Emma Harrison Simth, una adolescente de 17 años, con una vida común y corriente, con un padre que obliga a su lejana familia a mudarse a California por razones desconocidas. Se niega a viajar y comienza a vivir con sus dos mejores amigos. Un día con...
Entré a casa y Celeste junto a Matt se arreglaban para salir.
-Dejé dinero sobre la repisa para que pidan comida con Theo, recuerda no darle a Oliver nada de chocalate, no quiero que luego ande con alergias.
-Le dejamos comida en la nevera, SÓLO CADA 4 HORAS- recalcó Matt, aunque yo ya tenía bien claro eso, siempre cuidaba a mi pequeño sobrino- y no hagan cochinadas frente a mi hijo- dijo riendo entre dientes.
-Sólo después que logren que se duerma-dijo pícara Celeste. Se veía espléndida en aquel vestido ajustado color negro. Pese a su embarazo; ella seguía igual que antes de Oliver, siempre delgada y llena de curvas, con su pelo castaño hasta la cintura, siempre amarrado en un gran tomate, pero esta vez había soltado su cabello en una larga trenza espiga. Los tacones le hacían lucir más esbelta, más o menos del tamaño de Matthew, que por cierto era bastante alto.
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-Espero que se emborrachen tanto que terminen sujetándose el cabello en el inodoro!- dije convencida con los brazos cruzados- como la última vez.
-Así será, mi perra- dijo sacando la lengua en señal de ¿"rebeldía"? Si no la conociera de tantos años pensaría que estaba insultándome. Y recibió una sacada de lengua de vuelta- es la hora, amor- tomó la mano de Matt y entrelazó sus dedos. Besó la frente de Oliver, que se encontraba durmiendo en el sillón, acto seguido de Matt- cuídenlo mucho, saludos a Theo- besó mi frente dejando labial marcado, luego Matt besó mi frente y cerraron la puerta, dejándome a mi y al pequeño revoltoso solos.
Me senté en el sillón, luego de haber ido a preparar una ensala de pepino. La televisión pedía a gritos que comprara una máquina de masajes llamando a el número una operadora, estaba por cambiarla; cuando Theo llamó a la puerta con su "tono personalizado" según él (lo que lo hacía diferente era que tocaba la melodía de un pegajoso comercial de cereales). Fui a abrir y lo recibí con un fuerte abrazo. -¿Reparaste tu skate? -Sólo me faltaban las ganas para repararla- sonrió- ¿Está dormido?- preguntó sorprendido, ya que el niño siempre lo recibía con un abrazo de koala en su pierna. -Si... ¿puedes creerlo? ¿Oliver dormido a esta hora?- ambos disfrutamos de la paz que reinaba en la casa- ¿Quieres ensalada?
Ya había pasado media hora y Oliver seguía durmiendo plácidamente boca arriba en el gran sillón. Theo se había quedado dormido sobre mis piernas y yo estaba a punto de hacer lo mismo, cuando de pronto se abrió la puerta de golpe y con música de fondo entraba Tyler Joseph seguido de Joshua Dun. Caminaron hasta llegar a unos centímetros de mi, mientras sentía el corazón en la garganta de la emoción. -Hola, hermosura- dijo el dios griego de Joshua- te ves espléndida esta noche. -Primor, por ti me separo de la Jenna y me dejo de acostar con el Joshua- la suave voz de Tyler le acusó un escalofrío en la espina dorsal- ven aquí- dijo él. Por más que lo intenté no logré zafarme del peso que Theo ejercía sobre mis piernas, dejándome inmóvil en mi asiento- vamos, tú puedes preciosura- lo intente una vez más pero le era imposible- vamos Emma, tú puedes. Tú puedes Emma. Tú puedes despertar. Tú puedes- la suave voz se iba mezclando con otra que me parecía muy familiar- anda amor! EMMA!- de pronto todo se volvió borroso y ambos bombones desaparecieron dejando un destello de brillo plateado en sus lugares- AMOR! parecía que estabas soñando húmedo, mírate... pareciera que te vas a venir en cualquier momento- recuperé la compostura y me levanté lentamente, aún tratando de asimilar que sólo había sido un simple sueño y que eso nunca pasaría realmente. La tristeza y la desilusión se hicieron presentes- no me digas que soñaste de nuevo con esos "pilotos"-dijo con tono de recelo Theo- no tienes ni que admitirlo, ya sé la respuesta.
-Pero adivina con quien haría todo el kamasutra- dije pícara- de hecho con quien ya lo hice.
-De seguro con esos dos en tus sueños húmedos- se cruzó de brazos.
-No tontito- una parte de mi lo lamentaba, podía olerlo- contigo- verifique que el pequeño aún durmiera y me avalancé contra Theo- tú eres el mejor sueño húmedo que podría tener- mentira.
-Ahh ¿si?-dijo con una media sonrisa en la cara, notando que de más cerca la transparencia de mi blusa se hacía más visible- ¿Cómo lo puedes corroborar?- de pronto el pequeño niño despertó llorando, causando que ambos nos sobresaltáramos y dejáramos ese asunto.
-¿Qué pasó mi amor?- tomé al pequeño en lo brazos y le acaricié la cara- ¿otra pesadilla con Walter?- Walter era el amigo imaginario de Oliver, pero por alguna razón siempre tenía pesadillas con él. Era escalofriante escucharlo después hablando con él sobre la pesadilla de anoche.
-Walter me persigue- dijo entre sollozos.
-Está bien... está bien pequeño, traeré tu comida- dejé a Oliver en los brazos de Theo y fui a la cocina.
-Hola, campeón- dijo en un susurro Theo- aquí está tio Theo- Oliver se sorbeteó los mocos y se lanzó al cuello de Theo con entusiasmo.
-Te extrañé tio- dijo él dejando a la vista todos sus pequeños dientes- vamos a juegar a la pilla- se levantó y salió disparado a correr por todos la casa mientras Theo lo perseguía.
Calenté la comida de Oliver y en la espera sonó el teléfono.
-¿Emma Harrison?- preguntó una voz desconocida.
-Ehh... si, con ella.
-¿Familiar de Celeste Rodriguez y Matthew Sanders?...
