Capítulo siete

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Lochan

El verano da paso al otoño. El aire se vuelve más frío, los días se acortan, las nubes grises y la persistente llovizna alternan con cielos azules y vientos tonificantes. Willa pierde su tercer diente. Tiffin accede a cortarse el cabello cuando una profesora suplente lo confunde con una niña. Kit es suspendido por tres días por fumar hierba. Mamá empieza a pasar sus días libres con Dave e, incluso cuando trabaja, con frecuencia se queda en su departamento encima del restaurante para evitar los viajes diarios. En las escasas ocasiones que regresa a casa, raramente se mantiene sobria por mucho tiempo y Tiffin y Willa han renunciado a pedirle que juegue con ellos o que los saque a pasear. Hago viajes regulares al contenedor para reciclaje de vidrio después del anochecer.

El semestre en la escuela me agota; me olvido de ir de compras, Tiffin necesita pantalones nuevos, Willa necesita zapatos nuevos, las facturas aguardan ser pagadas, mamá pierde otra vez su talonario de cheques. A medida que ella continúa desligándose de la familia, Maya y yo nos dividimos tácitamente las tareas: ella limpia, ayuda con los deberes del colegio, hace la rutina de la hora de dormir; yo voy de compras, cocino, arreglo las cuentas, recojo a Tiffin y a Willa del colegio. Algo que ninguno de los dos puede manejar, sin embargo, es Kit. Ahora ha empezado a fumar abiertamente, aunque desterrado a la puerta o la calle. Maya le habla con calma sobre los riesgos para su salud y él se ríe en su cara. Yo intento un enfoque serio y me gano una serie de improperios. Los fines de semana, sale con una pandilla de problemáticos de la escuela. Convenzo a mamá de que me de dinero para comprarle un móvil de segunda mano, pero él rehúsa responder cuando lo llamo. Le imploro que le imponga un toque de queda, pero ella rara vez está cerca como para hacerlo cumplir o, cuando sí lo está, llega a casa más tarde que él. Pongo el toque de queda por mi cuenta, y Kit, inmediatamente, empieza a quedarse afuera hasta más tarde inclusive, como si regresar a casa a la hora acordada fuera un signo de debilidad, de capitulación. Y entonces, sucede lo inevitable: una noche no vuelve a casa, en absoluto.

A las dos de lamañana, después de llamarlo repetidas veces y que me desvíe directamente albuzón de voz, telefoneo a mamá por pura desesperación. Ella está en un club, enalguna parte; el ruido de fondo es ensordecedor: música, gritos, risas. Como yaestamos en las primeras horas de la madrugada, sus palabras suenan arrastradasy apenas registra el hecho que su hijo ha desaparecido. Riendo y deteniéndosecada pocas palabras para hablar con Dave, me informa que necesito aprender a relajarme, que Kit es unhombrecito ahora y que debe tener algo de diversión. Estoy a punto de señalarque podría estar tumbado boca abajo enalguna alcantarilla, cuando me doy cuenta que estoy malgastando mi aliento. ConDave, ella puede fingir que es joven de nuevo, libre de las restricciones yresponsabilidades de la maternidad. Ella nunca quiso madurar. Recuerdo a nuestro padre citando eso como una de lasrazones para irse. La acusó de ser una mala madre, pero la única razón por laque se casaron es que ella, accidentalmente, quedó embarazada de mí, un hechoque a ella le gusta recordarme cada vez que tenemos una discusión. Y ahora queestoy sólo a pocos meses de ser considerado legalmente un adulto, ella sesiente más libre de lo que lo ha hecho en años. Dave ya tiene una joven familiapropia. Ha dejado muy en claro que no quiere hacerse cargo de la de alguienmás. Y así ella lo mantiene astutamente alejado, sólo trayéndolo a la casacuando todo el mundo está dormido o en la escuela. Con Dave, ella se ha reinventado a sí misma: unamujer joven, atrapada en un apasionado romance. Se viste como una adolescente,gasta todo su dinero en ropas y tratamientos de belleza, miente sobre su edad ybebe, bebe, bebe para olvidar aquella juventud y belleza que dejó atrás, paraolvidar que Dave no tiene intenciones de casarse con ella, para olvidar que, alfinal del día, sólo es una divorciada de cuarenta y cinco años, en un trabajosin futuro, con cinco hijos no deseados. Sin embargo, comprender las razonestras su comportamiento no ayuda a que la odiemenos.

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