-Amy, Amy-
Una voz distorsionada salió del hoyo negro frente a mi, estiré la mano para tocarlo y cuando mis dedos lo rozaron se volvió blanco.
-Aaaamy-
Susurros cada vez más fuertes salían de él.
De repente, el hoyo comenzó a vibrar, todo mi alrededor comenzó a moverse de un lado a otro.
-¡AMY!-
Abrí los ojos con una inhalación.
Parpadeé en la oscuridad y me senté en la orilla de la cama, encontrándome con un rostro pálido.
-¿Jerome?- susurré adormilada- ¿qué sucede?-
-Vistete, rápido-
Recordé mi atuendo y el color subió a mis mejillas, tiré de las sábanas para cubrirme las piernas desnudas.
El pelirrojo se volteó y dejó que me vistiera.
Me levanté con los ojos cerrados y un bostezo, abrí el pequeño armario y revolví toda la ropa hasta encontrar un jean y sweater negros. Calcé un par de zapatillas blancas y me coloqué el anillo que papá me regalo en mi décimo cumpleaños, amarré mi cabello en una coleta y me restregué el rostro sin delicadeza.
-Ya- dije bostezando.
Jerome se volteó con un cuadro en sus manos.
-¿Todavía la conservas?- dijo sonriendo.
Me acerqué y le quite la foto, pegándola a mi pecho.
En ella, un niño de piel pálida y cabello anaranjado sostenía una espada y abrazaba a una pequeña castaña con un vestido rosa y una tiara. En ese entonces yo soñaba con que Jerome era mi principe azul, que él me defendería de cualquier daño.
Pero luego crecí y comprendí que los cuentos de hadas no existen.
Y que tal vez la persona que soñabas que te defendería, podía ser la primera en hacerte daño.
-Claro que si- colgué el marco en su lugar.
Sonrió y me tomó de la mano, halándome con él fuera del lugar.
El aire frío me rozó el rostro y me erizó los bellos del cuerpo, me llevé las manos a los brazos y los frote para crear un poco de calor. Pasó su brazo sobre mi hombro y me apretó en su costado, dejándome acariciar por su calor corporal. Sonreí.
-Bien, ahora subamos- dijo cuando llegamos a un viejo edificio de solo dos plantas.
-¿Subir?-
-Si, anda, yo te ayudaré ven-
Escaló rápidamente hasta el techo y me tendió las manos, comencé a subir las escaleras despacio y al llegar a la cima las sujeté para terminar de poner los pies en la ¿terraza?
Arriba había una manta blanca, Jerome se sentó y palmeó su lado, invitándome a sentarme. Cuando estuve a su lado se recostó y tomó mi mano, jalándome para estar igual que él. Abrí los ojos impresionada.
Sobre mi, el cielo más hermoso que había visto en toda mi vida. Estaba poblado de estrellas, todas brillantes y parpadeando, iluminaban mi rostro con ilusión. Era lo mas bello que mis ojos podían ver.
-Feliz cumpleaños Amy...- murmuró Jerome a mi lado.
Tomó mi mano y se sentó, inclinándose hacia mi mientras me miraba fijo. Mi respiración se volvió pesada y los nervios me cosquillearon toda la piel, abrí mucho los ojos cuando su respiración acarició mis labios.
-He esperado tanto tiempo para esto...- murmuró, rozando apenas mis labios al hablar- ¿me darías el honor?-
Asentí con una pequeña sonrisa.
Pasó la lengua sobre sus labios y me besó, tan suavemente que pensé que era un sueño. Su boca era tan tersa y experta, me besaba con delicadeza y mucho cuidado, como si deseara que ese momento fuera eterno. Y eramos dos con el mismo deseo.
-Te amo Amy, te amo con toda el alma-
¿Y quién mejor para mostrarme el paraíso que un propio ángel? Y mejor aún, Mi ángel.
Porque yo le amaba tanto como él a mi, porque era tan suya como él lo era mío.
Y porque me llevó al cielo la primera vez que sus ojos verdes me sonrieron.
Y porque es mi ángel. Y eso es tan perfecto.
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Entre hoy y mañana terminaré la novela, realmente quiero que llegue al fin para poder concentrarme en las demás y para que ustedes no me odien más de lo que ya hacen je.
¡Gracias por leer!
Los quiero xx
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Circus.
Roman d'amourAunque todos piensen que es un demonio, él realmente tiene alas blancas en el corazón. Y esta bien que piensen que perteneces al infierno, porque es cuando deben aprender a amarte. Y ahí es donde te aman de verdad. Historia protegida por derechos de...