No somos nada

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Mi vida dio un giro de trecientos sesenta grados después de dejar Londres, la escuela va de lo mejor, comenzamos a enviar fresa a Canadá y lo mejor de todo es mi relación con Carlos los mejores cuatro meses de toda mi vida y son gracias a él, nunca había sido tan feliz.

Tenemos nuestras peleas como toda pareja, sus celos casi siempre las inician pero el sexo de reconciliación es de lo mejor, prácticamente se ha mudado a mi casa, al menos duerme cuatro noches a la semana conmigo y ya tiene ropa y artículos personales por toda partes, Andrea dice que ponto no se ira y que ella tendrá que buscar un lugar porque no quiere escucharnos tener sexo en la noche, aunque la verdad es que no lo hacemos cuando ella está en casa o lo hacemos en silencio, ella sí que es ruidosa.

Las fiestas se acercaban y las vacaciones, no quería pasarlas en casa pero mi madre insistió tanto que decidí darle una oportunidad más a mi familia, llegue y los ánimos en el rancho no son los que esperaba aunque mi madre me recibe alegre mi padre sé que está molesto.

-¿Cómo va la escuela? - pregunta ella

-Bien - le digo sin ánimos

Entramos a la casa y bueno por alguna razón no la siento mía, estoy más cómoda en casa de los abuelos pero Andrés dijo que era un buen paso el que me quedara aquí.

Me siento tan incómoda que decido ir a dormir, diciendo que el viaje me agoto un poco y que no he dormido lo suficiente por la escuela.

Los siguientes días son extraños, hago mi rutina como cada que vengo aquí, trabajo en los campos o en la fábrica.

Mi madre es fanática de la navidad y cada año adorna toda la casa de pies a cabeza, con luces miles y miles de santas por todos lados.

-Madre sabes que papá Noel no es precisamente parte de nuestros festejos - le digo cuando termino de amarrar la cabeza del venado para que Andrés y Roberto jalen el trineo y colocarlo en su balcón

-Vamos hija, se ve divino - pongo los ojos en blanco y subo para dar animo a mis hermanos, ante la desesperación de mi madre porque su tedioso trineo quede en la posición correcta

-No entiendo por qué ella hace esto unas semanas antes de navidad - digo

-Está adornando desde hace un mes - dice Roberto y me extraño de que me esté poniendo atención

-Dios, ella debería tomarlo con calma, la casa parece un museo de navidad, gracias que nunca estuve para verlos, en verdad siento pena por ustedes - siempre llegaba un día antes de la navidad y todo en la casa estaba listo

-Lo sé es tan malo - Andrés se une a la conversación, nunca habíamos tenido una los tres juntos

Mi madre está completamente loca por la navidad, por fin terminamos con sus adornos por cada rincón de la casa y terminamos agotados y riendo a carcajadas tirados en el sillón, no sé en qué momento paso, pero fue divertido.

Al otro día mi padre está realmente molesto, azota las puertas de todas y cada una de las habitaciones donde pasa, me meto en la biblioteca para leer un poco la verdad es que no me siento con ánimos de lidiar con su mal genio en estos momentos, me acurruco en el enorme sillón que tiene el respaldo más enorme que alguna vez mire, en el puedo esconderme y si alguien siquiera asoma las narices ni siquiera se percatara de mi presencia.

-¿Qué quieres que te diga? - dice mi padre molesto

-Por favor Alberto baja la voz, los muchachos pueden escucharte - dice mi madre y no sé qué hacer, siento que esta es una conversación que no debería estar escuchando

-Basta es hora de que tus hijos se hagan responsables de ellos, mi padre les dejo más de lo que siquiera se merecen, sobre todo a tu hija - dice molesto, bien al menos hablan de mí y no es como que no pueda escuchar del todo

PedazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora