El origen de la historia

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Parte 1

— Una semana después del incidente en Villa Raíz, Centro Pokémon de Pueblo Escaso, Hoenn, 11:34 am

Esta fue la situación a la que enfrenté a mi llegada al Centro Pokémon, me encontré con Fort, quien por alguna razón ha cambiado su actitud conmigo y mi hermano ha estado tras de mi durante tres días. La enfermera Joy estalló en furia luego de lo sucedido en el campo de batalla.

En el momento que vi la imagen de Mega-Sableye en mi Pokédex quede atónito y luego de responder las preguntas que me hizo la enfermera Joy en ese estado, perdí la compostura y grite como muy pocas veces lo he hecho en mi vida.

— ¡MALDITO EQUIPO AQUA! ¡¿QUÉ LE HICIERON A UN INOCENTE SABLEYE?! —

Evidentemente algo estaba muy fuera de lugar, esta situación es inexplicable, para comenzar, como es posible que un Sableye con pocos días de conocerme confié tanto en mí.

Todos tomamos asiento, yo sostenía las manos de Rosset, Dawn noto mi semblante depresivo y evito abrir la conversación. Clever y Auga supieron que habría un torneo conmemorativo y decidieron inscribirse e inscribirnos.

Poco después, ambos desaparecieron de mi vista.

— Te ves muy molesto —

— ¡Con un demonio! ¡¿Es que no puedo traer conmigo a Santiago?! —

— Obvio que no. Aparte de la seguridad de la casa de Miboshi, estaba mudando de plumas ¿no? —

Tras la discusión leve sobre Santiago la cual realmente no tiene que ver con cómo me siento, pero igualmente me enfurece más Dawn volvió a preguntarme...

— ¿Por eso trajiste a Salomón? —

— Sí, pero no es lo mismo —

Realmente esa fue una situación dura. Santiago y Miguel ahora están en recuperación por la batalla con mi hermano. En este momento, miles de ideas cruzan por mi mente. Mi comienzo como entrenador, mis dificultades como tal, el recomienzo, las caídas, las muertes en el camino... Incluso, la agonía de pensar que en mis hombros está el gran peso de las vidas de otros.

— Cálmate un poco, no hay de qué preocuparse —

Una sonrisa gentil frente a mí se erigía. Dawn trataba de levantarme el ánimo. Pero sin duda, por muy hermosa que fuese su gentil sonrisa, bastaba con voltear a mi izquierda y contemplar el angelical rostro sonrojado de Rosset con sus hermosos ojos verdes sin luz para darme cuenta que todo lo que hasta ahora he hecho, realmente no ha dado ningún fruto.

— ¿Qué sucedió? —

— ¿Con qué? —

— Tu batalla con el Campeón —

— Aún no se ha decidido la fecha, de hecho aún debo vencer a la Elite 4 —

— No me refiero a esa batalla, sino a la de hace 7 años —

— ¿Hace 7 años? —

— Sí. La batalla que dejo en coma a Santiago —

— Gane aquella batalla, solo eso —

— Lo sé, pero ¿por qué ir tan lejos? —

— Teníamos que ganar, se lo prometí a mi abuela desde que era muy pequeño —

— ¿A tu abuela? —

Así es, a mi abuela. Esa fue la razón que me hizo perder la noción de todo en aquel entonces. Esa fue la razón por la que Santiago y yo luchamos dejando el alma en cada movimiento, en cada batalla, en cada acción.

Pokémon Diamante y Perla: Maravillas en HoennDonde viven las historias. Descúbrelo ahora