Un Cuarto en Blanco.

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"¿Este es el fin?", "¿tanto para nada?" ésas palabras cruzaron por mí mente, estaba tirado en el suelo de un espació en blanco, estaba sin mi camisa, no se veían límites ni tampoco gente.- ¿Estoy muerto?- murmuré mientras revisaba el lugar donde me había atravesado el licántropo.- Claro que no.- dijó una voz de mujer, unas manos frías comenzaron a acariciar mi espalda.- Estás en tu mente.- me susurró al oído mientras sus manos comenzaban a subir hacia mi cuello.- ¿Entonces que haces tú aquí?- le pregunté intentando aguantar la fria sensación de sus manos.- Soy tu poder.- me dijó mientras comenzaba a acariciar mi abdomen.- Explícamelo.- le ordené.- De no ser por mí estarias muerto.- me informó.- Creo que ya estoy muerto...- Dije sin ganás, una sensación aún mas fria que sus manos pasó por mí espalda otra vez, me estaba lamiendo.- Tienes poder, pero no sabes controlarlo.- me informaba esa voz.- Sabes que me necesitás, aceptame.- me ofreció mientras acariciaba mi pecho.- Sí no estoy muerto, supongo que puedo regresar, ¿no?- le pregunté, a un costado se podían ver dos espadas clavadas en el suelo.- ¿Que eres?- le pregunté mientras tocaba su mano y la intentaba apartar. Algo necesario para tí.- me susurró al oído mientras lamía mi oreja.

Me giré, una mujer jóven y linda estaba ahí, unos ojos dorados brillaban fuertemente, un cabello blanco y largo descendía por su espalda y unas marcas en su brazo izquierdo llamaban mi atención, un colmillo sobresalía de su labio superior.- ¿Ahora sabes lo que soy?- me preguntó mientras me rodeaba con sus brazos.- Un vampiro, pensé que de habian extingido, pero... ¿y lo del brazo?- le pregunté mientras trataba de ignorar su proximidad.- Tú padre me pusó un sello, ése maldito sabía que éste momento llegaría.- me dijó, se estaba acercando a mí cuello.- Dame placer...- me pidió en un susurro, nós miramos a los ojos, si los veías con atención eran hermosos.-¿Que recibiré yo a cambio?- le pregunté mientras le acariciaba su mejilla.- Todo dé mí.- mé ofreció, élla comenzó a acercar su rostro a mí cerré los ojos y me dejé llevar nuestros labios se juntaron lentamente, una sensación de poder me invadió.- Esa chica...- me dijo.- ¿Serena?- le pregunté.- Sí, élla, nó me da buenas impresiones, ten cuidado, Nex mé dijó lo mísmo.- me informó.- ¿Nex?- le pregunté, se sentó en mi regazo y apoyó su cabeza en mi pecho.- El vampiro que vive en tu hermana, algunos fuímos sellados dentro de Cuervos, peró sólo el linaje real es capaz de vivir con nosotros.- me explicó.- ¿Y las espadas de ahí?- le pregunté.- La una es tu espada, la otra se encuentra en el palacio real.- Me informó, hubo un silencio, élla comenzó a jugar con sus labios.- Entonces... ¿Puedo regresar?- le pregunté, una expresión de pena se marcó en su rostro.- ¿Sabes?,no había hablado con nadie durante milenios... Puedes irte, pero antes...- dijó con una voz suave, su mano acarició mi mejilla y comenzó a acercar su rostro a mi cuello.- Por favor...- mé pidió mientras me miraba a los ojos.- Adelante.- le dije mientras le rodeaba su cintura con mis brazos, acercó sus labios a mi cuello y clavó sus colmillos, un pequeño dolor círculo por mi cuello clavó un poco sus uñas en mi espalda desnuda, al separarse, un camino de sangre recorría mi brazo.- ¿Suficiente?- le pregunté mientras retiraba el cabello de su rostro.- Grácias.- su mirada había cambiado ya no estába pérdida, sentía que élla estaba totalmente aquí.- Cuídate- me dijo con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba de espaldas a mí y volvía a mirar al inexistente final de el cuarto.- Bueno... - dije tímidamente.- ¿Sigues aquí?- me preguntó.- Sí tantas ganas tienes de quedarte conmigo no despiertes.- mé ofreció.- Aceptaría tu oferta...  Pero el problema es qué... No se que debo hacer.- le dije aún mas avergonzado, élla se echó a reír.- ¿Todavía no lo deduces?, toma tú espada y despertarás.- me dijó mientras se levantaba y acercaba a mi, rodeó mi cuello con sus brazos otra vez y acerco su rostro.- No se cuando nos volvamos a ver... - dijó mientras acercaba sus labios, finalmente se juntaron nuestros labios otra vez, eran cálidos y dulces, una lágrima caía por su mejilla.- Ten cuidado con la chica, suerte.- Fueron las ultimas palabras que escuché antes de irme, tomé la espada y un brillo inmenso llenó la salá.

El Ultimo Cuervo Del Invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora