El Ultimo Cuervo Del Invierno.

Puertas.

Era una tarde de invierno, estába sólo en el parque, el cielo nublado amenazaba con llover... Siempre me pregunté si la lluvia eran las lágrimas de las almas que caminaban hacia su destino.

Se veía a los niños divertirse mientras jugaban, era un parque como cualquier otro... Pero ese dia todo cambiaría... Un cuervo descendió delante de mi observándome a los ojos, eran rojos y cristalinos... Y en ese instante un sentimiento de miedo y ira me invadió, no podía moverme, esa mirada me lo impedía... Sentía unas garras desgarradoras agarrandome por los brazos y por el cuello... Una respiración helada y intensa detras de mi oreja... Derrepente todo se volvio negro.

Desperte... Tenia a mi hermana pequeña agitandome por los hombros mientras gritaba mi nombre.-¡Kein, Kein despierta!-.

¿Que pasa?- le pregunte. - Te desmayaste, ¡llevabas 15 minutos asi!- Me reclamó mientras me abrazaba.

Eso no podía haber sucedido, me volteé enseguida para ver si el cuervo seguia ahí, no estaba... Habia desaparecido, mis manos estaban comenzando a congelarse, sentía mucho mas frio que antes. -vamos a casa, Madre nos dijo que nos quedemos hasta muy tarde.- Me dijo con un tono tranquilizador mientras me miraba con sus ojos castaños, por alguna razón siempre que me miraba a los ojos y me hablaba con ese tono tenía ganas de abrazarla.

Era mas pequeña que yo y todavia parecia una niña, tenía 14 años, viviamos solos con nuestra madre, nuestro padre desapareció un dia dejando una nota, en ese tiempo todavía no sabía leer y mi madre estaba embarazada de mi hermana, desde ese día, supongo que tome la promesa por mi mismo de protegerlas, y hasta este dia la pude mantener, hasta hace dos años hubo un extraño incidente en un restaurante al que fuimos, una persona con desorden mental entró al local y comenzó a disparar a todo él mundo, en ese instante fuí él único que se lanzó contra él, recibi un disparo en la pierna, pero había logrado quitarle el arma y tirarla lejos, despues de eso todo el mundo se le lanzo encima y me alejaron de el, pase una semana ingresado en el hospital.

¿Que sucedió?- Me preguntó mientras regresábamos a casa.- Ni yo mísmo lo se...- Le respondí confundido, ya estabamos en casa, era casa de mis abuelos, ellos habian muerto hace dos años a causa de un PCV, y la casa le habia quedado de herencia a mi madre, era una casa en una zona rural, había un poco de nieve, la cabeza de mi hermana estaba un poco cubierta de nieve... Le tire mi chaqueta encima mientras sonreía, hizo una mueca y me abrazó.

Regresé a ver hacía un camino que subía por la montaña, una chica solamente cubierta por una sudadera subía la montaña.- Ve a casa y prepara unas sabanas y chocolate caliente por favor.- le dije con un tono amable.

Eché a correr.- ¡oye!- Grité mientras me acercaba, élla me ignoraba y se tambaleaba, sus pisadas cada vez eran mas debiles, ya la tenia cerca solo unos pasos mas, salté y la agarre antes de que cayera, sus ojos estaban perdidos en el cielo, estaba totalmente fria, me quite mi sudadera y la envolvi en sus piernas. -¿Estas bien?, ¡oye!- Grité desesperado la cargué hasta la casa, cuando llegué la acosté en el sofa apurado, le coloqué las sabanas y le puse una almohada bajo su cabeza, seguía fría, nunca la habia visto por los alrededores, era un pueblo pequeño en una zona rural muy poco visitada y difícil de llegar. - Tienes unos labios hermosos...- murmure.

¿Quien?, hermanito.- Dijo mi hermana con un tono un poco frustrado. -Nadie, imaginaba cosas.- Dije rapidamente y me volteé a ver a mi hermana.-¿quieres hacer algo?- le pregunte intentando dejar atras lo anterior. -¿Que me propones?- Me preguntó intentando ver que le respondia.

¿ver una pelicula?- fue una propuesta correcta, ya que sonrió como siempre.- ¡Yo la elijo!- Gritó fervientemente mientras saltaba al otro sofá, yo seguia arrodillado a un lado de la chica que habíamos traido a casa, me acomode sentandome en el suelo al lado de aquella chica.- No se su nombre...- Pense un poco distraido, la pelicula empezó.