Parte única

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San Valentín

Aquella fecha donde muchas parejas se formaban y otras solidificaban su relación.

Una fecha perfecta para el amor.

El amor que no muchos poseían.

Uno de ellos era Yuri Plisetsky, un patinador ruso que en sus cortos 15 años solo había recibido el amor filial hacia su abuelo.

Cero experiencia en el romance y pocos a los que consideraba amigos, casi nada.

Pero ahí se encontraba él, esperando en el aeropuerto a quien lo había flechado.

Una promesa vivía en él.

"Volveré por ti."

Eso fue lo último que le dijo, pero a pesar que había pasado horas en el mismo lugar, nunca llegó.

Resignado el rubio se decidió por retornar a casa, quizás una mala idea cuando el amor se respiraba por las calles.

- Oh disculpe.

Alguien con muchas bolsas en una mano y a la vez sujetando un globo en forma de corazón chocó con él.

- No hay pro-

Sus palabras quedaron en el aire, puesto que el hombre ya se encontraba muy lejos de la mano con su pareja.

- Asco.

Solo atinó a decir viendo como más parejas se cruzaban en su camino. Las evadió sin más, no quería chocar con el amor andante.

En su mente, aquella frase se repetía una y otra vez, atormentando al menor quien en un ataque se tomó de los cabellos y gritó.

- ¡El amor es una mierda!

Fue el centro de atención unos segundos hasta que reaccionó y corrió lejos del lugar, ya era suficiente.

Caminó un largo tramo notando como las parejas incrementaban a cada paso, sin querer había llegado a un centro comercial.

- Maldición.

Susurró, al notar que se encontraba en una de las cunas de los días festivos.

- ¡Amor!

Una mujer gritaba al ver a su novio llegar con regalos en mano, Yuri pensó que eran ridículo y siguió caminando.

- ¿Te casarías conmigo?

Una propuesta se encontraba más allá, siendo admirada por algunas personas que pasaban.

- Que patéticos.

Soltó Yuri mientras que acomodaba la capucha sobre su cabeza y apresuraba el paso. Esto lo estaba sobrepasando.

Caminó hasta un lugar más despejado de parejas, donde se podía ver a muchos enamorados comprando regalos y yéndose al instante.

Yuri suspiró, al menos podría relajarse.

"Volveré por ti."

Volvió a resonar en su cabeza.

¿Cuánto había pasado de aquello?

Semanas, meses. Ya había perdido la cuenta.

No entendía porque seguía esperando y más aún en esta fecha.

"Yuri-chan"

Aquel apodo era tan meloso, no iba con su propia personalidad que trataba de aborrecerlo aunque no pudiera.

- ¿Por qué no volviste?

El menor iba flexionando sus rodillas hasta quedar agachado, cruzó sus brazos y volvió a recordarlo.

- Quiero que estés aquí.

Muchos pasos sonaban alrededor del ruso, pero solo unos iban hacia él.

Unas chicas comenzaron a gritar cuando lo reconocieron, a lo que él solo atinó a llevar un dedo a sus labios para que se calmaran mientras que llevaba un gran ramo de flores detrás de él.

Unas chicas comenzaron a gritar cuando lo reconocieron, a lo que él solo atinó a llevar un dedo a sus labios para que se calmaran mientras que llevaba un gran ramo de flores detrás de él

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El pequeño ruso no se jactaba de la situación, solo podía seguir recordando cómo le llamaba.

"..."

- Yuri-chan.

Alguien a su oído lo llamaba tiernamente.

Y solo con voltear su rostro cambio notoriamente a uno más alegre.

- ¡Jean!

Exclamó lanzándose hacia él, cruzando sus brazos alrededor de su cuello.

Por fin había llegado.

- Qué bueno que estés aquí.

Sonrió tranquilizando así su mente, ya nada lo molestaría.

- Veo que me extrañaste mucho.

El canadiense rodeó la cintura del ruso, juntando más sus cuerpos.

- ¿Eh?

Ahí fue cuando Yuri se dio cuenta lo que pasaba. Mirando a su alrededor pudo notar a las parejas que antes no paraban de caminar, rodeándolos junto con algunas personas con regalos en mano.

Su rostro se fue colorando así de rojo mientras lo escondía en el pecho del pelinegro.

- Muy bien Yuri-chan.

Acarició su cabeza y avanzó junto con el ruso que no separaba la vista de Jean.

Salieron del lugar notando un llamativo auto rojo. El rubio volteó a verlo y ahí fue cuando quedó más sorprendido.

- Son para ti.

Jean frente a él con un ramo de flores, era algo con lo que había estado soñando.

- Gracias.

Lo recibió con una pequeña sonrisa, su día había mejorado mucho con su llegada.

Así ambos subieron al auto con un destino desconocido que haría que el pequeño ruso abriera sus puertas al amor.


FIN

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Sigue un extra :)

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Romance (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora