Narra Chloe:
Nos encontrábamos ordenando nuestras pertenencias en nuestra nueva habitación y de la nada, se me vino la imagen de Alex a la mente. La verdad es que es un chico muy guapo.
—Chloe, yo dormiré en la litera de arriba.— me dijo Sam mientras sacaba ropa de su maleta.
—Está bien Sam, a mí me da igual.— le respondí mientras me tiraba a mi cama, Sam me quedó mirando y me imitó, solo que ella se acostó en la de arriba. Tenia pensado dormir, pero una mujer vestida formal y de unos 45 años irrumpió en nuestra habitación:
—Chicas, las quiero en el casino en 10 minutos.— anunció y se retiró antes de que pudiéramos responder algo.
—Chloe, ya escuchaste a la directora, levántate y vamos.— me habló mientras bajaba de su litera.
—Está bien, tranquilizate.— respondí, para acto seguido con un poco de pereza levantarme de mi cama. La verdad, es que el viaje y las maletas me había dejado agotada.
Salimos de la habitación, no sin antes dejar la puerta con seguro. En camino al casino, nos encontramos con Helena y Matías, nos pidieron que nos sentaramos junto a ellos y aceptamos, nos vendría bien para socializar y conocer más a nuestros compañeros de habitación.
Cuando llegamos al casino, me sorprendí al ver lo lleno que se encontraba. Podría apostar que en cada mesa habían 12 o 10 personas. Busqué con mi mirada alguna mesa vacía para nosotros, pero me topé con algo más interesante que una mesa, Alex se encontraba sentado, rodeado de 11 personas, que al parecer, se notaba de lejos que eran los típicos adolescentes pijos y "populares", se veía extremadamente sexy. De la nada, sus ojos cruzaron con los míos y me dedicó una hermosa sonrisa, de inmediato me ruborice y desvié mi mirada al menú del día. ¡Me había pillado observándolo!
—Hola, chicas.— nos saludó Helen luego de acercarse hacia nosotras.
—¡Hola Helen!— saludamos al unísono con Sam, a lo cual ella río por parecer exactamente iguales, pero luego me quedó mirando por un par de segundos.
—Me he dado cuenta que has estado mirando mucho al chico de allá.— apuntó a Alex mientras levantaba y bajaba sus cejas no importandole que éste lo pudiera notar. De inmediato negué con mi cabeza y mis mejillas se inundaron de un suave color rojo.
—¡¡Noo!! Qué dices, ¿cómo crees que a mí me podría gustar un chico creído?— le protesté mientras terminaba de echar comida a mi bandeja. Para acto seguido seguir a Sam a una mesa vacía.
—Oye, Sam, ¿qué miras tanto?—le preguntó Matías a mi hermana, a lo cual ella gira su mirada hacía su plato rápidamente muy sonrojada.
—Nada Mati, ¿qué podría estar mirando?— respondió Sam nerviosa, mientras tomaba una rebanada de pan.
—No lo sé, dime tú— insistió Matías, pero no obtuvo respuesta de vuelta— Bien, cambiando de tema, ¿alguna de ustedes ya tiene su horario de clases?— preguntó Matías a lo cual las dos negamos con la cabeza.
—No, no lo tenemos, porque no sabemos dónde hay que ir a buscarlo— respondió Sam refiriéndose a nosotras.
—Tienen que ir a buscarlo a la oficina de la directora Mónica.— dice Helen uniéndose a la conversación.
—Hahahaha vale— río nerviosa Sam, acto seguido empezó a comer rápidamente y se retiró, dejando su bandeja vacía en la mesa.
—¿Podría hacerte una pregunta?— me preguntó Matías.
—Claro.— respondí luego de tomar sorbo de mi gaseosa.
—¿Por qué están acá?— dijo para luego empezar a comer su comida.
—Porque nuestros padres dicen que somos muy desordenadas y que ya no sabían qué hacer para mejorar nuestro comportamiento.— le respondí sincera.
—¿Y qué tipo de cosas hacían?— preguntó Helen curiosa.
—Le hacíamos bromas a nuestros compañeros, profesores y nos saltabamos las clases.— le respondí con una sonrisa.
—Sí que son traviesas.— comenta Matías.
Luego de terminar de almorzar nos dirigimos al patio que por cierto, era muy hermoso. Nos sentamos en una banca bajo un árbol y nos pusimos a conversar nuevamente.
***************************************
Narra Sam:
Al otro día nos levantamos temprano, ya que teníamos clases, me fui a bañar y deje en la cama el uniforme . Al salir de la ducha me cambié, me sequé el cabello y me puse una liga para formar una coleta, me maquillé un poco y ya estaba lista.
—Chloe, Sam, apurense o llegarán tarde su primer día de clases.— nos gritó Helen.
—Yo, ya estoy lista— comenté.
—Chloe, ¡date prisa!— gritó nuevamente Helen.
Chloe se acerca a nosotras ya lista y salimos de la habitación, no sin antes tomar nuestras mochilas. Bajamos al segundo piso y buscamos juntas la sala A3, ya que a todos hoy nos tocaba la misma clase. Tocamos la puerta, dando ligeros golpes con el puño y nos abrió un profesor muy enojado por llegar tarde.
—Tomen asiento en los puestos vacíos.— nos indicó y entramos a la sala y obedecimos a sus órdenes.
Me senté junto a Chloe, y me arrepiento de haber hecho eso, se estuvo quejando toda la maldita clase. A Chloe no le gustaba química, según ella no entendía absolútamente nada y era una materia innecesaria y bla bla bla. Luego de 2 tediosas horas, escuchando las quejas de Chloe, la clase acabó, por ende nos dirigimos a la siguiente, física, cuando entramos aún no empezaban la clase así que pudimos elegir los puestos, ésta vez me senté junto a Helen ya que dice que es buena en física. La clase fue muy aburrida, la verdad, me pase toda la hora durmiendo y una que otras veces el profesor me llamaba la atención. Luego de terminar la clase nos dirigimos al casino ya que nos entró un hambre que no es normal.
ESTÁS LEYENDO
ENAMORADAS DEL MISMO CHICO
Teen FictionSINOPSIS : Sam y Chloe son dos gemelas muy unidas, las dos rubias, de ojos verdes y ambas de 15 años. El mundo de éstas dos chicas empieza a cambiar, ya que sus padres han decidido ponerlas en un internado por que ya no sabían qué hacer con ellas, s...