Capítulo 6: El bombero que se quemó

17 2 3
                                    

Naia salió del instituto. Era martes, la semana avanzaba sin ningún problema y ella estaba ilusionada porque al llegar el fin de semana publicaría su primer libro y no podía contener la emoción. Se despidió de Adrián y fue hacia su casa. Al abrir la puerta saludó a su madre en voz alta pero no recibió ninguna respuesta. Dejó las llaves en la encimera de la cocina y echó un vistazo por toda la casa llamando a su madre, aunque solo encontró a Cienna tumbada en el sofá mirándola atentamente.
Se fijó en una nota que había encima de la mesa del salón que decía: "Naia, he tenido que irme corriendo. Te he dejado la comida preparada, así que, lo siento, pero hoy te quedarás sola en casa toda la tarde. Volveré esta noche, pero no me esperes despierta. Te quiero, cariño. Mamá." Naia se quedó un poco desconcertada. El caso es que algo no iba bien. ¿A dónde habría ido su madre a esas horas? Tenía una extraña sensación, pero no quiso imaginarse nada.
Llegaron las 22:00 y Naia estaba preparando su cartera para el día siguiente. Oyó un ruido. Era su madre que había llegado a casa.
-Mamá, por fin. ¿Dónde has estado?, preguntó. Pero al ver la cara triste de su madre, se calló enseguida. La mujer sollozó y se sentó en el sofá.
-¿Estás bien, mamá?, preguntó Naia un poco asustada.
-Tu padre...ha tenido un accidente hoy en el trabajo, dijo en voz baja.
-¿Qué?, dijo Naia temblorosa.
-Se ha quemado la pierna y tiene heridas en la cabeza. Pero...está bien, dijo un poco más aliviada.
Naia se quedó a cuadros. No se esperaba para nada que a su padre le hubierá pasado eso. Se sentó con su madre con la mirada perdida y dijo:
-¿Cuándo le darán el alta?
-Aún no se sabe. Pero estará por lo menos dos semanas en el hospital.
Naia suspiró. Había sido un duro golpe. Su madre la abrazó y la consoló. Esa noche no iban a dormir muy bien porque había uno menos en casa. Naia estaba triste y quería ver a su padre. Era una de las pocas personas que la ayudaban a salir de los problemas y a sentirse bien. No quería que le pasara nada.

Ahora el que llora eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora