cualquier manera.

-Lo lamento, mi amor- dije acercándome a él y sentándome en su regazo- estaba un poco distraída-

-Lo sé- me sonrió y acarició el dorso de mi rostro- ¿esta todo bien?-

-Claro que si- mentí- es solo que estaba pensando en mi próximo truco-

-¡Ah!- exclamó sonriendo alegre- es que había olvidado que mi novia es la estrella del circo-

Sonreí y le golpeé el hombro.

-¿Pero sabes una cosa?- dijo acercándose a mis labios.

-¿Qué?-

-Aunque todos puedan ver tu show- su aliento chocó contra mis labios- tú eres solamente mía-

Sonreí embobada y mordí mi labio inferior, cómo le amaba.

Puso su dedo pulgar bajo mi labio e hizo presión, haciéndo que lo soltara, para poder tomarlo entre sus dientes.

-Y yo soy entera y solamente tuyo- murmuró cuando me soltó.

Le sonreí y lo besé, saboreando cada rincón de su boca.

Se sentó en el suelo aún conmigo sobre él y me recostó en el suelo, colocándose sobre mi sin ejercer peso alguno.

-Te amo Amy, ya lo sabes- dijo bajito con una sonrisa.

-Y yo te amo a ti-

Acarició mi rostro y suspire bajo su tacto, me sentía tan fuerte y tan débil cuando estaba cerca de mi.

Besé sus labios y su mandíbula, conté todos los lunares que tenía en el cuerpo y acaricié cada una de las pecas que cubrían su piel.

Él descubrió cada marca, cada curva y cada secreto que escondía mi cuerpo.

Entrelazó nuestras manos y las dejó sobre mi cabeza.

-Me declaro de su propiedad señorita Amy Owens- susurró mirándome a los ojos- le dejo mi corazón y alma a su merced, haga de mi lo que le plazca. Solo le ruego que, lo único que no haga, es alejarse de mi- me besó- porque yo nunca me alejaré de usted-

Mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón se apretó.

-Te prometo, Jerome, que siempre estaré contigo- murmuré mientras una lágrima se escapaba- aunque no puedas verme, yo siempre estaré junto a ti-

Calló mis sollozos con un beso y me sentí plena, amada, cuidada y protegida.

Y todo gracias a él, a mi ángel.

Porque no había otro modo de llamarlo, otra forma de identificarlo. Porque él me salvó, porque él me amó y me protegió. Porque él me enseñó como ser fuerte y como seguir adelante.

Porque él es mi ángel, y lo es todo para mi.

**

Es el penúltimooooo capítulo, espero que disfruten y miiiil gracias por esperarme.

¡Lxs quiero mucho!

Circus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora