Capítulo 1

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Hace mucho tiempo, en una ciudad olvidada… No, así no, no puede ser así debido a que no era una ciudad olvidada y lo que ocurrió no fue hace mucho tiempo.  Deberíamos comenzar de otra forma, ¿verdad?
Esta historia trata sobre Rigby, el pequeño e inocente muchacho que un día descubrió lo que es el amor y el dolor que a veces puede causar.
Este chico vivía en un parque que no se encontraba ni en el centro ni en las afueras de la ciudad, era un lugar común y no especialmente interesante, y esto, dicho sea de paso, traía problemas al dueño y a los que lo manejaban. He aquí cuando nos enfocamos en nuestro protagonista: un chico de estatura baja, veintitrés años, tímido e inocente, con unos hermosos ojos dorados que brillaban como un atardecer pero con unas ojeras que aplacaban su belleza natural. Trabaja tiempo completo en el parque e incluso vivía allí, en una gran mansión de color verde que podía presenciarse en el centro del lugar. Ésta sólo era ocupada, hasta ahora, por dos miembros: el hijo del dueño, Papaleta, y, por supuesto, Rigby.
Ambos junto con demás miembros del parque (Benson el gerente, Skips, Musculoso y Fantasmano), como ya he dicho antes, debían lidiar con los problemas de no tener visitantes. La última vez que muchas personas habían ido había sido en una época dorada y sin demasiada tecnología, lo cual hacía que desde mujeres a hombres salieran más seguido de sus casas para disfrutar el aire libre. Pero en la actualidad, ¿quién querría salir a un parque cuando puedes quedarte en casa rodeado de computadoras, televisores y celulares con internet?
Es entonces cuando el señor Mellard, dueño del parque y fundador, decide que lo mejor para atraer gente sería impresionarlos con una obra de teatro al anochecer, porque , según él , no había nada más hermoso y entretenido que el teatro . En especial si se hacía a la antigua.
—¿A la antigua?— preguntó Rigby; tartamudeando un par de veces y con las mejillas de un tono rojizo. Desde que era un niño se le hacía difícil hablar normalmente con alguien, nunca supo el porqué, sus padres habían intentado que se soltara con los demás niños llevándolo a varios psicólogos pero a pesar de todo su esfuerzo no funcionó. Se rindieron pensando en que era mejor que hable con ellos con tranquilidad, en lugar de forzarlo a ser sociable.
—Se refiere a que las mujeres sean interpretadas por hombres— reaccionó, Papaleta aplaudiendo de forma energética y con una enorme sonrisa en sus labios de anciano; el movimiento hacía que su pequeño sombrero negro se moviera de un lado al otro sin caerse— Oh, ¿No es acaso una maravillosa idea?
—Señor Mellard, no creo que sea lo más conveniente— intentó decir el gerente de cabellos rojos, le agradaba la idea de interpretar una obra pero les sería más fácil contratar unas cuantas mujeres en vez de hacerlo ellos mismos— Además no hay suficientes empleados…
—¡Claro que sí!— refunfuñó el dueño al que comenzaba a molestarle la necedad de su empleado más importante; sin hacerle caso a los demás comenzó a sacar de su gran bolso negro de aspecto antiguo unos cuantos libretos de muchas páginas, cada uno pesaba de forma considerable y los trabajadores no podían dejar de preguntarse: “¿Cómo era posible que un hombre tan viejo haya podido cargar todo el tiempo ese maletín, teniendo tantas cosas?”—Ustedes sólo tendrían que contratar cuatro empleados más, además Benson: ¿no dijiste que estaban escasos de personal? Ya tengo todo preparado y no es tan difícil de hacer, de lo único que hay que preocuparnos es de el vestuario y los diálogos, ¡Pero son cosas menores! ¡Todo el mundo a trabajar!
Rigby se quedó congelado en el lugar, el principio de las escaleras que conducían a la casa. No podía creer lo que iba a tener que hacer ¿actuar? ¿frente a gente? ¿con otras personas a las que ni siquiera conocía aún? Sus manos que aún sostenían el libreto comenzaron a temblar, su rostro se puso más rojo de lo normal y al recorrerle un sudor frío por la espalda tuvo que permancer sentado para no caer o desmayarse. No quería hacerlo, era imposible que alguien como él pudiese sobrellevar algo así.
Pero había olvidado siquiera lo que iban a actuar, tal vez sería una obra con pocos diálogos (aunque eso fuera imposible) y entonces lucharía por ser el personaje que menos participe en la historia. Uno secundario estaría bien, viviría en la sombra de las estrellas del show; miró el titulo de la historia: “Romeo y Julieta”, de acuerdo tal vez no fuera tan malo, solo debían buscar actores principales que opaquen a los demás. Aunque para eso debían contratar a personas realmente buenas, por primera vez en su vida iba a hacer algo para ayudar. Fue hasta la oficina de Benson y tocó la puertas varias veces de forma suave, cuando escuchó el “adelante” se sintió más nervioso que nunca.
—¿Puedo ayudarte en algo?— preguntó Rigby en voz baja; su jefe lo miraba entre sorprendido y extrañado, era casi anormal que su pequeño empleado tomase el valor suficiente para cooperar en algo, pero a las oportunidades por muy insólitas que sean se deben aprovechar.
—Bueno, el señor Mellard ya llamó a varias personas y vendrán esta tarde para que evaluemos a algunas de ellas, necesitamos buenos actores que tengan las características necesarias. De cualquier manera sigo pensando en que no es tan buena idea, él es un anciano y esas eran cosas que le gustaban a gente de sus épocas, en ese caso sólo nos visitarían personas que superen los noventa años—Benson soltó una pequeña risa, era algo muy impropio de él pero no era tan asombroso. La gente normal se ríe, y él era alguien común, no importa que tan gruñón se lo considere a veces; pero su enojo solo era causado por el control de sus trabajadores, debía cuidarlos, mandarles, enseñarles, era un largo trabajo en donde la paciencia y la bondad suprema no encajaban.
Cuando cayó la tarde, el pelirrojo y su compañero caminaron hasta la entrada del parque donde había una larga fila que superaba dos cuadras enfrente de un pequeño puesto de madera, el cual tenía un letrero que dictaba: “Audiciones”, o al menos eso era lo que se podía ver; habían varios hombres y algunos adolescentes, el gerente se preguntó si alguno de ellos sabía que tendría que interpretar a una mujer. Lo mejor sería preguntar antes de llegar a malentendidos.
—¿Alguno de ustedes saben que corren el riesgo de interpretar a una mujer?— gritó para que los del fondo los escucharan; unos pocos hombres abandonaron la fila pero los demás permanecieron sin importar nada.
A medida que las horas pasaban, la fila de personas se hacía más corta, todos se iban después de escuchar la frase “Excelente, nosotros te llamaremos”; Rigby había dejado de prestar atención hace un largo rato, y ahora sólo miraba hacía un costado con expresión de aburrimiento, hasta el momento no lograba encontrar a alguien que quedara perfectamente en el papel de Romeo o Julieta.
Un chico de piel pálida, ojos celestes, cabello largo y de un raro color azul con tonalidades suaves, vestido con una sudadera de color azul cielo y con unos jeans negros, se posicionó en frente de ellos para comenzar la audición. El chico de ojos dorados no podía quitarle la vista de encima, era demasiado atractivo a pesar de los piercings que traía en sus dos orejas, en su ceja izquierda y en su labio inferior. No pudo evitar pensar que se sentiría besarlo con eso en sus labios, pero inmediatamente borró ese pensamiento de su cabeza ya que en cualquier momento se pondría rojo de la vergüenza.
Cuando se fue, el pequeño sintió la necesidad de verlo otra vez para así poder seguir admirando su hermoso rostro.
—Contrátalo— suplicó, uniendo sus manos en forma de rezo mientras miraba a Benson con sus ojos brillantes.
—Bueno, no estuvo mal…
—Ade… Además estudió en la academia de arte, sabe algo de estas cosas— puntualizó, tartamudeando un poco. El tono de su voz comenzó a bajar hasta ser el de siempre, el que todos los días escuchaban todos a medias, el que tanto lo avergonzaba y lo cohibía.
El gerente de cabello pelirrojo lo miró con una ceja levantada mientras su rostro se apoyaba en su palma, que estaba sostenida gracias al codo que reposaba en la mesa.
—De acuerdo.
La sonrisa de Rigby era difícil de describir, se levantó de un salto de su silla tras el puesto de madera y después de exclamar un gran “Gracias” se fue corriendo hacía la mansión, pues ya era tarde y estaba por caer la noche en cualquier momento. Tras sus espaldas escuchó como otro chico pedía hacer una audición, volteó unos segundos ya que captó su atención y logró distinguir a un muchacho muy parecido a él. Sin dudas podrían haber sido hermanos ya que el contrario tenía la piel oscura, el cabello castaño, y la misma altura, pero hasta parecía ser más atractivo a pesar de las similitudes. Eso último lo incomodó un poco. Aunque sentía algo diferente en ese desconocido… Un aura de ¿maldad?

N/A: Figurativamente creo que hice este fanfic con 14 o 15 años. Lo encontré en una de mis páginas, corregí errores de puntuación y simplemente lo subí porque se me hizo tierno. Creo que mi forma de escribir comenzó a cambiar a partir de este fanfic O:
Pds: ¿Querían Morby? Ahí tienen su pinche morby (?)

El mapache negro (Morby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora