Una alborotada evolución

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Parte 1

Despertamos nuevamente poco después de las 8 de la mañana. Nos pusimos de pie y salimos del patio.

— ¿Por qué dormimos en el patio? — Le pregunté a Dawn.
— No tengo idea — Me respondió con cara de "¿Por qué me preguntas?"
— ¿Llamaste a tu casa? — Hoy estaba estúpido, preguntando cosas de las que ya sabía la respuesta.
— ¡Se me olvidó! — Y Dawn tomó una actitud de emergencia mientras parecía no saber que hacer.
— ¡Alexander! ¡¿Dónde hay un Centro Pokémon?! ¡¡¿Dónde?!! —
Y yo con una cara serena y con una expresión de ”¿Esta chica de que está hablando?" le contesté.
— En este pueblo no hay ningún Centro Pokémon —
Eso solo la alarmó más y casí comenzó a llorar. Terminé por decirle que si lo que quería era hacer una llamada, podría hacerla en mi casa.

Y volviendo a la entrada de mi casa, abrí la puerta:

— ¡Volví! — Grité a la oscuridad de la sala. No hubo respuesta. Algo común, en mi casa, no vive nadie aparte de mí. Esta casa pertenecía a mis abuelos paternos, mi abuela falleció hace 6 años y mi abuelo actualmente vive en Kanto, junto con el resto de mi familia.

Le expliqué a Dawn como usar el televisor a modo de teléfono y me fuí al puerto a cancelar el boleto de barco hacia Kalos y ver si podía obtener un reembolso.

Con eso salí en mente y me dirigí nuevamente al patio trasero, el cual ahora tenía un verdadero aspecto a patio, a diferencia de ayer que era un campo de batalla. Gracias a la tecnología, esto me era posible.
Llamé a Sansón y me subí a su espalda. Me ajusté mi boina y volamos hacia el puerto.

Parte 2

Luego que Alexander me explicara cómo usar su inusual televisor, realice una llamada a mi mamá. Estaba asustada. Cuando partí de Sinnoh le prometí a mi mamá que la llamaría en cuanto llegará a Hoenn, cosa que no hice hasta ahora.
Cuando la pantalla de mi casa respondió a mi llamada tenía en mi frente el pelaje de la Glameow de mi mamá, podía escuchar bien la voz de mamá mientras ojeaba algo de papel, Glameow no me dejaba ver.

— Está jovencita ya debió de haber llamado. Su barco llegó ayer, estoy segura de eso. ¿Y si le pasó algo? ¿Y si su barco se hundió? —

Qué bueno que Alexander no está aquí, me hubiera puesto roja de vergüenza.

— No te preocupes — Le dije. Sin percatarse que Glameow atendió la llamada accidentalmente siguió hablando.

— Puedo escucharla diciendo que no me preocupe mientras se ahoga en el fondo del mar —

Estoy segura, me arrepiento de haber llamado. Colgué.

Me recosté en el sofá de la sala, que es el lugar donde estoy y comencé a ver que había en el lugar, todo brillaba de lo limpio que estaba, el teléfono-televisor estaba sobre un mueble de madera con 3 gavetas. El sofá era azul oscuro y estaba lleno de almohadines, uno verde estaba roto. El piso parecía un tablero de ajedrez y el techo era blanco. En la mesa de vidrio que está cerca del sofá hay unos libros apilados. Al lado izquierdo del teléfono-televisor hay una puerta, y al lado derecho unas escaleras que llevan al segundo piso. Para finalizar en la pared derecha hay un arco que lleva a otra parte de la casa, donde sólo podía ver una cama para Pokémon.

Realmente estaba aburrida, estoy sola en la casa de un desconocido...

— ¡Desconocido! — Grité como loca. Es cierto, estoy sola sin nadie que me ayude, y si Alexander es una mala persona, y si quiere hacerme daño ¡Ni siquiera me había pasado por la cabeza esa posibilidad!
Piplup pareció entenderme y comenzó a saltar por doquier.

Pokémon Diamante y Perla: Maravillas en HoennDonde viven las historias. Descúbrelo ahora