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--- Jinyoung---

Las sábanas blancas decoraban todo el departamento el cual se encontraba a oscuras si no fuera por la mínima filtración de sol de una de las ventanas a la cual se le había caído la cortina, su madre se había ido a recorrer algunos lugares y después pasaría un tiempo en la casa de un familiar, con lo cual no había bienvenidas o abrazos energéticos que trataran de sacarme el alma del cuerpo por la fuerza.

Deje la mochila en mi habitación y abri todas las ventanas del segundo piso del departamento. Abajo vivía mi madre, pero como no sabía cuándo iba a volver de su viaje dejaría las cosas como estaban. Realmente había sido una buena idea construir una mini cocina en lo que antes había sido el estudio de su padre.

Y así, con todo abierto y destapado, volví a salir del departamento y bajé las escaleras. A unas cuantas cuadras estaban las oficinas donde había trabajado así que fui respirando lento con las manos en los bolsillos y me detuve unos momentos en la entrada pensando si entrar o esperar unos días más.

- JinYoung? – cuando pronunciaron mi nombre me di vuelta al instante. – volviste?

- ... - Los latidos de mi corazón resonaban hasta en mis oídos y me quitaban el habla.

- ¿Sos vos? – Los ojos de Mark me estudiaban y donde miraba se me iba calentando la piel.

- Hola. - dije, pero no sabía qué hacer.

Nos quedamos parados uno al frente del otro por un tiempo, ninguno de los dos sabía que decir realmente. Vi un chico corriendo en mi dirección con el pelo negro, era alto como Mark, pero hizo que mi mundo se detuviera cuando se paró al lado de él y lo agarro por el brazo.

- ¿Porque saliste corriendo? – dijo el chico de pelo negro agitado.

- Perdón, dame un momento. – lo vi como rompía el agarre, pero el pelinegro lo tomo por la mano.

Me hice el tonto y entre por la puerta principal de la empresa, camine lo más rápido que pude a las escaleras haciendo como si no escuchara a Mark y me escondí en el primer baño que encontré en el primer piso.

Las piernas me temblaban, deje que mi cuerpo se apoyara en la puerta y me deje caer hasta estar sentado.

- Maldito idiota... - me dije- cuanto tiempo paso y sigues actuando igual. Imbécil, idiota, mal nacido.

El silencio del pasillo llego a mis oídos y levantándome salí camino a la oficina del jefe, me convencí de que nada de lo que había visto era real y que Mark no sabía que estaba de nuevo en la ciudad. Antes de tocar la puerta esta se abrió y el jefe me dio un abrazo momentáneo.

- Tanto tiempo... - dijo.

- Hola, papá... - me dejé llevar adentro y me senté en un sillón frente a él.

- Gracias por tus trabajos. - el lugar seguía igual después de dos años, mis fotos de chico, las flores anónimas que ya no lo eran y mi padre tan calmado como siempre. – ¿pero, porque volviste?

Sentí que mi cerebro podía estallar. "¿porque volviste?" no sabía cómo contestarle, después del secundario había estudiado fotografía y trabajaba como tal para el departamento de turismo pisando la casa unos días, hasta hacía dos años, que simplemente decidí no volver.

"¿Porque volviste?" entendí porque mamá se había separado de él, era desagradable, cuando un padre preguntaría algo así, pero siendo sincero, porque volví, era algo que todavía no sabía sin decir la palabra Mark.

El destino frente a mi (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora