Salió corriendo de la clase y cruzó el patio a la velocidad del rayo ante las miradas de grupos de personas que hablaban entre ellas. Eran las dos y cinco de la tarde y acababa de sonar el timbre que indicaba la libertad de los alumnos. Era viernes, pero no cualquier viernes, era un viernes especial porque ese día, Nora Collins, aquella chica que no apartaba los ojos de la televisión hace diez días, iba a ver a su guapo y simpático cantante favorito: Dan Brown. En su instituto no era la única que iba a ir al concierto, muchas chicas salian en aquellos momentos por la puerta con sus ficheros repletos de fotos del cantante y hablaban entre ellas imaginando lo genial que iba a ser el espectáculo. Nora podría quedarse con un grupo de fans de Dan hablando de su maravilloso pelo o de su blanca sonrisa, pero tenía otros planes; fuera del instituto, aparcada en doble fila estaba una limusina negra que todos miraban asombrados, la gente empezó a cuchichear cuando Nora subió en ella. Su interior estaba tapizado en cuero beige y negro que le daba un toque elegante.
-Hola.- le saludó la voz femenina de su mejor amiga: Cristina Patrick, una chica un año mayor que ella con unos grandes ojos azules que contrastaban con su suave piel morena y su pelo oscuro que caía en tirabuzones rodeando su fino y atlético cuerpo de modelo.
-Te he echado de menos.- dijo Nora abrazándola muy fuerte. Cristina era modelo de una compañía y habia trabajado para multinacionales como Dolce y Gabbana, Chanel y Ralph Lauren. "Normal," pensaba Nora "con lo guapa que es..." a ella le daba un poco de envidia su amiga, habia nacido en una familia adinerada que se habia permitido darle todos los caprichos posibles y una buena educación, era guapa y tenía una carrera profesional bastante larga (desde los tres años). A Nora también le gustaría codearse con los famosos diseñadores y caminar sobre las pasarelas pero su cuerpo rechoncho se lo impedía y pese a que se había propuesto adelgazar y se tiraba horas haciendo ejercicio, todas las calorías perdidas las ganaba comiendo patatas fritas, chocolate y chucherías, así que al final tiró la toalla y ahora estaba allí, mirando a su mejor amiga que acababa de volver de Tokio sólo y exclusivamente para acompañarla al concierto.
-Toma.- le dijo Cristina entregándole un sobre blanco. -Cógelo, es un regalo.- Nora la miró interrogante y cogió el sobre, lo abrió cuidadosamente y sacó de su interior una fina hoja dorada "Entrada Golden. Dan Brown." fue lo único que leyó. Volvió a meter la hoja en el sobre y se la ofreció a Cristina con un gesto.
-¿Qué haces?- le preguntó su amiga.
-No puedo aceptarla.- respondió Nora.
-¿Por qué?-
-No esta bien.-
-Lo que no esta bien es que desprecies mi regalo.- el coche se quedo en silencio.
-No lo estoy despreciando, simplemente no lo puedo aceptar. Es un regalo muy caro, no te podré recompensar de la misma manera.-
-No quiero que me recompenses, idiota.- le dijo cariñosamente. -Sólo quiero que la aceptes y que la uses esta tarde.- las chicas sonrieron y comenzaron a contarse las aventuras que habían vivido desde la última vez que se habían visto.
-Tu madre me dijo que podías quedarte a dormir después del concierto.- comentó Cristina mientras salian de la limusina. Ante ellas la enorme casa blanca de la joven modelo, les daba la bienvenida y les invitaba a subir por la maravillosa escalera de marmol blanco.