Celos

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Rían veía con desprecio a Quevin. 

Él siempre había estado al lado de Jenny, y no entendía como su buena amiga estaba siempre cerca de ese extraño chico de cabello grisáceo.

Aunque Quevin siempre se saltara las clases, cosa que Jenny odiaba que las personas hicieran, ella seguía actuando amable y feliz con el chico con cerebro de pájaro. Él los había visto a los dos juntos en el parque riendo y comiendo helado.

No era estúpido como para saber que Jenny y Quevin no eran parientes de ningún tipo. Una excusa como esa no lo engañaría a él ni en un millón de años, pero para evitar que su amiga se metiera en problemas, no le había dicho a nadie sobre eso. Rían estimaba mucho a Jenny como para hacerle eso.

—Bien, oportunidad perfecta —dijo para sí, al ver que Jenny se alejaba dejando solo a Quevin.

Las clases habían terminado y Rían no ocupaba ser un genio para saber que su amor no correspondido iría al parque con el chico que más odiaba en el mundo. Y eso, que aún no había intercambiado palabras con él. Rían no era el tipo de persona que juzgaba a las personas sin conocerlas, pero al ver el cambio de comportamiento de la chica que más le importaba cuando estaba con Quevin a cuando no estaba con él, no necesitó más cosas para poner al chico de cabello gris en su lista de "Enemigos Mortales".

—Buenas tardes —lo saludó mientras se sentaba juntó a él. Rían podía parecer un matón, pero siempre era cortés antes de amenazar a su enemigos—. Tu nombre es Quevin, ¿cierto?

Quevin lo volteó a ver, pero parecía estar sumido en sus pensamientos, tardó algo en responder a la pregunta de Rían.

—Te he visto antes —dijo con tranquilidad—. ¿Eres el que observa a Jenny con deseos de aparearse?

—¿Eh?

—Lo siento, mi error, quise preguntar que si eras el compañero de Jenny que le lanzaba miradas cada minuto —trató de corregirse.

Rían lo miró unos momentos. Había atinado muy bien en el comportamiento que creía que tenía Quevin.

—Mi nombre es Rían, soy amigo de Jenny —Rían escogía bien sus palabras antes de soltar todas las cosas que había planeado decir—. Vine a preguntar por tu relación ella.

—¿Mi relación? Soy... un pariente lejano... y vengo del extranjero —respondió. La sonrisa que se formó en su rostro era la de un niño que había dicho correctamente algo que había estado tratando de memorizar una y otra vez.

—Tranquilo, soy de confianza, sé que eso no es verdad.

—¿Enserio? Genial, si hacías preguntas no hubiera podido darte respuestas claras.

—En ese caso, dime, ¿cuál es tu relación con Jenny? y... ¿cuál es tu verdadera procedencia?

Quevin no tardó mucho en responder, cosa que alegró a Rían, Jenny podría llegar en cualquier momento y no quería que eso llegase a pasar.

—Yo antes era una paloma.

—¿Paloma? Más bien, rata voladora —respondió con típico tono de voz cuando alguien trataba de decirle un mal chiste.

—No bromeo. ¿Has oído de experimentación animal? Es ilegal, Jenny y su tía me salvaron y desde entonces vivo con ellas. Esperó pronto volver a ser una paloma, siendo humano tengo muchas más limitaciones.

Estando estático, Rían observó el rostro de Quevin. No podía estar hablando enserio.

Se levantó y se alejó despacio. 

No había podido amenazarle ni nada por el estilo. Sentía que si lo hacía, Quevin podría decir más incoherencias. Había imaginado varios escenarios posibles, pero ninguno era acertado a ese.

Actuar de forma improvisada no era el estilo de Rían.

—No le digas a Jenny que hablé contigo, ¿de acuerdo?

—Está bien.

Rían se alejó del lugar a paso veloz. Sospechaba que lo de ser una paloma, a pesar de la seria expresión que Quevin había tenido al decirlo, sólo había sido una forma de confundirlo y hacer que se alejara de ahí, tal vez Quevin era mucho más listo de lo que aparentaba.


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Nuevo personaje!!

No olviden dejar sus votos y comentarios, la igual que criticas o recomendaciones si les gustó, nos leemos mañana! (espero)

:3


La vida del chico palomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora