Doble visión

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Estás gritando un nombre que ni me corresponde, un grito ahogado,lleno de rabia.
Realmente no sé en qué piensas ,ni mucho menos lo que pienso yo.
Mientras te hago llegar a tu éxtasis ,mi mente no está encima tuya como está mi cuerpo, no está.
Tienes que tirarme del pelo para que mi mente baje por unos segundos a la realidad que me rodea, estar encima de un hombre que posiblemente me doble la edad.
Un hombre que busca una joven por puro morbo para engañar a su mujer.
Mientras se corre dentro de mí,su mujer le estará preparando dulcemente su cena mientras espera que venga de su trabajo.
El trabajo de correrse con una desconocida.

Evitar pensar en como es la vida de tu cliente es algo inevitable, ¿qué harán después?,¿se lo cuentan a alguien?
Sé que son cuestiones de personas cotillas como yo.
Aunque siempre soñé que con la edad que tengo ahora estaría en una bonita casa, que con sólo entrar un olor a vainilla entrara rápidamente por tu nariz que te colapsara el cerebro dándote sensación de mareo.
Y que desde mi habitación tuviese unas hermosas vistas a un jardín con muchas flores de colores las cuales poder dibujar.
Pero no, sigo aquí encima de éste hombre el cual me ha pagado otra hora más.
Ha llamado a su mujer diciéndole que no llegaría a la cena, que le quiere muchísimo y que llegará pronto.
Pronto estará corriendose de nuevo gritando mi nombre,el cual no me corresponde.
No tengo un nombre fijo,no dejaría que nadie me llamara por el mismo nombre durante mucho tiempo.
Sentiría que me conoce, cosa que no permitiría nunca.

Está besándome las pantorrillas, me pregunta mi nacionalidad.
Una para cada hombre.
Me come el coño como un desquiciado,pero no siento absolutamente nada.
Grito,solo grito que siga, que voy a correrme. Porque sé que es lo que quiere oír.
Ahora me succiona los pezones, ni se erizan pero yo misma me hago cosquillas en los brazos para que lo hagan.
Me pide un beso, nunca he aceptado ningún beso.
Ni lo voy a hacer ahora.
Le pido dulcemente que baje y lo vuelve a hacer, comiéndome otra vez el coño mientras yo grito su nombre, con miedo a equivocarme.
Con una rabia me introduce con una fuerza su pene y me da con todas sus fuerzas.
Como una muñeca.

Se fue, es la hora de que vuelva con su mujer.
Y cuando ella esta noche le insinue que tiene ganas de sexo el le dirá que está cansado de trabajar,pero no, está cansado de trabajar conmigo.

El diario de una prostituta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora