El valle de la llamarada obscura.

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Al despertarme, pude ver que Serena seguia abrazada a mi fuertemente, no quería despertarla, hoy tendríamos que salir de nuestro "campamento improvisado" e ir a buscar a mi madre y mi hermana, ellas no tenían armas como nosotros así que estaban desprotegidas, pensé en contarle la verdad a Serena cuándo despertara, pero no quería llenarla de preocupaciones, tenía que ir a cazar algo para poder desayunar aunque con las provisiones podríamos prepararnos algo, Serena seguia dormida, pero tenía una temperatura alta y estaba sudando, me levanté rápidamente y la comencé a revisar, al levantarle la camisa ví un horrible corte en el abdomen, no era profundo, pero estaba el area de alrededor volviendose negra, "eso no era un animal normal" pensé mientras iba a buscar el botiquín de primeros auxilios, intenté desinfectar la herida, pero cada vez que echaba alcohol élla se retorcía de dolor y la herida se volvía un poco mas oscura.- Esto no es normal...  Te pondras bien,¿vale?- le susurraba mientras intentaba curar la herida.- Iré a buscar ayuda.-  Le seguía susurrando mientras le daba un beso en la frente, su temperatura subía y cada vez se retorcía mas.

Al cojer mi espada y salir de la carpa ví a una persona con tunica blanca y una espada al lado mientras el estaba sentado.- Cuervo o Águila.- Dije mientras desenvainaba mi espada y lo apuntaba.- Águila por supuesto...  ¿No ves mi tunica?.- Me respondió mientras seguía bebiendo de una cantimplora, me adelanté intentando atacarle mientras sentía como una gota de sangre bajaba por mi mejilla, una sensación de rabia me invadió, me movía lo mas rápido que podía mientras iba apareciendo detras de el intentando acertar golpes, al intentar propinarle un mano doble hacía la rodilla el lo paró con su espada y me acertó una patada.- Tienes unos ojos poderosos, ten cuidado en contra quien los usas.- me dijo mientras tomaba otro sorbo de su bebida.- ¡Tu no tienes derecho a decirme que hacer!- Le reclamé mientras intentaba ponerme de pié.- Dije que soy un Águila pero no si estaba con ellos, soy mas bien, un renegado.- me dijo mientras se sentaba y miraba el fuego.- La chica...  Solo hay una forma de curarla, darle la sangre de la persona que ama.- Me indicó mientras me observaba fijamente.- ¡¿Como sabes de ella?!- Le reclamé mientras le volvia a apuntar con mi espada.- Oh, así que tenía razón...  Ayer observé cómo fué herida.- Me explicó con tono relajado.- ¿De que manera se la debo dar?- le pregunté mientras volvía a colocar la espada en mi espalda, el señor vaciló por un momento y tomó otro trago.- De la forma que sea, solo asegúrate que sea de la persona que élla ama.- Indicó seriamente el señor.- ¿puedes cuidar el lugar un rato?- Le pregunté.- Por supuesto, por cierto puedes llamarme Brehendorf, es mi primer nombre, seria un problema para tu concentración en batalla aprendertelo todo.- Dijo mientras le salia una carcajada.

Caminé hasta la carpa, Serena seguía donde la había dejado, su fiebre no le bajaba y no dejaba de sudar, "¿de que manera le doy la sangre?" pensé mientras miraba sus labios fijamente y con tentación, me mordí el labio, unas gotas comenzaron a deslizarse por mi barbilla, de pequeño siempre que me hacia una herida sangraba mucho, era un problema, me acerqué a élla.- Por favor...- Susurré mientras acercaba mis labios a los de élla, gotas de sangre comenzaron a entrar por su boca, su temperatura comenzó a estabilizarse y su herida parecía cicatrizar, la abracé fuertemente mientras besaba su frente.- ¿Que sucede?- Dijo avergonzada.- Nada importante.- le respondí mientras seguía abrazandola.- Al fin te encontramos, Renegado.- Se escuchó una voz fuera de la carpa.- Shh, si necesita ayuda iré.- le susurré a serena mientras colocaba mi dedo en su boca.- Oh, pensaba que erais más rápidos y eso que sóis de la "Elite".- respondió Brehendorf.- Es una pena, conozco a alguien que le vendría de perlas luchar contra vosotros como entrenamiento, ¿Vienes?, me dejaste exhausto en nuestro encuentro de antes.- Gritó Brehendorf.- Creo que tengo que salir, quédate aqui y descansa.- le Dije a Serena mientras la volvía a acostar, caminé hasta la salida de la carpa y al salir observe siete tipos armados con espadas.- Oh, tranquilo muchacho éllos estan por debajo de tu fuerza y recuerda que luchas para proteger.- me ánimo Brehendorf mientras tomaba otro trago, desenvainé mi espada y me relajé, una gota de sangre se deslizaba por mi mejilla, podia entender todo lo que sucedía a mi alrededor, mi espada se volvía liviana, la respiración de ellos se volvia pesada podia ver una mariposa del otro lado del lago.

El Ultimo Cuervo Del Invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora