Tú, una flor

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Febrero parecía la oportunidad perfecta para aparecerme en su vida.

Salí rápido a buscar una flor, la más hermosa de aquel bello campo.

Tulipanes, azucenas, cayenas, margaritas, y lirios de esos que causaban delirios.

Había tantas:

Violetas, girasoles, y de tantos colores:

Rojas, amarillas, rosadas, ¿Cuál escoger? ¿Cómo saber cuál habría de gustarle?

Seguí mi instinto y a todas las ojeé, observando hasta el más mínimo detalle, era increíble, ninguna se parecía a ella.

Me sentí triste. Vagué toda la noche y el día buscando una flor que la representara, para que viera lo tanto que yo la amaba.

Me adentré en aquel bosque que se encontraba a metros del valle, así que cruce la calle, y con valor vi aquel auge.

Me dio la bienvenida el cantar de tan bellas aves, y empezó de nuevo a anochecer, me distraje unos minutos de mi objetivo con la sublevación de tan hermoso lugar, así que seguía mirando buscando a la flor más preciosa una vez más, creí no verla nunca, y la hallé, ahí estaba ella, hecha una flor, la más brillante, divina y excelsa demuestra de amor. Una flor que emana luna, iluminaba el bosque como ninguna, dándole vida a aquel lugar lleno de oscuridad, ¡Qué cosa tan hermosa acababa de encontrar! Solo había un problema, ¿Cómo llevármela?, ¿Cómo arrebatarle a tan hermoso lugar lo más bello que tenía? No podía, me sentiría pésimo si lo hacía.

¿Había olvidado mi objetivo? 

No. Solo era un buen ser humano.

Salí rápido de allí, y fui a buscar a Abril, cuando la hallé le dije: Trae tu violín, tú serás mi otra manera de hacerla feliz.

La llevé a tan extraordinario lugar, y le pedí que me esperara ahí, que pensara en una linda y buena canción, para lo más preciado de mi corazón.

Corrí a casa, y la busqué, necesitaba rápido hallarle. Estaba dormida en su habitación, y la cargué en silencio, la llevaba con total relajación a ese plan de suma precisión, tenía que apresurarme antes de que anocheciera por completo.

La despertaron las delicadas y sublimes melodías del violín, pero al escuchar bien solo se adormiló más, así que la acosté en aquella sábana de césped que al bosque cubría, se veía tan hermosa mientras dormía.

Para "Ella"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora