_______ aceptó vacilantemente la mano de Harry. Sentía la boca seca como un estropajo. Enlazó sus grandes dedos con los suyos y la condujo hacia el aeroplano privado de la empresa. Ni en sueños habría esperado que tuvieran una verdadera luna de miel. Se había sorprendido mucho, y sobre todo se había preocupado, cuando una hora después de casarse, su marido le había comunicado que se dirigían hacia la isla tropical que poseía en Puerto Rico y que permanecerían allí dos meses.
El plan resultaba excitante, pero también sobrecogedor. Nadie podría oír sus gritos si él tenía intención de hacerle daño.
Si se dejaba guiar por la lógica, él no parecía el tipo de persona que disfrutase haciendo daño a los demás, pero por otra parte, ¿y ella qué sabía? Apenas lo conocía. Además, pensó malhumoradamente, Harry creía que había estado confabulada con su padre. No creía que las escasas palabras con las que había intentado defenderse en su oficina, palabras que habían llegado cinco años tarde, hubieran supuesto alguna diferencia. Suspiró, preguntándose otra vez qué tendría pensado hacer con ella.
Y, maldita sea, de todos modos, no existía ninguna forma de luchar contra él. Verdaderamente, Harry había convertido su sumisión en una parte legal de su matrimonio. La había obligado a firmar una declaración jurada, en la que bajo pena de expulsar a su familia de la casa familiar, ella se comprometía a obedecerlo ciegamente. Legalmente, recordó apretando los dientes, ni siquiera podría levantarle la voz sin que castigase a los suyos.
Había creído que en una semana su familia se encontraría en la calle. Al contrario de lo que pensaba Harry ella nunca había sido del tipo dulce y sumiso. Las mujeres dulces y sumisas no podrían dirigir con eficacia compañías que manejan millones de dólares. Y ella lo había hecho eficazmente antes de la absorción. El problema estaba en que su padre antes de su muerte había tomado un montón de decisiones económicas absurdas, y esto casi había agotado el capital.
Aunque seguro que su marido ya lo sabía. Se preguntaba si eso no sería parte del aliciente de casarse con ella-la ocasión de someter por la fuerza a una mujer fuerte e independiente que después de haber sangrado sus efectivos hasta agotarlos no podría luchar contra él durante mucho tiempo.
Treinta minutos más tarde, el avión había despegado y les habían servido unos cócteles. ______ se sentó en su asiento frente a su nuevo marido bebiendo una margarita. Miró por la ventana, observando distraídamente las nubes que pasaban a su lado, demasiado nerviosa para establecer contacto visual con el hombre que ostentaba semejante poder sobre ella.
"Tienes unos pechos espléndidos," murmuró Harry, consiguiendo su total atención, los ojos abiertos como platos. No esperaba que fuera tan directo- aunque ahora ya tenía una pista. Ser directo formaba parte de su naturaleza. "Puedo ver cómo tus pezones se yerguen bajo la blusa." Observó como ella se despejaba la garganta nerviosamente y apartaba la mirada. "¿Es por el frío, la excitación, o son las dos cosas?"
Excitación, pensó, retorciéndose un poco en su asiento. "Frío," susurró.
_______ cerró los ojos brevemente, cogiendo fuerzas. Aunque pareciese una idea perversa y estúpida, su cuerpo siempre había respondido naturalmente al hombre sombrío y prohibido que se sentaba enfrente. Era como si los dioses hubieran creado su cuerpo con el único propósito de deleitarse con Harry Styles. Ningún otro hombre conseguía que se pusiese caliente sólo con unas palabras o una simple mirada. Ninguno, sólo Harry.
Odiaba admitirlo, pero parecía más peligroso y atractivo que nunca. Todavía llevaba el mismo traje negro italiano con el que se casaron. Estaba tan atractivo con el pelo negro despeinado y con la corbata suelta colgando descuidadamente de su cuello... Su atlética musculatura se marcaba incluso bajo la ropa que cubría su cuerpo. Sus ojos eran de un verde profundo e intenso, las líneas de la risa en las comisuras contrastando brutalmente con la dura expresión de su rostro.
"Entonces tendré que ponerle remedio," dijo suavemente, posando el brandy. "Quiero que mi mujer esté siempre derritiéndose por mí, muriéndose por mi pene"
_______ se quedó sin respiración, terriblemente excitada. Era demasiado. A su lívido no le importaba que lo único que Harry desease de ella fuese venganza. Éste seguía siendo el hombre con el que había soñado secretamente casi toda su vida.
Ya estaba excitada, reconoció. Si la tocaba probablemente estallaría sólo con su contacto. Respiró profundamente, pues no deseaba avergonzarse sucumbiendo tan pronto. Después de todo, el hombre que había anhelado durante tantos años era el mismo que le había arrebatado las riendas de su vida. Debía tener esto presente.
"Sácate la ropa." Ella abrió los ojos de par en par. Levantó la cabeza de golpe topándose con su mirada atenta.
"¿Q-Qué?" musitó sin aliento. Sentía como si el corazón fuese a salírsele del pecho. ¡Vaya! No perdía el tiempo con preliminares.
Increíblemente, su mirada se intensificó aún más.
"Sácate la ropa," repitió.
"P-Pero la tripulación..."
"La ropa," dijo suavemente, recordándole con la mirada el acuerdo matrimonial. "Quítatela."
________ contuvo el aliento. Nunca había permitido que un hombre la viera desnuda a plena luz del día. Plantearse hacerlo era lo más espantoso que podía imaginarse. Pero, paradójicamente, también era lo más excitante.
¡Ojalá su libido no actuase por su cuenta! Harry deseaba venganza-no a ella.
"Estoy esperando," murmuró. "Quiero ver desnudos esos prietos pezones sin nada que me estorbe la vista." Ella se atragantó con la margarita, después posó el vaso. Vaciló un momento, pero inevitablemente, se levantó y se dispuso a desnudarse. En realidad no tenía otra opción, se recordó ________. Tendría que obedecer mientras pudiese o por lo menos hasta que encontrase una manera de salir de este lío. Si existía alguna.
"¿Te puedes dar la vuelta?" Pidió tímidamente, bajando la cabeza avergonzada. "¿Por favor?"
"No." Harry tomó su brandy y se arrellanó en el asiento. _______ alzó la mirada, sorprendida por la obvia excitación de su voz. Luego volvió a bajarla inmediatamente, observando el bulto prominente en sus pantalones. "Quiero mirar a mi esposa, no la trasera del jodido avión," dijo con voz pastosa. Ella se mordió el labio. El recuerdo de su padre diciéndole que necesitaba perder peso, que era demasiado gorda y desagradable, inundaba su memoria.
"No tienes mucho que mirar," susurró. "... No estoy intentando retractarme de nuestro acuerdo, pero yo..."
"Creo que tengo mucho que mirar," interrumpió él, sorprendiéndola. "Ahora demuéstramelo. Estos pezones ahora son míos... y ese se*xo sólo me pertenece a mí. Quiero velos”
Inspiró profundamente intentando tranquilizarse, sus palabras la habían excitado más que sentir las manos de diez hombres acariciando a la vez todo su cuerpo. No deseaba sentirse atraída por él, vistas las circunstancias de su matrimonio, pero lo estaba. Era difícil no sentirse atraída por un hombre tan atractivo que, conscientemente o no, conseguía que se sintiese hermosa.
______ inclinó la cabeza y comenzó a quitarse la ropa lentamente. Evitó cuidadosamente mirarlo, pero podía sentir como su mirada intensa devoraba sus pezones mientras se quitaba primero la blusa blanca de seda y a continuación el sujetador blanco de encaje.
Harry agarró sus pechos con las manos y usó los pulgares para restregarle los dilatados pezones. "Preciosos," murmuró con voz densa. "Tienes unos pezones grandes y alargados. Perfectos para chupar."
Ella apretó los muslos con fuerza y expulsó el aliento. la boca de Harry estaba tan cerca que podía sentir su aliento cálido en los pezones. "G-Gracias."
Harry comenzó a lamerla sin piedad, sorprendiéndola, y obligándola a jadear. Fue turnándose entre sus pechos, lamiendo lentamente la aureola de cada pezón para luego chupar la punta con toda la boca.
_________ lloriqueó, sentía debilidad en las piernas, como si fuesen de mantequilla. Él endureció la lengua alrededor de su pezón izquierdo y lo atrajo al calor de su boca. Ella gimió suavemente cuando sus labios lo apresaron, y cuando comenzó a succionar no pudo evitar hundir instintivamente las manos en su pelo oscuro.