A la mañana siguiente, cuando me levanto, me doy cuenta de que estoy empapada en sudor a pesar de que no he tenido nada para taparme.
-Sí que ha debido de hacer calor...-Pienso.
Quizás debería poner un aire acondicionado más adelante.
Me levanto y me quedo sentada en el sofá unos minutos, pensando en qué tengo que hacer esta mañana de sábado tan calurosa. Por lo menos hay cortinas en las ventanas del salón y eso consigue que no entre el sol tan directamente. Tengo que comprar unas sábanas y una almohada para mi cama, un sofá nuevo, vajilla, y el aire acondicionado. Pff, me da tanta pereza, voy a tener que andar un montón y pillarme varios autobuses, porque aquí todavía no tengo ni coche ni nada. Bueno, por lo menos tengo el carnet. ¡Ah! También tengo que ir buscándome un empleo para por la tarde. ¿De qué podría trabajar? Bueno...Voy a vestirme y a buscar primero una tienda donde comprar la vajilla y las sábanas con la almohada. Cuando regrese guardaré la ropa en el armario. Voy a mi cuarto y abro la maleta para buscar algo que ponerme. Opto por unos shorts negros con una camiseta ancha de tirantes azul con un estampado de palmeras en la playa. ¿Zapato cerrado o chanclas? Hace calor, pero voy a ir andando más cómoda con los zapatos cerrados y sin riesgo a que se me salgan, así que me pongo mis clásicas adidas superstar. Me meto en el cuarto de baño con mis dos neceseres, el cual no había visto hasta ahora y es lo único junto con la cocina que no tiene nada para arreglar, y saco un par de gomillas para recogerme el pelo. Sé que me va a estorbar mientras ando por la calle, y me hago dos trenzas de raíz bien tirantes y asegurándome de que no tengo pelos sueltos. Es algo que me mata, siempre me ha gustado ir repeinada.
Como tengo muy buena cara, no me aplico base de maquillaje ni corrector, sólo un poco de mi crema hidratante y me pinto la raya en el párpado superior del ojo. Tampoco me pongo rímel, del cual soy una obsesiva y estoy enamorada, pero tengo que dejar respirar mis pestañas para tenerlas sanas. Ya estoy lista. O casi. Me falta el monedero. Voy a buscarlo al cuarto. Está metido en la mochila que llevé ayer para el vuelo. Ahora sí.
Una vez en la calle, activo la ubicación de mi móvil y abro el Google maps para buscar la tienda de decoración y muebles más cercana a esta zona. Tarda en aparecer, pero me sale que, dos calles a la izquierda de la plaza central de la ciudad(creo que es la de la mezquita que vi en el taxi), hay una tienda. Perfecto. Voy caminando hacia allí, y el recorrido se me hace bastante largo. Puedo llevar cuarenta y cinco minutos andando. A los cinco minutos aproximadamente, puedo ver la plaza al fondo. Menos mal que ya está ahí.
En la plaza hay varios puestos y tiendecillas y me entretengo mirándolos. Me detengo en uno de accesorios donde hacen también tatuajes de henna. La mujer que está haciendo uno lleva un maquillaje de ojos precioso, y está haciéndole a una señora un tatuaje con unos dibujos muy bonitos. Me llama mucho la atención, y le pregunto al hombre que se encarga de vender bisutería cuánto me cobran por hacerme uno. Está bien, es barato y por lo que veo la mujer tiene buena mano para esto. Cuando se la va la otra señora ya con su henna acabada, saludo a la chica del maquillaje y esta me indica que me siente en la silla de madera. Me enseña un álbum con muchos tatuajes distintos, y al final me decanto por un diseño floral que va desde el tobillo hasta casi la rodilla. Va lateral. La chica rellena la jeringa con un tubo de henna, se pone otra vez los guantes y comienza a hacer el dibujo. Me hace cosquillas. Cuando ya está terminado, me espolvorea purpurina de colores por el tatuaje antes de que se seque. Ha quedado muy bonito, me adorna mucho. Les pago y, como les doy la cantidad justa no tienen que darme cambio. Ahora tendré que tener cuidado hasta que se me seque completamente. No puedo dejar de mirármelo, me encanta cómo ha quedado, está perfectísimo y con la luz del sol la purpurina brilla. Un grupo de hombres que hay recogiendo el tenderete de supongo que su tienda se quedan mirándome. Los ignoro haciendo como que no me he dado cuenta y sigo caminando hacia la tienda. Por fin llego, y en la entrada hay un chico de mi edad que también se queda mirándome fijamente a mí, y después a mi tatuaje. Le saludo pero él no dice nada y sigue mirándome el diseño floral de henna de mi pierna. Entro y en el mostrador hay una mujer. Me saluda y me pregunta amablemente qué quiero.
-Estoy buscando unas sábanas de la medida 40×60 por favor. Ah, también me gustaría comprar platos, vasos y cubiertos. (Todo esto lo digo en árabe por supuesto).
La mujer del mostrador me hace un gesto para que me quede ahí esperándola, y al minuto vuelve con cajas llenas de tenedores, cucharas, platos de varios tamaños, vasos, tazas y más, y me saca varios paquetes con sábanas. Me gustan unas blancas con rosas moradas, y le indico que me voy a llevar esas junto con todas las cajas de cubertería y vajilla. Dios mío, espero llevar dinero suficiente...
Por suerte, llevo dinero de sobra y puedo pagarle. Al salir de la tienda, el tío ese sigue ahí en la puerta y vuelve a mirarme. Esta vez está siendo el doble de descarado, y le pongo mala cara a ver si lo capta. Salgo corriendo de la tienda cargada de cajas y la bolsa con el paquete de las sábanas, y me paro al lado de un restaurante de comida rápida. Son las tres y media y se me está abriendo el apetito. Abro el monedero pero con lo poco que tengo no me va a dar para comer. No importa, volveré a casa. Por una comida que haga no me va a pasar nada.
Para cuando regreso al apartamento, son las cinco menos cuarto. Esta vez he tardado más. Estoy un poco cansada, pero igualmente me pongo a guardar todos los tenedores, cuchillos y cucharas de diferentes tamaños en el primer cajón agrupándolos. Cuando acabo, para lo cual no necesito mucho rato, saco los platos y los guardo en el pequeño mueble que hay a lo alto. Acabo corriendo y ahora es el turno de sacar toda la ropa de la maleta y hacer la cama, pero estoy cansada y me echo una siesta en el sofá. Cuando me levante lo terminaré todo y también iré a comprar comida para lo que queda de día y para mañana.
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¿Este es mi destino?
RomanceNovela en la que una joven estudiante viaja a Marrakech a terminar sus estudios de traducción e interpretación de árabe. No se imagina lo que le espera una vez allí.