Sexto mes

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—¿Quieres un cigarro?— la voz de Kiba sonó casi a lado de el y tuvo que alzar la vista.

—No, gracias.

El castaño solo alzó una ceja confundido y se encogió de hombros.

—Hace tiempo no fumas, Naruto— se quejó el otro mientras soltaba el humo.

—Si… a Sasuke le hartó eso y tuve que dejarlo-ttebayo— mintió mientras seguía firmando algunos papeles.

—Si que te cambia la vida estar casado— suspiró — ¿Y ya lo embarazaste?

—Otra vez con eso…

—Hablo en serio. Ya es hora de que tu familia crezca— el rubio iba a abrir la boca para defenderse pero fue interrumpido por Kiba— El perro no cuenta.

—¡No es un perro-ttebayo! Es nuestro hijo. De Sasuke y mio.

Kiba rodó los ojos y se cruzó de brazos mirando de reojo a su mejor amigo. Frunció el ceño y miró hacia la ventana aspirando un poco mas del cigarro.

—Estas engordando.

Naruto abrió los ojos y dejó los papeles de lado. Y miró su cuerpo en una rápida acción.

Era cierto. Desde hace días sentía que su nariz no era la misma, estaba algo hinchada. Y sus manos empezaban a hincharse igual que sus pies. Y ni hablar de su vientre de seis meses. Cargar con mellizos era tarea de titanes.

Le dolía siempre la espalda y la cadera. Sin saber por que, pero siempre dolían al punto de soltar un gemido.

Pero se esmeró en que no se notara mucho.

—Algo…— susurró ignorando al castaño y siguió con su trabajo.

—Segun yo, ibas al gimnasio. ¿Ya no vas?

Naruto negó.

—¿Por que?— preguntó Kiba y apagó el cigarro cuando el otro se tapó la nariz.

—Porque ya no tengo mucho tiempo-ttebayo— murmuró algo mal humorado. El que le cuestionaran a cada rato era un constante dolor de cabeza.

—Pero regresas antes de las siete. Te da tiempo, ¿no?

—A ver, ¿Por que tanta curiosidad de un día para otro? Es mi vida— murmuró.

El castaño en un gesto ofendido, se cruzo de brazos y golpeó el escritorio del rubio con fuerza, sobresaltando al otro.

—¿Pero que mierda…?

—¡Algo te pasa y no quieres decirme! — el castaño lo agarró de los hombros y los zarandeó — ¿Es que ya no confías en mi?

Lo último lo dijo dolido. Algo que para Naruto en su estado, fue imposible no partirle el alma.

—Kiba… eres mi mejor amigo-ttebayo, pero mi vida es privada, ¿si?

El castaño sin decir nada se fue azotando la puerta. Naruto sólo recostó su cuerpo en el escritorio maldiciendo.

Todo esta bien, los niños están bien— Tsunade limpió el vientre de su nieto y sonrió un poco.

—Gracias a Dios…— susurró Sasuke mientras dejaba de morder su uña del dedo pulgar.

—Pero hay que controlar la dieta. Estas subiendo demasiado y en las ultimas semanas de embarazo suele subirse más de peso— advirtió — La niña es un poco mas pequeña que su mellizo, pero es normal.

¡Doncel Por Error!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora