Capítulo 4

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-Pruebate esto.- dijo Cristina lanzándole un vestido morano brillante.

-No me va a quedar.- dijo Nora mirándolo mientras lo cogía y lo evaluaba.

-Pruebatelo.- le ordenó la chica morena mirándola desde la entrada de su enorme vestidor. Nora se sintió un poco avergonzada por mostrar su físico desnudo imperfecto. Se puso el vestido rápidamente antes de que su amiga se diese la vuelta hacia ella.

-Te queda perfecto.- dijo Cristina con una sonrisa emocionada y dando una palmada en el aire. -Solo hace falta encontrarte unos zapatos.-

-Cristina,  sólo vamos a un concierto...-

-Y tienes que estar impresionante cuando conozcas a Dan en persona.- la interrumpió. Nora suspiró y se sentó en la cama de su amiga mientras ella rebuscaba entre sus zapatos unos que combinasen con el vestido.

-Estos te irán perfectos.- dijo tendiendole un par de tacones negros.

-¡Qué gracioso! ¡Tienen las suelas rojas!- dijo Nora poniendoselos.

-Son unos Louboutin.- dijo su amiga buscando entre sus pulseras y bolsos algo que combinase con el modelito.

-¿Unos qué?- preguntó Nora asustada. Aquella palabra: Lobotin o Leboutan o lo que fuese, sonaba a caro.

-Son unos zapatos bastante caros.- dijo la chica morena evaluando dos bolsos negros. -Creo que te los voy a regalar, tengo mil.-

-No, no, no.- exclamó Nora quitandoselos y tendiendoselos. -No me los vas a regalar y tampoco me los vas a prestar.- decidió.

-Nora, por una vez deja tu humildad a un lado y deja que te mime un poco.- dijo dejando caer sobre una de sus manos una cadena dorada del un bolso negro pequeño. -Es de Dior y todo tuyo.- le sonrió estrechando sus grandes ojos azules rodeados de rimel y maquillaje negro, Nora le lanzó una mirada enfadada pero su amiga sonrió todavía más.

Salieron treinta minutos antes de comenzar el concierto ya que con las entradas Golden no tenían que esperar para entrar. Durante el viaje en limusina no pronunciaron ninguna palabra: Cristina estaba ensimismada hablando por chat con su nuevo novio y Nora no dejaba de temblar de nerviosismo.

Las luces de la sala se apagaron y los focos apuntaron a un pundo del escenario en el que una figura delgada y musculosa comenzó a bailar sobre un alta voz gigante con sus bailarines. Comenzó a cantar, fijó sus ojos verdes a un punto oscuro del público mientras movía sus caderas al compás de la música y escuchaba los gritos de sus fans a escasos metros de él. En los asientos VIPS en primera fila estaban bailando Nora y su amiga con otras cinco fans de Dan Brown que se habían podido permitir los dos mil euros de la entrada Golden.

Agotado, se dirigió por los pasillos hasta su camerino. Cuando abrió la puerta evaluó a las chicas que le miraban cada vez mas rojas.

"Siete." pensó "No esta mal."

-Hola señoritas.- dijo con una voz que le pareció a Nora la mas dulce que había escuchado nunca. Sus piernas comenzaron a temblar y a diferencia de las demás que se levantaron corriendo a abrazarle, ella se quedo quieta contemplando la escena sin poder mover ningún músculo por la emoción. Casualmente Dan Brown reparó en ella y la miró cuando las demás empezaron a calmarse.

-Hola señorita Patrick.- se dirigió el cantante a Cristina que tampoco se había levantado del sitio y estaba pegada al teléfono tecleando ocho plabras por micro segundo y sonriendo como una estúpida.

-Pírate nenaza.- le dijo sin levantar la vista del móvil. Nora frunció un poco el ceño. ¿Cristina y Dan se conocían de antes? Dan sonrió ante la respuesta de Cristina y se sentó al lado de Nora en aquel inmenso sofá negro.

-Me llamo Dan Frederick Brown.- se presentó cortés a Nora.

-¿No me digas?- dijo la chica con sonoro sarcasmo. Se maldijo al darse cuenta de que había sonado muy borde.

-Parece que estás un poco nerviosa. - dijo el chico con una sonrisa. Al parecer no había notado el sarcasmo de la respuesta de Nora. A su alrededor las cinco chicas desconocidas empezaron a reir por lo bajo. -¿Cómo te llamas?- preguntó Dan.

-Nora Collins.- dijo ella.

-Nora Collins.- repitió él. -Muy bien chicas, juguemos a un juego.- dijo levantándose del sofá. -Juguemos al Twister.- todas empezaron a dar palmaditas y abrieron la caja del juego que les ofrecía el cantante.

-¿Te apuntas, Cristina?- le preguntó el chico.

-Contigo ni a la vuelta de la esquina.- contestó ella.

-Tan amable como siempre.- se rió. -Tu si jugarás, ¿verdad?- le dijo a Nora dirigiendole una mirada verde.

-Claro.- dijo ella con un hilo de voz.

-No te lo aconsejo, Nora.- dijo Cristina. -Esto lo hace para tocaros el culo y las tetas a todas.- dijo Cristina.

-Si no vas a jugar haz el favor de callarte.- le regaño Dan. -Me vas a aguar la fiesta.-

SALTO A LA FAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora