Un día como cualquiera

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Hay cientos de historias donde cuervos, urracas, gatos, perros, zorros, dragones, lobos, serpientes o peces se convierten en humanos, o viceversa, ¿pero cuántas historias hay sobre una paloma que se haya convertido en humano? 

Como las palomas no son criaturas muy sobresalientes, casi nadie pensaría que pudieran resultar cosas interesantes de éstas, pero las palomas son mucho más impresionantes de lo que parecen.

Quevin estaba echado en el suelo viendo el cielo. Traía la capucha puesta de su habitual chamarra morada con tonos tornasolados que tenía una forma similar a una paloma. En su mente, había sólo dos pensamientos. Comer y dormir. La mayor parte del tiempo, esos dos eran sus únicos pensamientos.

—Quevin, te estaba buscando —Jenny se acercó a él y lo miró desde arriba. Su cabello castaño y ojos marrones apenas se percibían por la luz del sol que daba a sus espaldas—. ¿Cuántas veces te he dicho que no salgas de clases y entres al parque sin al menos avisar?

—Kurr —el sonido que salió de su boca se asemejó al arrullo de las palomas. Quevin solía hacerlo cuando le preguntaban cosas que no sabía o no se debía responder.

—¿Enserio? —Jenny suspiró—. Al menos podrías hacer un sonido más creativo que ese.

Quevin suspiró mientras se levantaba con la ayuda de Jenny. Se sintió un poco mareado al hacerlo, por lo que estuvo apunto de volver al suelo, pero su amiga se lo impidió.

—No puedes quedarte todo el día en los parques —reclamó.

—Pero aquí es a donde pertenezco —trató de excusarse Quevin—. Aunque parezca un humano, sigo siendo una paloma en alma.

La mirada que recibió al decirlo le hizo sentir un escalofrío.

—Es difícil acabar con lo hábitos —se apresuró a decir—. He estado la mayor parte de mi vida en parques como estos. 

Jenny comenzó a caminar.

—Supongo que es cierto —dijo mientras le hacía a Quevin un ademán para que lo siguiera—. Pero aún así, debes intentar acabar con esos hábitos.

Quevin caminó detrás de ella en silencio. A él realmente no le importaba mucho actuar como un humano, era una paloma, un palomo mejor dicho, y eso sería siempre hasta el final de sus días.

Ambos iban a un ritmo tranquilo y sincronizado. Jenny había aprendido bien a imitar la forma de caminar de Quevin. Pasos cortos mientras movían la cabeza y, debes en cuando, se detenían para ver hacia los lados, a vista de los demás seguro eran dos personas imitando el caminar de las palomas.

Por más que Jenny lo negara, ella en realidad adoraba tener la oportunidad de poder tener a un chico mitad paloma en su vida, es decir, es el sueño de cualquier amante de las palomas.

Wof wof

El ladrido de un perro podía ser el único sonido, no, uno de los pocos sonidos necesarios para asustar a una paloma enormemente. ¿Cuándo aprendería Quevin que, siendo un humano, estos no lo perseguirían? Bueno, al menos que corriera. 

Para Quevin, la vida humana sería, tal vez por siempre, difícil de manejar. Aunque tanto él como su buena amiga sabían, las cosas se complicarían cada vez más con el pasar el tiempo.

A final de cuentas, vivir como un humano rodeado de más humanos no era fácil para todos.



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Hola~ Pues bueno, este es el primer capítulo. En sí, todos los días trataré de subir capítulos :3 

Si les gustó no olviden dejar sus votos y comentarios (hacen feliz a los que escriben(?) Y pues.. si tienen alguna recomendación sobre la historia o corrección sobre ella, déjenla en los comentarios! n.n

Espero que sigan la vida de Quevin hasta el final.


La vida del chico palomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora