Capítulo 5

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Me he levantado de la siesta hace un buen rato y ahora acabo de terminar de meter toda mi ropa y zapatos en el armario. Me he quitado las superstar y llevo mis pantuflas de conejo. Me las compré con 15 años, porque en aquel momento me gustaba mucho llamar la atención y llevar ropa estrafalaria y divertida. Ahora sigo siendo una persona desenfadada, pero jamás iría vestida con un mono/ pijama de dinosaurio azul y rosa fosforito como iba en esas épocas. Todo el mundo se quedaba mirándome por la calle, y eso a mí de verdad que me encantaba.
Joder, qué rápido pasa el tiempo aquí. Son ya las ocho y media de la tarde. Me muero de hambre. Necesito ir a comprar comida ya. Lo mejor será que vaya a la tienda de ayer, no tengo ganas de andar mucho más de lo que he andado hoy.
Cuando entro en la tienda, espero encontrarme con la chica del cordero en salsa, pero en el mostrador no está. Hay un chico, que creo que es de mi edad también. Quizás es el hermano. Me quedo mirándolo fijamente paralizada, y él me sonríe y se ruboriza. Me empieza a latir el corazón rápidamente y me pongo muy nerviosa.
-Eh, esto, hola, vengo a...Ya sabes, a...-Digo sintiéndome como una estúpida.
Él me sonríe aun más pero no me dice nada.
-Bueno, que si podías...A ver, que me acabo de mudar aquí cerca.
-¿Y qué pasa con eso?
Joder, qué patética me siento ahora mismo. ¿Por qué me pongo tan tonta cuando un chico me sonríe? Bueno, a ver, es que su sonrisa ha sido...Diferente. Ha sido muy...¿Cálida? Dios mío, me entran ganas de pegarme una patada en el culo por esto. Me pongo seria y le contesto con un tono de voz más alto de lo normal:
-¡Que me acabo de mudar aquí y todavía no he ido a comprar al super, y necesito comida para esta noche y para todo el día de mañana!
El chico de la tienda se ríe. Ahora se está riendo de mí en mi cara. Lo que faltaba. Qué ganas tengo de salir de aquí pitando.
-¿Te apetece cordero en salsa? ¿O quieres un poco de esto?-Me señala una bandeja llena de lo que parece ser cuscús con verduras.
-Emmmm...Dame de los dos. Sí, por favor. Pero cantidades grandes.
Me vuelve a sonreír y me los sirve en dos tapers esta vez más grandes que los de ayer. Y dale, otra vez me ha sonreído. Parece que está tonto, pero es muy guapo...
-¿Te vas a quedar ahí todo la noche? Por mí vale, te puedes venir a dormir a mi casa...
-¡Idiota! ¡Ya me iba! Sólo estaba...Pensando en el cambio que me has dado a ver si está bien.
Sé de sobra que no estaba pensando en eso, que estaba dándole un repaso a él con la mirada. Lo pienso bien. ¿Qué estoy haciendo? Salgo por la puerta lo más rápido que puedo con la pesada bolsa de comida a cuestas. Vaya, el de la tienda no se ha cortado ni un pelo. Otro igual que el de la tienda de sábanas, sólo que este ha tenido más cara. Pero bueno, tengo que calmarme, olvidarme de lo que acaba de pasar e irme a cenar ya, que no puedo más. Mañana pasaré el día en el apartamento terminando de organizar la mochila para pasado que empiezo mi último año de universidad. Y ahora que he llegado al apartamento, voy a cambiarme, a ponerme el pijama y a soltarme el pelo. Luego cenaré y más tarde llamaré a Bruno para contarnos lo que hemos hecho hoy cada uno.

¿Este es mi destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora